Una dermatóloga explica qué debemos hacer si nos hemos quemado con el sol

La doctora Isabel del Campo ofrece para ‘Infobae España’ una serie de recomendaciones para cuidar nuestra piel una vez que ha sido dañada

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Una mujer con la espalda quemada por el sol (Shutterstock)
Una mujer con la espalda quemada por el sol (Shutterstock)

El 75% de los españoles sufre un déficit de vitamina D, según un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) publicado en la revista Scientific Reports. Este nutriente “ayuda al cuerpo a absorber el calcio, una de las principales sustancias necesarias para tener huesos fuertes. Junto con el calcio, la vitamina D contribuye a prevenir la osteoporosis, una enfermedad que hace que los huesos se vuelvan más delgados y débiles y sean más propensos a fracturas”, según los Institutos Nacionales de Salud (NIH).

Por todo ello, es importante recibir la vitamina D a través de la alimentación y de la exposición al sol. Sin embargo, esta última debe hacerse con precaución, pues se han de evitar las horas más agresivas en los que la radiación solar es más intensa. Isabel del Campo es dermatóloga y en una entrevista para Infobae España explica que “proteger la piel del sol es fundamental para mantenerla sana, ya que la radiación solar es la principal causa tanto del cáncer de piel como del envejecimiento prematuro”.

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“La mejor forma de cuidarla es protegiéndola del sol. Esto debe hacerse con fotoprotectores solares (factor 50, siempre que realicemos actividades al aire libre en días soleados, así como en primavera y verano, y del 30 el resto del año) y también utilizando prendas que cubran las partes más expuestas, es decir, cara, orejas, cabeza, escote, brazos y manos (gorras, sombreros…) y, por supuesto, no permaneciendo al sol en las horas centrales del día (entre las 11 y las 18 horas) cuando la radiación solar es más intensa”, aclara.

Protección solar (Shutterstock)
Protección solar (Shutterstock)

No obstante, a veces fallamos en la prevención y terminamos por sufrir de quemaduras en la piel. Si nos hemos quemado, nuestra piel se inflamará y se tornará de un color rosado o rojizo, además de estar caliente al tacto. La quemadura nos provocará dolor y picazón, e incluso fiebre o náuseas si ha sido grave. Pero, ¿cuál es la mejor forma de cuidar nuestra piel una vez que ha sufrido el daño? Del Campo ofrece una serie de recomendaciones:

  • Para evitar el picor y dolor que a veces producen las quemaduras, hay que aplicar compresas frías sobre ellas. Esto ayudará a aliviar ambos problemas;
  • Aplicar también paños con manzanilla fría, pues tiene propiedades calmantes y antibacterianas que evitan posibles infecciones en las quemaduras, especialmente si están rasgadas o abiertas;

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  • Si el dolor es grande, se puede tomar un antiinflamatorio que calme en parte los problemas el corto plazo;
  • No tocar ni rascarse: esto puede hacer que el daño producido por el sol sea aún mayor e incluso se pueda provocar una infección;
  • No tirar de la piel para retirarla: esto altera el proceso natural de curación y regeneración, provocando posibles infecciones e, incluso, cicatrices o manchas con el paso del tiempo;
  • Utilizar aftersun y cremas muy hidratantes que consigan retener el agua en la piel y aportarle flexibilidad;
  • Evitar la exposición en los siguientes días: la piel sigue estando debilitada, aunque haya bajado el enrojecimiento o haya aparecido piel nueva;
  • Si aparecen ampollas acudir al dermatólogo, pues es síntoma de una quemadura grave.
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