“Mira si soy trianero que estando en la calle Sierpes me considero extranjero”, reza un azulejo en el monumento de los Alfareros, nada más cruzar el llamado puente de Triana. Situado a orillas del Guadalquivir, en el extremo oeste de la ciudad, el barrio sevillano de Triana presume de una historia y cultura propias que se respiran al caminar por sus calles. Tal es su idiosincrasia que hay quien dice incluso que Sevilla es una ciudad y Triana, algo diferente.
Quien pasea por sus calles, ya sea turista o local, aprecia en cada esquina la historia, la cultura y el ambiente que hacen de este barrio algo especial. Y es precisamente en estas callejuelas donde se encuentra el que es uno de los bares más antiguo de toda la ciudad, un rincón lleno de historia que, después de más de 140 años de singladura, forma parte de la cultura del tapeo, la tradición de la alfarería trianera y la historia de Sevilla.
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Casa Cuesta fue fundado en 1880 como una casa de venta de vinos del Aljarafe, parada obligada para poetas y artistas que pasaban por las calles trianeras. Su situación estratégica, junto al Río Guadalquivir y enfrente del Callejón de la Inquisición, hace que sea punto de paso obligatorio para todo aquel que pasee por la zona. Este local es uno de los aciertos asegurados cuando queremos disfrutar del tapeo más típico de la gastronomía sevillana, aunque también es, en sí mismo, casi un museo que bien merece la pena una visita.
El bar Casa Cuesta mantiene la imagen de las tabernas antiguas de principios del siglo XX, una estética llena de detalles como su barra de madera original de estilo modernista del año 1910, su reloj centenario o los azulejos trianeros antiguos que inundan sus paredes, donde se pueden ver los distintos patrones de la época. A esto se suma una colección impresionante de carteles originales de Fiestas de Primavera y Semana Santa de distintos años, pintados por reconocidos pintores costumbristas sevillanos como José García Ramos, Juan Balcera, Gonzalo Bilbao o Braulio Ruiz.
Al entrar en el restaurante, ubicado en la calle Castilla, 1, se aprecian diferentes espacios, cada uno de ellos con su esencia propia. En la entrada se encuentra su antigua barra, con capacidad para 30 personas, así como algunas mesas ubicadas frente a ella. Además, cuenta con un palco con ventanales a la plaza y un salón con cerámica de Mensaqué con capacidad para 70 personas, así como con una terraza climatizada para verano e invierno.
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Tapas andaluzas en un bar con solera
En Casa Cuesta se sirven algunas de las tapas y guisos más tradicionales de la cocina andaluza -especialmente de la sevillana aunque no exclusivamente-. Muchas de ellas se cocinan siguiendo las recetas manuscritas encontradas en el local, que datan del año 1925. Desde el restaurante, han querido mantener el sabor de guisos y tapas de la cocina tradicional de toda la vida, aunque renovándolas y adaptándolas a los gustos más actuales.
Para elaborarlas, los cocineros de Casa Cuesta utilizan en gran parte materia prima procedente de Andalucía; carnes de ternera y vaca de Cádiz, pescado fresco del día de Huelva y Cádiz y verduras y hortalizas de las huertas de Andalucía (Los Palacios, Conil, Sanlúcar, Almería...).
En su carta de comidas y tapas se encuentran platos tradicionales como el bonito al ajoarriero, el bacalao con tomate, la brocheta de mero, la cazuela Tío Diego, las papas aliñás, la carrillera ibérica, el rabo de toro, las espinacas con garbanzos, el salmorejo, el flamenquín... Elaboraciones clásicas del recetario andaluz que, aquí, se pueden disfrutar aún más gracias a un entorno con encanto y solera.