En Amer, un tranquilo pueblo de la comarca de La Selva, Girona, se ubica una pastelería que no solo endulza la vida de sus habitantes con pastas y tartas, sino que -sobre todo en los últimos años- se ha convertido además en un atractivo casi de índole turístico. Hablamos de la Pastisseria Puigdemont, fundada por la familia del expresidente catalán Carles Puigdemont, un establecimiento familiar cargado de historia y tradición.
Esta pastelería, situada en el número 6 de la calle Sant Miquel, fue fundada en 1927 por el abuelo de Carles Puigdemont, Francisco. El abuelo del expresidente de la Generalitat huyó del pueblo por motivos políticos cuando estalló la Guerra Civil y volvió cuando acabó el conflicto. Su hijo Josep se convirtió en el primer alcalde democrático del pueblo, casi medio siglo después. Pero su otro hijo, Xavier, decidió no entrar en política y entregarse en cuerpo y alma a la pastelería, heredando el negocio familiar.
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Originalmente, este local comenzó su andadura combinando la venta de artículos de droguería con la de ultramarinos, hasta que poco después se enfocó en el mundo de la repostería, iniciando un obrador propio. Ahora es sin duda la pastelería más concurrida del pueblo, un lugar al que acuden tanto habituales como curiosos turistas de la zona y de otros lugares de Cataluña.
La familia Puigdemont, conocida en el pueblo como los chicos de Can Creus por la casona familiar en la que los hermanos crecieron, ha estado al frente de este negocio durante generaciones. Los progenitores de Carles, junto a sus ocho hijos, Francesc, Carles, Anna, Enric, Joaquim, Josep, Dolors y Montse, han sido parte integral de esta dulce tradición que ha hecho famoso al pequeño pueblo de Amer, que cuenta con poco más de 2.200 habitantes.
Los caprichos de Amer, especialidad de los Puigdemont
Uno de los productos estrella de la pastelería Puigdemont son los Capricis o Caprichos de Amer, una especialidad que se agota con rapidez cada mañana debido a su popularidad tanto entre los vecinos del lugar como entre los turistas que visitan la zona en busca de este dulce típico.
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Los Capricis d’Amer o Caprichos de Amer son un dulce elaborado con una receta secreta que solo la familia conoce y que se ha convertido en un emblema del pueblo catalán. Se trata de un dulce seco parecido a los carquinyolis, una especie de pastas secas realizadas con la técnica del biscote, produciendo un pan tostado dulce hecho con harina, azúcar y frutos secos. Pero no es lo único en lo que la Pastisseria Puigdemont se especializa. En sus vitrinas se pueden ver también xuixos de crema, pastelitos y pastas, tartas de diversos sabores, turrones, trenzas de hojaldre, panellets de piñones... y otros productos típicos de la región.