Aunque no nos enorgullezcamos de ello, todos en algún momento de nuestra vida lo hemos sentido. Los celos son ese sentimiento desagradable que nos alerta de que algo o alguien que consideramos como “propio” está en peligro de perderse. Se trata de una emoción universal que no entiende de edades, pues lo sienten muchos niños cuando sus padres les anuncian que van a tener un hermano o cuando tememos que alguien seduzca a nuestra pareja.
Sin embargo, el problema aparece cuando estos dominan nuestra conducta o perjudican nuestra relación o a la persona que queremos. Alejandro Gaitán es psicólogo y desde su consulta en Sevilla atiende a muchas personas a gestionar los celos que sienten y sufren. La romantización de estos puede desembocar en comportamientos tóxicos y, en consecuencia, en relaciones que dañen nuestra salud mental y la de nuestra pareja.
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Pregunta: Parece que últimamente somos más conscientes de lo peligrosos que son los celos en una relación, frente a la idea del amor romántico que durante años los ha idealizado. ¿Por qué no son sanos los celos dentro de una pareja?
Respuesta: Por un lado, diríamos que están los celos, que es una emoción natural ante una sensación de amenaza o pérdida de algo o alguien que nos importa; y por otro, la conducta celosa, que sería la manifestación o expresión de los celos. En este caso la “conducta celosa” muchas veces se ve guiada por el miedo en vez de por la confianza (reproches, actitudes de control, manipulaciones...), lo que provoca un distanciamiento dentro de la pareja y una pérdida paulatina de confianza que va mermando y deteriorando la relación.
P: Hay quienes consideran que, en su justa medida, los celos son sanos porque muestran “cierta preocupación” por no perder a la pareja. ¿Es esto realmente así?
R: Sentir celos es algo natural e inevitable, pero es importante hacer una distinción entre sentir celos y actuar al servicio de ellos. Una de las principales bases de los celos es el miedo, en este caso, miedo a perder a alguien que nos importa. Cuando una persona se está convirtiendo o se ha convertido en alguien importante es natural que en determinados contextos pueda desarrollarse “cierta preocupación” por perder a la pareja. Aunque es importante señalar que esta preocupación no tiene que manifestarse ni del mismo modo ni con la misma intensidad en todas las personas y hay formas sanas de poder expresar ese miedo o preocupación.
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P: A menudo, ese miedo proviene de la propia inseguridad de la persona. ¿Por qué ocurre esto?
R: Esa inseguridad es bastante compleja y habría que analizar el contexto de cada uno, pero algo que influye y alimenta mucho las inseguridades hoy en día son las comparaciones, externas y propias. A veces estas se dan en los grupos cercanos (familiares, amigos, etc.); otras, en las redes sociales. A veces las comparaciones (físicas, materiales, psicológicas...) provocan un sentimiento de inferioridad, de no ser suficiente, que activa el miedo a que la pareja se fije en alguien que considere “mejor”.
P: Si una persona ha sufrido una infidelidad, y aun así decide perdonar, ¿cómo puede gestionar esa desconfianza y esos celos para continuar con la relación?
R: Es una buena pregunta, y compleja. Cuando se decide perdonar, se está asumiendo que la persona que perdona esa infidelidad desea estar con la otra persona a pesar de lo que ha pasado. Esto no significa abrir una puerta a que surjan más infidelidades, aquí a ambos les toca hacer un trabajo por fortalecer y recuperar una confianza que en ese momento se encuentra muy debilitada. Es importante trabajar mucho la comunicación en estas situaciones. Si la comunicación no se fortalece en la pareja, el diálogo interno crecerá, y con ello la sensación de desconfianza y celos.
Otro aspecto importante es tratar de hacer un ejercicio de “flexibilidad” en el que identificar esos momentos en los que la sensación de desconfianza y celos aparecen y, siendo conscientes de que están ahí, preguntarte qué sería en esos momentos actuar en dirección a tener confianza en tu pareja. Es imprescindible señalar que no es un trabajo solo de una persona, sino de ambos, aunque aquí estemos focalizándonos en una de las partes.
P: Y si sabemos que nuestra pareja ha sido infiel en anteriores relaciones, ¿cómo podemos afrontar esa desconfianza o inseguridad?
R: Aquí es importante tratar de valorar y juzgar el momento presente y no lo que haya sucedido en el pasado. En el pasado se dieron factores diferentes, sucesos diferentes, personas diferentes, edades diferentes, entornos diferentes. Y de todos ellos se ha obtenido experiencia y aprendizaje. Es imposible conocer qué va a pasar en el futuro, pero lo que sí es seguro es que si se enfoca la relación en el pasado y más concretamente en aquellas situaciones que despiertan emociones de inseguridad y miedo, probablemente no llegues a implicarte ni disfrutar al 100% de tu relación actual y eso la acabe deteriorando.
Por lo que es importante que, pese a que el pasado este ahí y a veces despierte emociones de inseguridad, darte permiso para tenerlas (aunque no gusten) y poner tu atención y esfuerzo en el presente y las vivencias personales que te unen con tu pareja.
P: ¿Es preferible siempre comunicar a nuestra pareja que sentimos celos o a veces es mejor evitarlo?
R: Si hablamos de celos que generan un malestar en quien lo padece es mejor comunicarlo sin duda. A veces nuestras percepciones se ven contaminadas por pensamientos de autoprotección y esto genera una rumia interna que nos genera cada vez mayor malestar. Comunicar estas emociones puede ayudar a ver esa situación con más perspectiva y obtener otro enfoque, o dar la oportunidad a la pareja de que pueda entender cómo te sientes.
No hay que olvidar que una pareja está formada por dos. Aunque los celos se sientan a nivel individual, afectan al conjunto de la pareja, por lo que es importante abordar ese o cualquier malestar que afecte a la pareja de manera conjunta, reforzando de esa manera la confianza mutua.
P: Algunas personas sienten celos de la persona por la que sienten algo sin estar en una relación. ¿Cómo se puede tratar esto?
R: Lo primero de todo sería ver de qué manera esos celos están afectando a uno mismo y si le están empujando a ser/actuar de una forma en la que no se identifica/desee ser. A mí me gusta en estos casos trazar un ejercicio al que llamo “¿me acerca o me aleja?”, en el que tratamos de identificar los pensamientos, las emociones y acciones que en ese momento tu mente te dice o te pide que hagas. Luego, formulamos la pregunta: “Este pensamiento (o el hacer esta acción concreta) ¿te acerca o te aleja de la persona que quieres ser/el objetivo que buscas?” En el caso de que no te acerque, lo mejor es dirigir las acciones en la dirección oportuna.