En los últimos años, algo ha cambiado en el mundo de la pastelería. Aunque en ciudades como Madrid las panaderías de barrio llevan años, casi siglos, vendiendo pan y otros dulces a sus vecinos, los supermercados y cadenas habían comenzado a acaparar las ciudades, relegando los primeros a un segundo plano e incluso condenándolos a un fracaso fatal. Sin embargo, un nuevo tipo de propuesta ha comenzado a verse, cada vez más, en los barrios madrileños.
Hablamos de obradores que, a pesar de sus estéticas modernas y minimalistas y sus productos virales en redes sociales, devuelven el concepto de lo artesanal a las calles de la capital, proyectos jóvenes que poco a poco amplían su crecimiento a base de panes de hogaza, croissants y galletas. Cada año, este tipo de proyectos se cuelan en los premios de la Asociación de Cocineros y Reposteros de Madrid (ACYRE Madrid), que en la pasada semana dio a conocer los galardonados de la 51ª edición de sus Premios Gastronómicos.
Con este certamen, que ha entregado un total de diez premios a restaurantes, chefs y productos nacidos en la Comunidad de Madrid, la Asociación pretende reconocer el trabajo de los profesionales de la gastronomía que ayudan a hacer crecer al sector y ponen en valor el patrimonio culinario de la región. Entre los premios entregados se encuentra el reconocimiento a la Mejor Pastelería de Madrid, un galardón que este año ha caído en manos del obrador artesanal Madreamiga.
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Madreamiga es el resultado de la evolución de La Miguiña, un obrador artesano madrileño fundado por Begoña San Pedro que ya recibió galardones como el Premio Miga de Oro 2018. San Pedro decidió comenzar este nuevo proyecto junto a Ichi Aragón, experta en comunicación y PR. Este gran cambio vino de la mano de Betta Ventures, un grupo diverso de emprendedores, entre los que se encuentra Hugo Rodríguez de Prada, cofundador de la cadena de pizzerías ‘Grosso Napoletano’.
La unión entre estos elementos, sumada a un concepto artesanal y cuidado que ya triunfaba en La Miguiña, ha dado como resultado un éxito que ya cuenta con cinco locales en Madrid. Su concepto de panadería, bollería y pastelería, nacido en el madrileño barrio de Tetuán, ha ido evolucionando desde su fundación hasta la actualidad, tomando siempre como pilares la elaboración diaria y artesanal de sus productos y las materias primas de primera calidad. Son todos estos factores los que han hecho que ACYRE apueste por Madreamiga en esta edición, con un galardón que pone a la panadería, aún más si cabe, en el punto de mira.
En esta pastelería artesanal se trabaja únicamente con materias primas de procedencia ecológica, sin incluir ningún elemento artificial. Esto marca sus procesos de elaboración, más extensos de lo habitual. El pan es el emblema de la casa, hogazas artesanales elaboradas con harinas de trigo y centeno integral molidas a la piedra, con fermentaciones de más de 24 horas, y cocinadas en sus hornos de piedra. Entre sus best sellers se encuentra su pan de semillas, elaborado con harina de trigo, harina de centeno y semillas de avena, lino marrón, lino dorado y pipas de girasol, entre otras; así como su pan de pasas y nueces, ideal para acompañantes dulces y salados.
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Pero Madreamiga también es famosa por sus delicias dulces, con opciones más tradicionales como son sus croissants, cuya masa se fermenta durante 24 horas y se hojaldra con mantequilla francesa; sus palmeras de chocolate negro, bañadas con chocolate guanaja 70% de Varlhona; o la tarta de queso, uno de sus dulces estrella. Sin embargo, en esta panadería artesanal también ofrecen postres originales y mezclas curiosas, con opciones como La Cuqui, una cookie en formato de tarta rellena de una crema fundente de gianduja; o el Croissipan, un pan de molde hecho con su masa de croissant.
Además, en sus locales también se puede encontrar una zona de colmado con una selección de pequeñas marcas, con productos como mermeladas, pastas o cremas de frutos secos, sin olvidar sus cafés, elaborados con leche fresca y granos de especialidad.