Truco para almacenar las cebollas y que duren más

La cebolla es un alimento básico en casi todas las despensas y un imprescindible en nuestra gastronomía. El único aspecto negativo que se le puede recriminar es que nos hace llorar, pero por lo demás este alimento antiguo, esconde entre sus capas numerosas propiedades nutritivas. Es rica en minerales y oligoelementos como el calcio, el magnesio o el cloro, y también en las vitaminas A, B, C y E.

Una de sus particularidades es que pueden durar mucho más que el resto de la mayoría de las hortalizas. Sin embargo, parece casi inevitable, que cuando adquirimos una malla de ellas, alguna acabe echándose a perder.

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Uno de los pasos más importantes antes de hablar de almacenamiento, es comprar ejemplares que sean de buena calidad. Aunque suene lógico, es un fallo que se comete muchas veces sin querer. Por eso, importante cerciorarse de que las cebollas no estén excesivamente maduras, magulladas, blandas o tengan algún brote verde.

Una vez con ellas en casa, hay que decidir dónde guardarlas. Estas hortalizas se mantienen bien en un lugar fresco y seco, lejos de la luz. Aunque las patatas también necesiten estas condiciones, es de vital importancia que ambos alimentos no se almacenen juntos, ya que, el gas etileno que emiten las cebollas hará que las patatas envejezcan y se pudran.

Pese a que, meter las cebollas en la nevera es una práctica muy común, no es recomendable hacerlo por dos razones. La primera, el ambiente frío hará que el almidón que contiene se convierta en azúcar y el producto se quedará empapado. La segunda, la hortaliza absorberá la humedad de su entono, por lo que su textura se ablandará. No obstante, una vez se haya cortado, sí que es preciso guardarla en frío en un recipiente hermético, a ser posible en uno de vidrio, ya que, uno de plástico aspirará los olores.

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Para un almacenamiento óptimo, se deben mantener alejadas de la luz solar, en un lugar, fresco, seco, oscuro y bien ventilado, porque cualquier entorno que fomente la humedad hará que se deterioren.

En muchas ocasiones, este vegetal está aparentemente en buenas condiciones, aunque al abrirlo: ¡sorpresa!, encontramos un anillo marrón oscuro o amarillento. Cuando se da esta situación nos asalta la duda: ¿deberíamos tirar la cebolla o sólo cortar esa parte estropeada? Los expertos de America’s Test Kitchen consultaron con especialistas en enfermedades vegetales por qué este producto desarrolla ese interior extraño y si conlleva algún riesgo.

Acorde a Bhabesh Dutta, profesor y especialista en patologías de las hortalizas de la Universidad de Georgia, esa parte estropeada puede aparecer por diversos motivos naturales, pero lo más probable es que se deba a una infección por bacterias patógenas. Si esa capa oscura que vemos es seca, los microorganismos podrían haber accedido al bulbo durante su maduración, con lo que la cebolla no tardará en estropearse por completo. Por lo tanto, lo más recomendable, desde el punto de vista de seguridad alimentaria, es tirar a la basura el producto y comprobar que no haya “contaminado” al resto.