Podríamos creer que, al hablar de comida, los sentidos que se nos activan son solo el gusto, el olfato y la vista, incluso el tacto. Pero sería todo un error olvidarnos del oído. Los sonidos son piezas clave en cualquier anuncio de alimentación: se nos hace la boca agua al oír una lata abrirse y nos suenan las tripas al oír el crepitar de una sartén bien caliente. Y la música, telón de fondo de la gran mayoría de anuncios que aparecen en nuestras televisiones, no es menos relevante.
Hay mucho que decir sobre las canciones creadas por y para las marcas de alimentación que nos rodean a diario. Algunas de estas melodías traen recuerdos de la infancia, otras invitan a brindar, a disfrutar junto a amigos y familiares, y otras, con solo unas cuantas notas musicales, sacan a la luz nuestro lado más nostálgico. Pero todas ellas tienen algo en común: nos invitan a comer, a beber y, principalmente, a comprar.
Los expertos en publicidad son los encargados de elegir, buscar o crear la banda sonora perfecta para sus anuncios, esas melodías pegadizas que hacen que los comerciales de comida se queden clavados en nuestra mente. Algunas de estas campañas de televisión con varias décadas a sus espaldas han dejado huella en nuestra cultura popular. ¿Quién no ha tarareado una de estas canciones, incluso sin darse cuenta, y en los contextos menos esperados?
Anuncios de comida que marcaron una época
Miles de niños han disfrutado de un buen bocadillo al ritmo de “Leche, cacao, avellanas y azúcar... Nocilla” (seguro que estás tarareando la melodía mentalmente), y otros tantos con el “Nocilla, ¡qué merendilla!” como banda sonora. “¡Qué bien, qué bien, hoy comemos con Isabel!” se convirtió en un emblemático jingle desde que se emitiera por primera vez en 1960 para anunciar las sardinas, el bonito, las anchoas y el atún. El “Vuelve a casa por Navidad” del turrón El Almendro ha trascendido más allá de la televisión para convertirse en una frase recurrente para los reencuentros navideños.
Viene también a nuestra mente el polémico a la vez que emblemático jingle que empezaba con “Yo soy aquel negrito del África tropical…”, otro de los más recordados. Y, ¿quién no ha cantado alguna vez “Batidos Puleva te va, te va, te va”? o “El Lobo, qué gran turrón” rememorando las Navidades de nuestra infancia?
Caballero, Caballero, Caballero...
“Caballero, Caballero, Caballero… Ponche Caballero”. Es, sin duda, otro de esos himnos que han estado presentes en las casas españolas durante muchas generaciones. Un jingle que la marca ha utilizado en diversas campañas a lo largo de su historia, desde los años 60 a los 2000 y que ha sido interpretado por grandes referentes de la música como Peret, Las Trillizas, Azúcar Moreno, Paulina Rubio o Chenoa.
Ahora, en 2024, la marca quiere recuperar los valores con los que nació y darle una nueva vida a esta icónica melodía. Para esta nueva etapa, Ponche Caballero ha confiado en La Húngara, un icono de la cultura musical española. La artista sevillana celebra su 25 aniversario en la industria tras haber llegado a lo más alto con su colaboración con C. Tangana en el proyecto musical ‘El Madrileño’ y su participación en la gira “Sin cantar ni afinar”. La cantante ha conseguido así relanzar su carrera, obteniendo gran reconocimiento fuera del flamenco clásico.
“Para mí, celebrar tantos años en la música y hacerlo de la mano de una marca como Ponche Caballero, es un auténtico honor. Cuando me propusieron hacer la nueva versión de este jingle me sentí muy afortunada, teniendo en cuenta los grandes artistas que me han precedido. Ha sido todo un reto y estoy supercontenta con el resultado” afirma La Húngara.
“Esta canción es uno de los patrimonios más importantes que hemos conseguido como marca. El asociar una música a una marca de bebidas es muy valioso”, asegura Carlos Núñez, marketing manager de Ponche Caballero. “Al final cumple una función de recuerdo de marca. La canción consigue introducir la marca dentro de la mente del consumidor y que sea más fácil recordarla”.
Pero la memoria no es lo único que se consigue con una de estas pegadizas melodías. Como tantas otras estrategias publicitarias, también la música busca generar una emoción en nosotros, haciendo que, de este modo, asociemos el sabor del alimento en cuestión a una sensación específica. “Nuestro jingle te provoca una emoción, un sentimiento de alegría, de diversión, de unión con otros. Porque así es la música, al final la compartes”, asegura Núñez.
Una vuelta al anuncio tradicional
Ponche Caballero no es la única compañía que ha querido traer al presente sus melodías del pasado. También lo han hecho otras como la marca de aceitunas La Española, renovando su histórico jingle tras más de 60 años de trayectoria en televisiones y radios de todo el país; o la marca de gaseosas La Casera, que ahora rinde homenaje a su icónico eslogan con motivo de su 75 aniversario. “Vemos quizás una vuelta otra vez a las cosas más tradicionales, en busca, yo creo, de la autenticidad de los productos”, analiza el marketing manager sobre esta nueva tendencia.
Una sociedad digitalizada, consumista y cada vez más veloz es el campo de cultivo idóneo para esta vuelta atrás publicitaria. “Estamos consumiendo todo a través de redes sociales, también los anuncios. Todo es inmediato: si no las has visto ya, las cosas que se publicitan en redes sociales han desaparecido a las 24 horas”, asegura Carlos Núñez. “El consumidor necesita cosas reales y tangibles. Quizás se están perdiendo esos valores o esa tangibilidad, esa conexión real con el producto en el día a día. Por eso hacemos ese refuerzo positivo de lo que es la tradición y la costumbre. Porque, si todavía estamos aquí, ¿es por algo, no?”