El problema de los padres que quieren “ser perfectos”: así pueden dañar la salud mental de sus hijos

La propia salud mental tiene un impacto directo en la de sus hijos, y viceversa

Un padre con su hijo (Shutterstock)

Ser padre o madre nunca ha sido fácil, por lo que es lógico que muchos (sobre todo los primerizos) se esfuercen en ser la mejor versión de ellos mismos para sus hijos. Pero, ¿qué ocurre cuando ese sobreesfuerzo se convierte en obsesión, cuando intentan ser el padre o la madre perfecta? La ciencia lo tiene claro: no se puede, no existe el padre ideal. De hecho, intentar serlo puede acarrear una serie de consecuencias negativas en la salud mental de los niños.

Un estudio de la Facultad de Enfermería de la Universidad Estatal de Ohio (Estados Unidos) ha descubierto que la presión que sienten los padres para ser “perfectos” tiene un impacto negativo tanto en ellos mismos como en sus hijos. Así lo han observado en una encuesta realizada a más de 700 padres entre el 15 de junio y el 28 de julio del pasado año 2023.

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Los resultados fueron esclarecedores. El 57% de los padres encuestados reconocieron sentirse agotados, un cansancio que se asoció a las altas expectativas internas y externas: tanto si ellos mismo sentían que estaban educando bien a sus hijos como la preocupación por la opinión de terceros, y otros aspectos como el tiempo que dedicaban a pasar con los pequeños o cómo de limpia se mantenía la casa.

La investigación también mostraba que cuanto mayor fuera el tiempo que pasaban juntos padres e hijos realizando actividades de ocio, menos problemas de salud mental tenían los pequeños, como ansiedad, depresión, TDADH, trastorno bipolar... Es más, la propia salud mental de los adultos tenía un impacto directo en la de los niños, y viceversa.

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“Creo que las redes sociales realmente han inclinado la balanza”, expone Kate Gawlik, profesora clínica asociada de la Facultad de Enfermería del Estado de Ohio y una de las principales autoras del estudio. “Puedes mirar a la gente en Instagram o incluso simplemente ver gente caminando y siempre pienso: ‘¿Cómo hacen eso? ¿Cómo es posible que ellos siempre lo tengan todo bajo control cuando yo no?’”

Cómo no ser el padre perfecto, pero sí un padre positivo

El informe no se limita a identificar los problemas de salud mental de padres e hijos, sino que también ofrece orientaciones para llevar a cabo una serie de estrategias, técnicas y consejos de crianza positiva. Es decir, una educación estructurada, orientada y llena de amor. Entre las estrategias, los autores destacan realizar una escucha activa, transformar los pensamientos negativos en positivos, reajustar las expectativas de los padres y el niño y reflexionar sobre nuestras prioridades.

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“Los padres hacen un gran trabajo cuidando a sus hijos y a todos los demás, pero a menudo no dan prioridad a su propio cuidado personal”, aclara Bernadette Melnyk, vicepresidenta de promoción de la salud y directora de bienestar de Ohio State. “Como padres, no podemos seguir bebiendo de un vaso vacío. Si los niños ven que sus padres se cuidan bien, es probable que ellos también crezcan con ese valor. Tiene un efecto dominó para los niños y para toda la familia”, concluye.

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