Las personas mayores que se sienten solas tienen más riesgo de sufrir un ictus, según un estudio

Investigaciones anteriores ya han relacionado los síntomas depresivos con una mayor probabilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares

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Una mujer mayor (Shutterstock)
Una mujer mayor (Shutterstock)

El impacto de la soledad va más allá de la salud mental, pues puede presentarse en forma de accidente cerebrovascular. Así lo asegura un reciente estudio realizado por la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard publicado en eClinicalMedicine. Un problema que se agrava en el caso de las personas mayores, que resultan más propensas a sufrir un ictus si se sienten solos.

“La soledad se está reconociendo cada vez más como un problema de salud pública significativo. Nuestros hallazgos destacan aún más por qué es así”, ha afirmado la doctora Yenee Soh, autora principal del estudio e investigadora asociada del Departamento de Ciencias Sociales y del Comportamiento. “Especialmente cuando se experimenta de forma crónica, nuestro estudio sugiere que la soledad puede jugar un papel crucial en la incidencia de accidentes cerebrovasculares, una de las principales causas de discapacidad y mortalidad a largo plazo en todo el mundo”, ha proseguido.

Aunque algunas investigaciones anteriores ya habían relacionado la soledad con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, pocas han examinado específicamente su impacto en el riesgo de accidente cerebrovascular. Este estudio es uno de los primeros en analizar la asociación entre los cambios en la soledad y el riesgo de accidente cerebrovascular a lo largo del tiempo.

Utilizando datos del Estudio de Salud y Jubilación (HRS) de 2006-2018, los investigadores evaluaron la asociación entre los cambios en la soledad y la incidencia de accidentes cerebrovasculares a lo largo del tiempo. Entre 2006 y 2008, 12.161 participantes (todos adultos de 50 años o más que nunca habían sufrido un derrame cerebral) respondieron a las preguntas de la Escala de Soledad Revisada de UCLA. Con estas respuestas, los investigadores crearon puntuaciones resumidas de soledad.

Cuatro años después, 8.936 participantes que permanecieron en el estudio respondieron nuevamente a las mismas preguntas. Posteriormente, los investigadores clasificaron a los participantes en uno de cuatro grupos según sus puntuaciones de soledad en los dos momentos: “consistentemente bajos” (puntuaciones bajas en ambos momentos), “remitentes” (altas inicialmente y bajas en el seguimiento), “inicio reciente” (bajas inicialmente y altas en el seguimiento), y “consistentemente altos” (altas en ambos momentos).

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Entre los participantes cuya soledad se midió solo al inicio del estudio, ocurrieron 1.237 accidentes cerebrovasculares durante el período de seguimiento (2006-2018), mientras que entre aquellos que proporcionaron dos evaluaciones de la soledad, ocurrieron 601 accidentes cerebrovasculares durante el período de seguimiento (2010-2018). Los científicos analizaron así el riesgo de accidente cerebrovascular de cada grupo, considerando sus experiencias de soledad y controlando otros factores de riesgo conductuales y de salud, como el aislamiento social y los síntomas depresivos, que están relacionados pero son distintos de la soledad.

Los hallazgos mostraron un vínculo entre la soledad y un mayor riesgo de sufrir un ictus, encontrando que la soledad crónica era la que más aumentaba el riesgo. Cuando la soledad se evaluó solo al inicio del estudio, los participantes solitarios tenían un riesgo un 25% mayor de sufrir un accidente cerebrovascular en comparación con aquellos que no se consideraban solitarios. Entre los participantes que informaron soledad en dos momentos, los del grupo “consistentemente alto” tenían un riesgo 56% mayor de sufrir un accidente cerebrovascular en comparación con los del grupo “consistentemente bajo”, incluso después de ajustar por una amplia gama de otros factores de riesgo conocidos.

“Las evaluaciones repetidas de la soledad pueden ayudar a identificar a aquellos que se sienten crónicamente solos y, por lo tanto, tienen un mayor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. Si no abordamos sus sentimientos de soledad, tanto a nivel micro como macro, podría haber profundas consecuencias para la salud”, ha expresado la doctora Soh. “Es importante destacar que estas intervenciones deben centrarse específicamente en la soledad, que es una percepción subjetiva y no debe confundirse con el aislamiento social”.

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