Llega el calor y, con él, una de las frutas de temporada más deliciosas del verano: las cerezas. Apreciadas por su sabor y su versatilidad en la cocina, este fruto dulce cuenta con cualidades que van mucho más allá, gracias a la amplia gama de beneficios que tienen para la salud. Esta fruta es un alimento altamente nutritivo y beneficioso para incluir en una dieta equilibrada, tal y como asegura la Fundación Española de la Nutrición (FEN), gracias a su alto contenido en potasio y vitamina C que las convierte en una excelente opción para mantener la salud cardiovascular y fortalecer el sistema inmunológico.
Un error frecuente que solemos cometer al hablar de este fruto veraniego es creer que las cerezas y las picotas son lo mismo, utilizando indistintamente uno u otro nombre para referirnos a ella. Lo cierto es que hay grandes diferencias entre ambos términos y, conocerlas, es clave para identificar y disfrutar correctamente de ellas.
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Lo primero que cabe señalar es que la picota es una especie de cereza que se cultiva exclusivamente en Extremadura, en el Valle del Jerte y algunos territorios de la zona de la Vera. Son cerezas, sí, pero una variedad específica que solo se encuentra en esta zona. Es decir, todas las picotas son cerezas, pero no todas las cerezas son picotas. La Picota del Jerte es una variedad de calidad superior, originaria del Valle del Jerte y reconocida con su propia Denominación de Origen Protegida (D.O.P.). Su temporada se extiende desde finales de junio o principios de julio hasta mediados o finales de agosto, un margen temporal mucho más breve que el de otras variedades de cereza.
Las picotas del Jerte se cultivan artesanalmente y son recolectadas y seleccionadas manualmente para asegurar su calidad y frescura. El Valle del Jerte es un paraíso natural con un microclima especial, donde dos millones de cerezos se cultivan en bancales tradicionales, entre manantiales de aguas cristalinas y aire puro. Estas picotas son más dulces y menos ácidas que otras cerezas. Además, aunque son más pequeñas, son más cotizadas debido a su menor acidez, sabor más intenso y carne más tersa y firme, lo que les da una textura crujiente. En total, existen cuatro variedades de picotas del Jerte, todas ellas recogidas bajo su Denominación de Origen: Ambrunés, Pico Colorado, Pico Negro y Pico Limón Negro.
Cómo diferenciar las cerezas de las picotas
Una vez conocemos las diferencias entre unas y otras, es clave conocer los detalles que nos harán discernir entre unas y otras a la hora de comprar en nuestra frutería de confianza. Una característica distintiva de las picotas es que se comercializan sin rabito; el pedúnculo se queda en el árbol durante la recolección, lo que evita que la fruta pierda líquido y se deteriore rápidamente. Las cerezas, por el contrario, suelen recolectarse con su rabo.
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Puede suceder, sin embargo, que nos encontremos en el supermercado o en la frutería con unas cerezas a las que han arrancado previamente el rabo. Pero, incluso en este caso, podemos distinguirlas fijándonos en otro detalle. En el caso de las picotas, el orificio de unión con el fruto queda perfectamente sellado, manteniendo así su firmeza y tersura. En cambio, cuando le quitas el rabo a una cereza, esta se rompe o se raja ligeramente, perdiendo algo de líquido.
Además, existe otra forma de asegurarnos que lo que estamos comprando es una picota del Jerte y no una cereza de otra variedad. Tanto las cerezas como las picotas de la D.O.P. “Cereza del Jerte” se identifican en el punto de venta mediante un logotipo y una contra-etiqueta, conocidos como el “sello azul” de la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC). Si observamos este sello en el embalaje de nuestra fruta, sabremos con seguridad que se trata de una auténtica picota del Jerte.