París, la capital de Francia, es, además de la ciudad del amor, todo un referente gastronómico a nivel internacional. No es sorpresa, por lo tanto, que las parejas más pudientes de la alta sociedad elijan París y sus restaurantes para celebrar grandes acontecimientos como, en el caso que nos ocupa, un aniversario. Tamara Falcó e Íñigo Onieva, la pareja por excelencia de la socialité española, ha celebrado estos días una fecha muy importante en su matrimonio: su aniversario de boda.
La marquesa y el empresario se casaron el 8 de julio de 2023 en el Palacio de El Rincón, rodeados por su familia y amigos, por lo que ha pasado ya más de un año desde que pronunciaron el “sí, quiero”. Un año después, han elegido París, una de las ciudades más románticas del mundo, para darse un homenaje gastronómico y celebrar el primer cumpleaños de su unión. Para la ocasión, han optado por uno de los mejores y más lujosos restaurantes de la ciudad, el Épicure.
Ambiente parisino y cocina francesa
Ubicado en el emblemático hotel Le Bristol París, Épicure es un espacio gastronómico que rinde culto a la cocina francesa moderna. El chef Arnaud Faye se encuentra al frente de las cocinas de este restaurante que, desde hace dos décadas, mantiene el reconocimiento de tres estrellas Michelin otorgado por la famosa guía roja. A través de su menú degustación, formado por entre ocho y nueve platos diferentes, el cocinero hace una reinterpretación de la cocina clásica francesa, basándose en productos excepcionales que conforman platos de auténtico lujo.
Apasionado defensor de los mejores ingredientes y de una cocina generosa, magistral y refinada, Arnaud Faye, reconocido como Meilleur Ouvrier de France (Mejor Artesano de Francia), comparte con el Palace una predilección por el arte de elevar los clásicos más queridos con un toque de modernidad. Este espíritu se reflejará en todo el espectro culinario de Le Bristol, y que Tamara e Íñigo no se han querido perder.
El chef es de lo más meticuloso a la hora de seleccionar sus ingredientes. Trufas negras del Périgord, caviar de Sologne, pescadilla de Saint -Gilles-Croix-de-Vie, flores de capuchina, espárragos tiernos, mantequilla de Normandía y fresas silvestres, son algunos de los ingredientes que se pueden probar en su degustación, con un precio de 1.270 euros para 2 personas. Ejecutados a la perfección, sus platos pueden inspirarse en una fragancia, una historia o un encuentro, pero siempre se crean a partir de ingredientes locales y del patrimonio culinario francés.
Algunas de sus recetas, creadas bajo esta filosofía, se han convertido ya en platos emblemáticos, como sus Macarons rellenos de trufa negra, alcachofa y foie gras de pato, horneados con parmesano añejo y gallina de granja de Bresse escalfada, suprème de caldo “vin jaune”, bon bons de menudillos, cigalas y trufa negra.
El restaurante en cuestión está situado en el antiguo salón de verano del palacio y presenta una decoración completamente parisina, con un ambiente romántico que explica la decisión de la marquesa y su marido. Las vistas a los jardines del establecimiento, todos los elementos que componen las mesas perfectamente dispuestas, desde la vajilla hasta la cristalería, la calidad del servicio y la excelente carta de vinos y champagnes que ofrece el sumiller Bernard Neveu, aseguran una aventura de lujo romántica y, desde luego, parisina a más no poder.