Alemania y Turquía se han enzarzado en la “guerra del döner”. La cuestión es justamente lo que parece. El kebab, esa receta de batalla que protagoniza tardías recenas en locales abiertos a altas horas de la noche, ha generado un conflicto internacional entre ambos países, puesto que los dos consideran suya esta histórica receta.
Todo comenzó cuando la organización turca Federación Internacional del Döner (UDOFED) presentaba ante la Unión Europea (UE) una solicitud para que se reconozca en toda Europa que el plato döner kebab es una “especialidad tradicional garantizada”. Este estatus, del que ya gozan otras recetas o productos de la UE como la pizza napolitana o el jamón serrano español, implicaría que solo aquellos que sigan métodos de producción específicos y cumplan con ciertas especificaciones para la carne podrían usar esta etiqueta.
Pero los turcos no son los únicos que consideran el döner kebab como suyo. También los alemanes tienen este plato de comida callejera como típico de su tradición gastronómica, muy influenciada precisamente por la inmigración de origen turco. La amplia presencia de turcos en suelo germano ha hecho proliferar en ciudades como Berlín los restaurantes donde se sirve esta especialidad. Incluso, se dice que el kebab como tal es ‘un invento de Berlín’, tal y como aseguran desde la página web oficial de la ciudad.
Tal es la importancia del kebab para los alemanes que hasta consideran su precio una cuestión de estado. Hace solo unos meses, aprendíamos el término de dönerflación, es decir, el convertir el precio del kebab en un indicador para medir la inflación del país, algo que ha sido incluso un tema candente de cara a las próximas elecciones.
La UDOFED justifica su petición apoyándose en su documentación histórica: manuscritos de 1546 que ya hablan del döner durante el Imperio Otomano. Argumentan, además, características específicas del tipo de carne a usarse o las especias, pero también el cuchillo necesario para hacer los cortes perfectos. Como respuesta a esta petición, la Oficina Federal para la Agricultura y la Alimentación de Alemania ha presentado una objeción oficial ante la Comisión Europea, algo con lo que Berlín busca poder llegar a un acuerdo con Ankara sobre la definición misma del döner kebab.
El döner kebab, ‘casus belli’ y fuente de riqueza
El döner kebab consiste, en su versión más habitual, en un bocadillo de láminas de carne, cortadas a partir de un gran rollo cárnico cocinado verticalmente, que también lleva ensalada, salsas y especias. A pesar de que estas sean sus características comunes, hay muchas maneras diferentes en las que se cocina alrededor de todo el mundo.
Si la solicitud de Turquía llega a buen puerto, solo se podrían vender en Alemania bajo la etiqueta de döner las carnes de res y cordero “cortadas horizontalmente -de arriba a abajo- con un grosor de 3-5 mm”. Las tiras de la carne de pollo sí podría ser más gruesas, mientras que la carne molida estaría completamente prohibida. También se regularía el tipo de cuchillo utilizado para cortar la carne -que debe ser de 55 centímetros- y no con máquina cortadora, tal y como se hace en la mayoría de este tipo de establecimientos de comida rápida.
En caso de que Bruselas aprobara esta definición de la Federación Internacional del Döner, muchos establecimientos europeos se verían afectados, algo que preocupa (y mucho) en Alemania, donde las ventas de kebab alcanzan los 7.000 millones de euros al año.
“Si se aceptara la solicitud no modificada de Turquía, cabría esperar una intervención en el mercado alemán con efectos económicos notables”, señaló Robert Habeck, dirigente del Ministerio de Economía de Alemania, en unas afirmaciones recogidas por la televisión privada ‘NTV’. El döner kebab “no sólo es un plato muy popular, sino también una lucrativa fuente de ingresos para muchos ciudadanos de nuestro país”, según su departamento.
Con información de EFE