El recetario asturiano está repleto de postres y dulces tradicionales que merece la pena no pasar por alto. En cada rincón, en cada pueblo o concejo, existe un dulce típico y un buen número de confiterías, en las que los maestros pasteleros asturianos deleitan con sus creaciones. Los ‘frixuelos’, esos crêpes dulces que antiguamente se espolvoreaban de azúcar; los ‘casadielles’, un pastel de hojaldre, relleno de crema artesana de nuez, frito en aceite de oliva y cubierto de azúcar y canela; o los ‘carbayones’, un pastel de almendra recubierto de almíbar de azúcar y zumo de limón.
Los Carajitos del Profesor son otro de los dulces más populares de la repostería asturiana, unas galletas algo más desconocidas fuera del principado pero que son una auténtica delicia. Hechas con solo tres ingredientes, estas pastas a base de avellanas son sencillas y muy fáciles de elaborar en casa, un postre con más de 100 años de historia.
Como puede adivinarse por su curioso nombre, la historia detrás de su creación tiene también su enjundia. Estas galletas fueron creadas en el restaurante-café ‘Casa del Profesor’, fundado en el año 1918 en Salas, una de las villas medievales mejor conservadas de Asturias. Falín, antiguo funerario y corresponsal de prensa que en su época fue el profesor de música del pueblo, era el fundador de este local, lo que dio nombre al café. Allí, era común servir estas galletas de avellana, una delicia que encantaba a los clientes habituales.
De ahí viene la segunda parte del nombre, ‘del profesor’, pero, ¿por qué Carajitos? La historia cuenta que esta curiosa denominación tiene que ver con el momento histórico en el que estas galletas consiguieron su fama. Por aquel entonces, ya habían regresado algunos emigrantes, de los que habían viajado para ‘hacer las Américas’, que de vuelta a su pueblo natal frecuentaban el local. Se cuenta que uno de ellos, en una ocasión, pidió una de estas deliciosas pastas de avellana al grito de ‘¡dame un carajo de esos!’. Así fue cómo estas galletas tomaron su curioso nombre, y tantos años después, siguen llamándose así.
Actualmente, la tradición continúa en esta confitería gracias a la cuarta generación de descendientes de Falín, en los nombres de Carmen y Teresa, que regentan la confitería de Salas guardando celosamente la receta maestra. Además de en esta confitería de Salas, los auténticos Carajitos se pueden probar en diferentes puntos de venta en Oviedo y Gijón.
Unas galletas sin gluten perfectas para hacer en casa
Además de por su curiosa historia de nacimiento, estas galletas destacan por la sencillez de su elaboración y por su cortísima lista de ingredientes. Para elaborarlas, solo necesitamos avellanas molidas, azúcar y clara de huevo, nada más. Esta sencilla receta, que se elabora sin harina de trigo, hace de los Carajitos un postre sin gluten, lo que los convierte en una estupenda alternativa para aquellos que no pueden tomar esta proteína. Aunque, normalmente, los Carajitos solo llevan avellana, algunos cocineros la mezclan con nuez y almendra molidas, para darle un toque más personal.
Una vez mezclados estos tres ingredientes, solo tendremos que hornear nuestras galletas durante unos minutos, hasta que queden doradas y muy crujientes. Una vez cocinados, estos Carajitos se mantienen en perfectas condiciones durante varios días, sobre todo si los conservamos en un recipiente hermético y en un lugar fresco y seco.
Receta de carajitos del profesor
Tiempo de elaboración: 35 minutos
Raciones: 10 unidades
Ingredientes:
- 250 g de avellana molida
- 100 g de azúcar
- 2 claras de huevo (aproximadamente)
Elaboración:
- Se mezcla en una fuente la avellana y el azúcar, con los frutos secos bien molidos hasta tener textura casi de harina gruesa.
- Se va añadiendo la clara a la mezcla de secos hasta conseguir una mezcla espesa. Puede que no sea necesario añadir la totalidad de la clara, por eso hay que ir mezclando poco a poco.
- Se precalienta el horno a 180 °C, con calor arriba y abajo.
- En una bandeja de horno forrada con papel vegetal se van depositando porciones de masa de galleta.
- Hornear hasta que estén doradas, durante unos 15 o 20 minutos. Retirar del horno y dejar enfriar sobre una rejilla antes de servir.