La demencia es el término general que se utiliza para denominar a un grupo de afecciones neurodegenerativas que afectan al funcionamiento cognitivo, es decir, a la capacidad de pensar, recordar y razonar. Existen múltiples tipos de demencia, como la senil, que afecta sobre todo a las personas de más avanzada edad, o el Alzheimer, que es el tipo de demencia más común. Este tipo de enfermedades van lentamente destruyendo la memoria y la capacidad de pensar y, con el paso del tiempo, también afectan a la habilidad de llevar a cabo las tareas más sencillas, como puede ser comer o vestirse.
Alteraciones en diversas áreas del cerebro están relacionadas con el desarrollo de este tipo de enfermedades. Así, estos cambios producen un deterioro en las neuronas (células nerviosas) y sus conexiones, de manera que dejan de funcionar correctamente. A pesar de los avances médicos, las causas detalladas detrás de estos cambios cerebrales continúan siendo un misterio para la comunidad científica. No obstante, la identificación de variantes genéticas inusuales en algunos pacientes ofrece nuevas esperanzas para el desarrollo de tratamientos más precisos y efectivos contra esta enfermedad.
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Hay ciertas prácticas que uno puede llevar a cabo a lo largo de su vida para mejorar el funcionamiento cognitivo y la memoria con el objetivo de reducir el riesgo de sufrir demencia. Así lo explica el neurocientífico Robert Love (@robertwblove) en un vídeo en su cuenta de TikTok. En su perfil, además, Robert explica que se especializa en “ayudar a la gente a prevenir la enfermedad de Alzheimer a través de la ciencia”.
Bajo el título “Tres sorprendentes hábitos que están matando lentamente tu memoria”, el joven neurocientífico detalla ciertas prácticas en la rutina diaria de mucha gente que, a largo plazo, afectan negativamente a la memoria. El primero de todos es beber café o ingerir cafeína al levantarse. Cuando ingerimos algún tipo de bebida con cafeína, “la molécula de cafeína bloquea unos receptores llamados adenosina” en nuestro cuerpo que, para explicarlo rápidamente, son los que avisan a nuestro cuerpo de la necesidad de dormir. Así, al bloquearlos, la cafeína no deja que el cuerpo siga su propio proceso natural para despertarse.
Ingerir cafeína nada más levantarnos, puede tener un efecto rebote más avanzado el día, por la tarde, provocando así una sensación de fatiga. La manera de evitar esto es “posponer la ingesta de cafeína entre 90 y 120 minutos después de haberse levantado” para dejar que el tiempo se despierte de manera natural durante este tiempo.
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Las pantallas, el gran enemigo
El segundo hábito que detalla es “mirar a tu móvil o a un reloj cuando te despiertas en mitad de la noche”. “La luz del móvil te despertará si lo miras más de diez segundos”. Por otro lado, “mirar la hora puede ser muy estresante”, ya que puede llevar pensamientos sobre el poco tiempo que queda para descansar o el poco tiempo que llevamos durmiendo. En esta situación, el doctor Love, recomienda intentar volver a dormir lo más rápidamente posible sin consultar ninguno de estos dos objetos. “Hacer esto mejorará sustancialmente la calidad de tu sueño y ayudará a proteger a tu memoria”.
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La última práctica nociva para nuestra memoria que explica este neurocientífico tiene que ver con las pantallas: mirar la televisión antes de ir a la cama y, especialmente, desde la cama. “Además, las parejas que tienen televisión en su cuarto tienen menos sexo”, puntualiza Robert. Consumir demasiada televisión antes de acostarse “incrementa la adrenalina y esto nos despierta”. Las pantallas, ya sean móviles o televisores, producen luz azul, lo cual es “altamente estimulante y reduce nuestra melatonina” quitándonos así la sensación de sueño.