Vayas donde vayas, en España se come bien. Desde restaurantes tradicionales con siglos de historia hasta modernas propuestas de cocina de autor, pasando por bares y tabernas en pleno centro de nuestras ciudades o por terrazas perdidas en playas paradisíacas. La mejor gastronomía también se encuentra en nuestros pueblos, aquellas zonas rurales o enclaves costeros con pocos habitantes que se convierten en remanso de paz para muchos turistas y viajeros, especialmente en los meses de verano.
Para dar valor a estos rincones escondidos, la publicación especializada en viajes National Geographic cuenta con un listado en el que aparecen los municipios nacionales que no solo merecen una visita por su belleza sino que, además, destacan porque en ellos se come muy bien. La suma de estos dos factores da como resultado un destino perfecto para el que busque una escapada en la que la cultura y la belleza de calles y paisajes se sume a una experiencia gastronómica de sobresaliente.
En total, el ranking de la revista incluye casi 20 municipios “secretos y monumentales”, pequeñas localidades que se reparten por todo el territorio español. Entre los pueblos seleccionados aparece uno de Cataluña, una localidad que, aunque tiene poco de secreta y es uno de los destinos turísticos más conocidos de la zona, mantiene intacta su esencia y su belleza mediterránea. Se trata de Cadaqués.
Hablar de Cadaqués es hablar de Salvador Dalí, de playa y cultura, y de un destino obligatorio de la Costa Brava. Pero hablar de este precioso pueblo costero, situado en el lado oriental del Parque Natural del Cap de Creus, también es hablar de comer bien. Así lo aseguran desde National Geographic, explicando que “el ruido turístico que, en ocasiones, sufre Cadaqués no deja ver su verdadero potencial gastronómico”.
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De esta población costera, la publicación destaca su variedad gastronómica, que permite que haya opciones para picar y beber bien como el wine bar de Martín Faixó; tascas tradicionales que mantienen intacta la esencia marinera propia del lugar, con establecimientos como Casa Anita; y también iniciativas de autor, innovadoras y únicas como es el caso de Compartir, el hermano pequeño del que es el mejor restaurante del mundo.
Este último restaurante, recomendado por la Guía Michelin, nació en abril de 2012 y en sus mesas se puede probar la cocina de Mateu Casañas, Oriol Castro y Eduard Xatruch. Compartir está ubicado en un emblemático edificio de principios del siglo XVIII, un espacio reformado que se convierte en el entorno perfecto para disfrutar de la cocina mediterránea de los chefs. Uno de sus principales atractivos es el gran patio exterior, claro ejemplo de la estética que caracteriza a este rincón único de la Costa Brava. Se caracteriza por una carta sencilla, con primeros, arroces, pescados, carnes y postres y la posibilidad de un menú degustación, para compartir y a mesa completa por 80 euros.
Uno de los pueblos más bonitos de la costa catalana
Enclavado en el norte del Alt Empordà, Cadaqués es un pueblo aislado en el Cap de Creus, una población marinera que siempre ha sido destino predilecto de aquellos viajeros que buscan tranquilidad. A pesar del turismo que acude diariamente a este bello enclave de calas y casas blancas, en su casco antiguo se sigue respirando la tranquilidad que atrajo a artistas e intelectuales del siglo XX. Y es que en las primeras décadas del siglo pasado, esta villa marinera se convirtió en un importante foco cultural a nivel europeo, reuniendo en los veranos a artistas de la talla de Picasso, Klein y Chagall.
Su casco antiguo, de calles empinadas de origen medieval y casas encaladas, invita a sus visitantes a recorrerlo sin prisa y caminar hasta alcanzar la iglesia de Santa María, construida en lo más alto y que regala una postal memorable desde el mar. Más allá de su núcleo urbano, Cadaqués presume de unas tranquilas playas y calas de agua cristalina donde alcanzar la máxima desconexión. Además, sus ricos fondos marinos son perfectos para practicar submarinismo y esnórquel, mientras que sobre la superficie se dan las mejores condiciones para la navegación de vela o el windsurf.
Su gran oferta cultural, con interesantes visitas como la de la casa-museo de Dalí, el Museo Municipal de Arte o el Museo Perrot-Moore, se une a una rica y variada escena gastronómica, con Compartir como máximo exponente.