El nuevo vínculo entre el estrés y el Alzheimer que han encontrado los científicos: así aumenta el riesgo de sufrir la enfermedad

Los sucesos estresantes ocurridos durante la infancia y adolescencia pueden activar los marcadores biológicos de la demencia

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Un señor sentado de espaldas mira por la ventana (Shutterstock)
Un señor sentado de espaldas mira por la ventana (Shutterstock)

¿Pueden los acontecimientos estresantes de la vida condicionar nuestro envejecimiento hasta el punto de aumentar las posibilidades de desarrollar la enfermedad del Alzheimer? Un estudio en conjunto de la Universidad Pomepeu Fabra de Barcelona y el Barcelona Institute for Global Health (ISGlobal) publicado en la revista Annals of Neurology ha llegado a esa conclusión. Así, sucesos como la pérdida de un ser querido durante la infancia o la adolescencia pueden aumentar el riesgo de desarrollar demencia en el futuro.

Para llegar a esta conclusión, el estudio incluyó a 1.290 personas con un mayor riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer y se examinaron 18 eventos vitales estresantes y cuándo ocurrieron en la vida de los participantes. Posteriormente, los investigadores tomaron muestras de líquido cefalorraquídeo de un subgrupo de participantes para buscar proteínas anormales asociadas con el Alzheimer, como las proteínas amiloide y tau. También investigaron signos de inflamación cerebral y examinaron el volumen de materia gris, una parte crucial del cerebro que tiende a reducirse en personas con Alzheimer.

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A partir de estas pruebas se descubrió que los eventos estresantes en la infancia y la mediana edad se asociaban con marcadores biológicos del Alzheimer, como niveles de amiloide y tau anormales en el cerebro. En cambio, no hubo una asociación clara entre estos eventos estresantes y la reducción de la materia gris en el cerebro, aunque todavía son necesarios más estudios.

Los investigadores sugirieron que la infancia y la mediana edad son períodos críticos en los que el estrés puede tener un impacto significativo en el cerebro, ya que son momentos de desarrollo cerebral importante y de acumulación de biomarcadores del Alzheimer. Por otra parte, los eventos estresantes totales en la vida, como puede ser pasar por un divorcio, se relacionaron con biomarcadores de amiloide, inflamación cerebral y disminución de la materia gris, especialmente en personas con antecedentes de trastornos psiquiátricos.

Se observaron diferencias de género en la relación entre los eventos estresantes y los biomarcadores del Alzheimer, con una reducción de la materia gris en mujeres y una asociación con biomarcadores de tau en hombres. Estos hallazgos sugieren que ciertos períodos de la vida y condiciones pueden aumentar los efectos del estrés en el desarrollo de cambios cerebrales relacionados con el Alzheimer. Identificar a las personas en mayor riesgo tempranamente podría permitir la prevención mediante intervenciones como cambios en el estilo de vida.

Sin embargo, el estudio tiene limitaciones, como depender del recuerdo de los participantes sobre eventos estresantes pasados y la falta de una medida estándar de la percepción de estrés. Además, solo se observaron marcadores tempranos de la enfermedad, no el diagnóstico completo de demencia.

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Incidencia del Alzheimer en España

En España, la enfermedad de Alzheimer afecta aproximadamente a 800.000 personas, según los últimos datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Es la forma más común de demencia, representando entre el 60% y el 70% de todos los casos de esta condición en nuestro país. La prevalencia de esta enfermedad neurodegenerativa aumenta con la edad, siendo más común en personas mayores de 65 años. Sin embargo, también puede presentarse en individuos más jóvenes, en lo que se conoce como Alzheimer de inicio temprano.

Episodio: 12 cuidados para retrasar el alzheimer.

La incidencia de la enfermedad de Alzheimer en España ha ido en aumento en las últimas décadas, en parte debido al envejecimiento de la población. Este crecimiento representa un desafío para el sistema de salud y los servicios de atención a largo plazo, ya que la enfermedad requiere de cuidados especializados y constantes.

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