La lista de recetas típicas de la Semana Santa es muy extensa, teniendo en cuenta que puede depender de la región en la que celebres esta festividad religiosa. La prohibición de comer carne durante estas fechas se remonta al siglo XVI, cuando la Iglesia Católica estableció la abstinencia de carne los viernes y los días de Cuaresma, y es una costumbre que ha marcado por completo la gastronomía de estas fechas. El potaje de vigilia, el atascaburras, las patatas con bacalao o la porrusalda son solo algunas de las recetas más comunes en las casas españolas durante esta semana tan especial.
Pero la cocina salada no es la única que brilla durante estos días. El recetario dulce de la Semana Santa es igual o casi más extenso, con delicias como las torrijas o las monas de Pascua como máximos exponentes. A estos dos postres se unen otros como el panquemado, los buñuelos, los pestiños, los rubiols y la leche frita, algunas de ellas recetas que se asocian a zonas del país en concreto y otras que todos hemos probado alguna vez.
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Entre los postres más queridos se encuentran también las rosquillas de Semana Santa, un dulce de sartén típico de Cuaresma que tiene el sabor del anís y de la ralladura de limón como máximos atractivos. Se trata de una receta fácil y de masa sencilla, que no necesita fermentación y se prepara muy rápido.
A pesar de que las rosquillas de anís sean más comunes en estas fechas, en realidad esta masa frita se puede comer —y de hecho se come— durante todo el año. Su rico sabor y su sencillez la han convertido en todo un clásico de la cocina española, siendo una base a la que luego se le pueden añadir otros sabores o ingredientes del repertorio de lo dulce.
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Receta de rosquillas de anís para Semana Santa
Tiempo de elaboración: 1 hora y 10 minutos
Raciones: 10 personas
Ingredientes:
- 2 huevos
- 750 g de harina
- 200 g de azúcar
- 250 ml de leche entera
- 100 ml de aceite de oliva
- 1 sobre de levadura
- 60 ml de anís
- Ralladura de un limón
- 1 pizca de sal
- Aceite de girasol para freír
- Azúcar para rebozar
Elaboración:
- Rompemos los huevos en un bol y agregamos el azúcar. Batimos hasta que la mezcla blanquee y aumente de volumen.
- Incorporamos una pizca de sal, el aceite, la leche, el anís y la ralladura de limón al bol y batimos todo bien.
- Mezclamos la mitad de la harina con la levadura química y añadimos sobre la mezcla tamizando poco a poco. Vamos añadiendo toda la harina hasta obtener una masa espesa pero manejable, que sea difícil de remover con una cuchara.
- Espolvoreamos harina sobre la superficie de trabajo, vertemos la masa y trabajamos hasta conseguir la consistencia deseada. La masa debe ser blanda, pero lo suficientemente firme para poder modelar las rosquillas.
- Una vez conseguimos la densidad deseada, cubrimos la masa con un paño limpio y dejamos reposar durante aproximadamente 10 minutos para facilitar su manejo.
- Pasados los 10 minutos, con las manos enharinadas, tomamos porciones de masa del tamaño de una nuez y formamos churritos, uniéndolos por las puntas con un poco de presión para darles forma de rosquilla. Seguimos este proceso hasta completar toda la masa.
- Calentamos aceite de girasol en una sartén a fuego medio. A continuación, freímos las rosquillas hasta que estén doradas de ambos lados, asegurándonos de dejar espacio entre ellas, ya que crecerán debido a la levadura. Si es necesario, añadimos más aceite durante la fritura.
- Una vez doradas, retiramos las rosquillas del aceite y las colocamos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.
- Mientras las rosquillas aún estén calientes, las pasamos por azúcar para rebozarlas.
- Dejamos enfriar las rosquillas en una rejilla o plato y servimos.