Los bares, tabernas, tascas y bodegas son parte indispensable del patrimonio granadino, casi tanto como las calles de su Albaicín o las vistas de la Alhambra. En una época en la que el turismo masivo ha llamado a la apertura de cadenas, franquicias y nuevas propuestas gastronómicas, solo algunas pocas tabernas conservan la verdadera esencia de la Granada del siglo pasado, la de los azulejos, los barriles de vino, las tapas sabrosas, los jamones colgados y los camareros que te saludaban por tu nombre. Una de ellas es Taberna Casa Enrique, historia viva de Granada que se esconde en un pequeño local en la calle Acera del Darro.
Con casi 150 años de antigüedad en las estrechas y pintorescas calles granadinas, este local se ha convertido en la taberna abierta más antigua de toda la ciudad, el tercero de todo Andalucía. Su historia comenzó en 1870 como un alto en el camino para los viajeros que se dirigían a Madrid, una simple fonda que, con el tiempo, evolucionó para llegar a ser el establecimiento que más historia guarda entre sus cuatro paredes.
Casa Enrique comenzó siendo un despacho de vino, un pequeño local que no tenía ni siquiera barra. Con el tiempo, su fundador comenzó a servir también chacinas y queso para acompañar a la bebida. De ahí, se pasó a los bocadillos, a las latas de anchoas y a otros productos que fueron poco a poco conformando su gastronomía de taberna. A día de hoy, las chacinas de primera categoría, su exquisita selección de vinos locales y de otras zonas de España y algunos sencillos platos de cocina casera como las carrilleras al vino tinto o el rabo de toro son las especialidades de la casa.
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La historia de Casa Enrique o ‘El Elefante’
Desde 1911, esta taberna estuvo a cargo de la misma familia, de apellido Martínez, con la curiosidad de que todos los dueños, uno detrás de otro, se llamaron Enrique. Su barra sirvió vinos y tapas de forma ininterrumpida hasta que, en 2020, esta taberna se vio forzada a cerrar por primera vez sus puertas. El local no reabrió cuando acabó el confinamiento, lo que hizo saltar las alarmas.
Sin embargo, en 2022, Casa Enrique revivía gracias a un cambio de propietario. Enrique Martínez Baena, propietario de El Elefante, como popularmente se conoce al local entre los granadinos, cedía así el testigo a Luis Alberto Montes Salas y David Gómez Juárez, ya conocidos en la hostelería granadina por ser dueños de Los Luises, una de las casas de vinos más prestigiosas de Granada. Asumían así hace dos años el reto de reabrir esta taberna con solera, que sigue siendo un éxito a día de hoy.
Este pequeño local en el barrio de San Antón conserva su esencia más auténtica. De sus techos y paredes cuelgan jamones, chacinas y ristras de ajos, acompañadas de piezas escultóricas, cuadros y carteles y botellas de vino. Al final de la barra, unos grandes toneles de vino separan la entrada de su otro espacio, un salón más amplio y diáfano con mesas bajas y taburetes.
Entre los vecinos, clientes habituales y amigos de la casa, la Taberna Casa Enrique es conocida como la Taberna Elefante, lo que ya avisan con un cartel de latón con la forma del animal en su puerta. Hay diferentes anécdotas sobre este nombre, cada una más curiosa que el anterior; mientras que algunos comentan que se debe a que su primer dueño “era muy grandote y andaba así como un paquidermo”, como explicaba David Gómez, uno de los socios del grupo que regenta ahora la Taberna Casa Enrique, a GranadaDigital, otros dicen que es por ‘las trompas’ que se pillaban aquí o porque una vez se escapó uno de un circo cercano.