Los datos son reveladores: nuestra sociedad envejece a un ritmo de vértigo. No es de extrañar que cada vez tengamos más interés por la medicina antienvejecimiento o antiaging, que es aquella enmarcada dentro de la medicina preventiva. Esta especialidad busca retrasar la aparición de enfermedades asociadas a la edad, como la artritis, la hipertensión o la diabetes, y alargar nuestra esperanza de vida. Se conoce como la medicina de las 5P:
España es el país con mayor esperanza de vida de toda la Unión Europea: los españoles vivimos una media de 84 años, seguidos de Italia (83,8 años) y Malta (83,6 años). Sin embargo, no nos basta con vivir hasta los 100 años, pues lo ideal es llegar con buena salud física y mental. Es lo que se conoce como esperanza de vida útil, que es el tiempo que podemos vivir encontrándonos sanos.
El doctor Iván Ibáñez es experto en longevidad, medicina antiaging y metabólica, además de director de la Clínica Longevidad en Girona y miembro de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad (SEMAL). Durante una entrevista con Infobae España, ha asegurado que “la longevidad es influenciada por una combinación de factores genéticos y ambientales. Es lo que se le llama epigenética. La genética influye solo, en general, en un 20% y la epigenética o estilo de vida un 80%. Si bien no podemos cambiar nuestra genética, sí podemos influir significativamente en nuestra esperanza de vida a través de nuestras elecciones diarias”.
Hábitos para aumentar nuestra esperanza de vida
Por ello, el doctor Ibáñez ha ofrecido una serie de recomendaciones a seguir, sencillos hábitos que podemos incorporar en nuestra rutina para prolongar nuestra vida, así como aumentar nuestra esperanza de vida útil.
- Ejercicio regular: al menos 150 minutos de actividad moderada a la semana, incluyendo ejercicios de fuerza con algunos picos de alta intensidad, aunque siempre hay que personalizar y buscar la dosis hormética o de estímulo mínimo-eficaz para que exista un beneficio y adaptación.
- Dieta equilibrada: dietas ricas en frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y grasas saludables pueden reducir el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes, enfermedades cardíacas y ciertos tipos de cáncer. Además, se deben evitar ciertos alimentos que pueden acelerar el envejecimiento, como los azúcares refinados, las grasas trans, la carne procesada o el alcohol en exceso.
- Manejo del estrés: a través de técnicas como la meditación, el yoga o la terapia.
- Sueño adecuado: 7-9 horas de sueño de calidad por noche. Durante el sueño, el cuerpo produce hormonas de crecimiento que ayudan a reparar tejidos y músculos, y el cerebro elimina toxinas acumuladas durante el día o la hormona melatonina con un gran poder antioxidante.
- Hidratación: beber suficiente agua a lo largo del día. La recomendación más extendida es la de beber entre 2 y 3 litros de agua al día, lo que equivale a 8 vasos diarios.
- Relaciones sociales: mantener conexiones sociales fuertes y positivas.
- Evitar conductas de riesgo: no fumar, moderar el consumo de alcohol y evitar el sedentarismo.
- Cuidado preventivo: visitas regulares al médico para chequeos específicos que puedan detectar en etapas tempranas posibles enfermedades.