Pocas cosas más versátiles, fáciles y ricas que un bocadillo. La definición no puede ser más sencilla: un pan abierto por la mitad con comida dentro. Pero su complejidad puede ser infinita. En él podemos colocar o untar casi cualquier alimento que se nos ocurra, dando como resultado un plato facilísimo, rico y fácil de transportar que tiene sus propias versiones en casi todos los rincones del mundo, también de España.
Ahora, un concurso nacional se ha propuesto encontrar los mejores bocadillos de cada zona del país, elaborando un completo mapa de estos deliciosos entrepanes. Se trata del Campeonato de España de Bocatas, una guía que acaba de celebrar su primera edición y que pretende convertirse en referencia para buscar los mejores bocadillos de todo el país. El primer galardón de esta primera edición se lo ha llevado el bocata ‘Especial Miguelín’, del restaurante Tasqueta Cal Miguelín de Barcelona.
Pero Valencia, la cuna del almuerzo y de los bocadillos XXL, tenía que tener un hueco en este podium. En la tierra del Turia, los bocadillos de tamaños imponentes son los protagonistas del esmorzaret, un copioso almuerzo que se celebra a media mañana y que es todo un ritual. Estos bocadillos de colmados rellenos y deliciosas mezclas se acompañan de una buena picaeta (aperitivo), que pueden ser unos encurtidos, unas olivas, tramussos (altramuces) o unos cacaus (cacahuetes), siempre regado con una cerveza bien fría o un vi amb llimonà (vino con gaseosa).
El bocadillo en cuestión, segundo mejor de España y ganador en la Comunidad Valenciana, lleva el nombre de El de Llonganissa y se puede disfrutar en la Horchatería Cal Carrero, en el barrio de San Isidro (Camino nuevo de Picaña 41, Valencia). El bocadillo en cuestión está hecho con longaniza de Pascua fresca, queso scamorza, cebolla caramelizada, tomates Cherry confitados, pesto, mahonesa de hierbas y albahaca. Este bocata es toda una oda a la longaniza de Pascua, un embutido tradicional valenciano a base de magro de cerdo que despierta recuerdos de infancia en Bernardo Ortí, su creador.
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Un bocadillo de 8 euros
“En casa siempre cuando llegaba marzo había este embutido encima del banco de la cocina, cada vez que pasaba cogía un cachito, y otro, hasta que me pillaban. Hablando con mi carnicera de toda la vida, adaptamos la longaniza, haciéndola más gorda y dándole menos oreado”, explica el creador en la web del concurso. Como acompañante eligieron el queso scamorza, un queso ahumado que se suele incluir en los bocadillos de longaniza en Italia y que funde de maravilla. “Lo demás fue fácil”, asegura: albahaca, tomate, parmesano, cebolla…
Este bocadillo cuesta 8 euros, aunque se puede disfrutar dentro de un menú de esmorzaret valenciano que incluye ensalada, cacau de collaret, bebida y café por un total de 10 euros. En su carta de bocadillos, Cal Carrero incluye otras combinaciones dignas de probar: bocata de albóndigas de bacalao, esgarraet con boquerones en vinagre y all i oli de almendra tostada y canela: de carne de caballo, ajos tiernos, cebolla caramelizada, patatas paja, velo de papada ibérica y salsa Cal Carrero; o de pulled pork, torreznos de Soria, cebolla encurtida, guacamole, salsa Cal Carrero y lechuga fresca.
Aunque las mañanas tienen el esmorzar como centro, las tardes en Cal Carrero, sobre todo las de verano, son eclipsadas por las horchatas y los fartons. Helados, granizados, gofres y crepes completan la carta de esta horchatería, que pretende ser una humilde puesta en valor de la huerta valenciana y sus productos.