En España, entendemos la cerveza como una forma más de expresión de la gastronomía y de la cultura gastronómica del país. El disfrute de una buena cerveza fría está intrínsecamente asociado a nuestra forma de ocio, a los aperitivos, terrazas y tapeos que marcan nuestros fines de semana. Pero, para los auténticos amantes de esta bebida fermentada, no cualquier cerveza vale. Es así como, en los últimos años, ciudades como Barcelona, han vivido el boom de la cerveza artesana, la versión handmade de esta bebida alcohólica que ya ha llenado bares, restaurantes y food trucks.
La Ciudad Condal cuenta con cervecerías de todo tipo, también con bares con su propia carta de cervezas bien desarrollada. Pero en Barcelona también existen proyectos con sello de autor, ya consolidados, que llevan años elaborando cerveza con sus propias normas. Incluso dentro de la ciudad. Este es el caso de Cervezas Almogàver, una fábrica de cervezas artesanales que cuenta con su propia apuesta gastronómica.
Cervezas Almogàver, una de las firmas cerveceras artesanas pioneras en Cataluña, marcó un hito en su historia al inaugurar su primera fábrica propia en el barrio de La Pau, Barcelona, en 2016. Tras un periodo inicial como cerveceros nómadas desde su fundación en 2009, y en medio de un contexto económico desfavorable, esta cervecería logró establecer un centro de producción de 2.000 metros cuadrados.
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Con una capacidad inicial de 2.200 hectolitros al año, Cerveses Almogàver no solo destaca por su contribución a la industria cervecera catalana, sino también por su fuerte vinculación con Barcelona, una ciudad que ha servido de inspiración y sostén a la marca desde sus inicios. La fábrica, situada en un área cargada de historia y lucha social, refleja fielmente el carácter y la identidad de Almogàver, consolidándose así como un referente en la producción de cerveza artesanal en la región.
Es precisamente allí, dentro de su fábrica, donde se encuentra su apuesta gastronómica, un pequeño restaurante de tapas, hamburguesas y otros platos para compartir y picotear elaborados de forma casera.
En el corazón de su fábrica de cerveza se encuentra Taproom, un restaurante que ha logrado fusionar el arte cervecero con la cocina informal en un ambiente desenfadado y moderno. En este local, los clientes pueden degustar uno de sus 14 tiradores de cervezas artesanales diferentes, todas ellas elaboradas allí mismo; IPA, Pale Ale, cervezas negras, lager... Y todas ellas de elaboración propia.
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La estrella de su carta es, sin duda, su milanesa, bautizada como la Messilanesa y acompañada de pan de focaccia con tomates asados, mozzarella y pesto de pistacho. Además de las milanesas, el restaurante ofrece una amplia variedad de platos, entre los que destacan las hamburguesas tipo smash, perfectamente cocinadas hasta alcanzar el punto exacto de jugosidad y sabor. En particular, la hamburguesa Venjança catalana es una de las opciones más recomendadas por sus clientes. Entre los entrantes, las patatas bravas, las croquetas, las empanadas o los buñuelos de espinacas destacan como posibles opciones.