Cómo superar una ruptura de pareja, según una psicóloga: “Las personas no se sustituyen, pero los deseos sí”

La psicóloga clínica Isabel Cuéllar Flores ofrece para ‘Infobae España’ una serie de herramientas para gestionar el fin de una relación

La psicóloga clínica Isabel Cuéllar (cedida, montaje Infobae)

Es el tema universal por excelencia, el objeto de millones de creaciones artísticas a lo largo del tiempo en todas partes del mundo y, según la mitología, el origen de la guerra de Troya: el amor. Todos en algún momento de nuestra vida lo hemos sentido y lo sentiremos, o quizás lo estamos viviendo en este momento. Pero, ¿qué ocurre cuando se acaba? ¿Cómo podemos gestionar el fin de una relación, de un proyecto en común con otra persona? Isabel Cuéllar Flores es psicóloga clínica, además de ser miembro de la junta directiva de la Asociación de Psicología Clínica y Psicopatología. En una entrevista para Infobae España, ofrece las claves para superar una ruptura, las fases de un duelo y los mitos del amor romántico.

Además, esta doctora en psicología promueve el abordaje de las relaciones de pareja desde una perspectiva de género para comprenderlas en su totalidad. Por ello, Cuéllar explica que, en las rupturas de parejas con hijos, el peso principal de los cuidados sigue colocándose sobre las mujeres. Además, ellas “siguen experimentando inequidades económicas que las colocan en un lugar más vulnerable tras la ruptura”. Reinventar el amor de Mona Chollet o Por qué duele el amor de Eva Illouz son algunas de las obras recomendadas por la psicóloga.

Pregunta: ¿Cuáles son las fases de una ruptura?

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Respuesta: Una ruptura de pareja puede asimilarse a un duelo por la pérdida de una relación y por la pérdida de una pareja, ambas cosas. Con el modelo de duelo de J. William Worden, más que fases podríamos hablar de tareas a resolver, que creo que es una perspectiva mucho más activa e interesante. Desde este modelo, las principales tareas ante un duelo, en este caso por una pareja, serían, por una parte, aceptar la realidad de la ruptura. Hay personas que conservan la esperanza de volver, de que esa relación se recupere y esto les impide reconstruir una nueva vida y nuevas relaciones.

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Otro de los pasos a seguir sería elaborar las emociones y el dolor que generalmente conlleva esta ruptura, es decir, sentir lo que necesitemos sentir, tanto las emociones difíciles como la tristeza o la ira, o, por qué no, la alegría ante una nueva etapa o incluso la posibilidad de disfrutar nuestra nueva soledad. Otra de las tareas sería adaptarse a un mundo en el que no tenemos ya esa relación. Esto supone, por ejemplo, desde desarrollar nuevas relaciones de amistad o nuevas relaciones sexuales, hasta actividades de ocio, o incluso tener que comprarnos una nueva casa o un coche nuevo. Esta labor también es importante porque implica reconstruir y adaptarse a una nueva realidad.

El último de los deberes sí implicaría recolocar emocionalmente a la persona. ¿Nuestra ex pareja se va a convertir en un amigo o en una ex pareja? ¿Vamos a querer mantener alguna relación con esta persona o no? ¿Qué lugar va a ocupar emocionalmente para nosotros?

P: ¿Cuáles son las estrategias que podemos seguir para gestionar de la mejor manera una ruptura?

R: Desde luego que hay rupturas más sencillas y otras más exigentes, pero no hay consejos ni recomendaciones infalibles. Los procesos de ruptura y de duelo son muy individuales y no hay procesos universales. Siempre tenemos que ser precavidos con respecto a la trampa del pensamiento positivo, porque a veces la vida duele y en ocasiones no vamos a saber cómo gestionarlo. Cada ruptura tiene características propias y que van a depender de factores individuales, factores de la relación y factores contextuales.

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Los factores individuales que pueden influir en cómo afrontamos una ruptura son aspectos como nuestra autoestima, nuestra manera de vincularnos con los demás y nuestra capacidad para autorregularnos. Vamos a tener que asimilar lo que ha pasado y posiblemente vamos a sentir tristeza y vamos a intentar que esta no nos paralice ni nos impida reconectarnos con todo lo que seguimos teniendo. En este sentido, va a ser importante emprender estrategias de autorregulación emocional que no nos pongan en peligro.

También va a haber aspectos de la relación, como el tiempo de duración de la relación, el grado de conflictividad que haya podido haber y si ha habido violencia en la pareja. Si la relación ha sido conflictiva, desde luego que va a ser necesario curar heridas, y si ha habido violencia en la pareja, naturalmente vamos a tener que poner en marcha un montón de estrategias de autocuidado y de protección.

El tercer grupo de elementos que hay que tener presente son los elementos contextuales, como pueden ser la dependencia económica, el apoyo familiar o el apoyo social con el que contamos. Esto va a determinar que las estrategias tengan o no que centrarse más en reconstruir la vida y adaptarse a la realidad y esto va a contribuir a que nuestro afrontamiento vaya a ser más sencillo o más complejo.

Una mujer se quita su anillo de compromiso (Shutterstock)

P: En nuestra cultura es frecuente utilizar o haber escuchado alguna vez la expresión “un clavo saca otro clavo”. ¿Realmente esta actitud es positiva tras salir de una relación?

R: Las personas no se sustituyen, pero sí que se pueden sustituir los deseos que estas personas cubren. Desde necesidades de sentirnos deseadas, valoradas, queridas, acompañadas hasta nuestros deseos sexuales, de intimidad, de tener un proyecto común, de a futuro... Pero existe un riesgo en ir demasiado rápido y en tener la idea de que con otra nueva pareja ya se solucionarán los problemas, que está en repetir errores en la relación que nos haga emparejarnos con personas que no habríamos elegido en otras circunstancias, porque nuestras necesidades y nuestro dolor en ese momento nos estrechan la mirada.

P: ¿Existe, entonces, un tiempo recomendable o sano que debamos respetar para pasar el duelo?

R: No hay dos duelos ni dos parejas iguales. Desde luego que tiene sentido darnos tiempo para llorar la pérdida, pero también puede que no necesitemos llorarla porque la experimentamos como una liberación o porque ya hemos hecho un duelo anticipado antes de hacer esa despedida y formalizar la ruptura. Por lo tanto, en principio claro que existe ese tiempo, pero no de forma obligada ni necesaria, sino que va a depender de otros elementos.

P: ¿La forma de encarar la ruptura y sus estrategias cambian si somos nosotros quienes hemos dejado la relación?

R: La diferencia fundamental que existe cuando somos la persona que ha terminado la relación es un cierto ejercicio de poder, pero también podemos sentirnos culpables, malas personas o sentirnos inseguras con respecto a la decisión que hemos tomado. Mientras que si somos los que hemos sido dejados, pues es posible que nos sintamos más víctimas de la relación y más vulnerables, y que nuestra autoestima se vea más tocada.

P: Algunas personas quieren dejar su relación, pero no se sienten preparadas para pasar por una doble ruptura: con su pareja y con la familia de ella, porque mantienen también una estrecha relación. Así va pasando el tiempo y alargando una relación que no funciona. ¿Qué le diría a estas personas?

R: Una de las tareas que he mencionado es precisamente la de adaptarnos a una nueva realidad en la que ya no tenemos a esa pareja y no tenemos todo lo que esa pareja conllevaba, como puede ser su familia o sus amigos, que puede que después de tanto tiempo hayan acabado siendo nuestros propios amigos también. Podemos buscar fórmulas que nos ayuden a compensar esa pérdida “colateral”, como puede ser expresar nuestro deseo de seguir manteniendo alguna clase de contacto cuando sea posible.

P: Siguiendo esta línea de los amigos, como sociedad apenas hablamos de cuando una amistad se rompe, pese a que a veces puede doler igual o más que el fin de una relación romántica. ¿Por qué no hablamos tanto ello?

R: El amor romántico se ha sobrevalorado socialmente durante décadas en detrimento de las relaciones de amistad en las películas, en los libros, en los medios de comunicación... Hoy en día creo que gracias al feminismo, con su crítica al amor romántico y a su reivindicación de la sororidad, estamos rescatando la necesidad y la importancia para nuestro bienestar de otro tipo de relaciones de cuidado mutuo basadas en la amistad.

Por otra parte, está habiendo un cambio social importante en la configuración de nuestras sociedades occidentales. Por ejemplo, las familias son cada vez más pequeñas, hay muchas más familias monomarentales o monoparentales, personas que no pueden o eligen no tener hijos o pareja... Y en este sentido, creo que está habiendo en un proceso de transformación que lleva tiempo trabajándose. Es muy importante reivindicar el que las relaciones de amistad son necesarias y forman parte naturalmente de nuestra salud mental.

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