Un farmacéutico explica cuál es el medicamento que nunca debemos usar si nos duelen los pies por llevar tacones

“Para presumir hay que sufrir”. Este es el mantra que utilizan muchas personas que prefieren vestirse y calzarse con ropa incómoda para verse mejor. Sin embargo, debemos hacer caso a nuestro cuerpo y a las señales de dolor que este nos puede mandar. Es el caso de los tacones, que, usados durante demasiado tiempo, pueden provocarnos un daño a medio y largo plazo.

Para combatir el dolor que producen en nuestros pies llevar un calzado tan alto, una influencer ha recomendado a sus followers el uso de lidocaína: “Os voy a pasar un ‘tip’ por si tenéis una fiesta el fin de semana o si tenéis que andar en tacones y no queréis sentir dolor. Compraos lidocaína en spray y usadla para no sentir dolor antes de poneros los zapatos”. Sin embargo, el farmacéutico Álvaro Fernández, @farmaceuticofernandez en TikTok lo comenta como “una barbaridad”.

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“Si quieres ir, venir, bailar y brincar, ponte unos zapatos que puedas soportar”, sentencia el farmacéutico. “La lidocaína es un anestésico que lo que hace es dormir los nervios para que no sean capaces de transmitir sensación de dolor, lo que no quiere decir que no se esté produciendo daño. El dolor es un mecanismo de defensa de nuestro cuerpo para indicarnos que algo que estamos haciendo nos está haciendo daño, y que si seguimos así, nos vamos a acabar lesionando”, explica.

¿Cuál es el peligro, entonces, de usar lidocaína de forma frecuente como remedio al dolor de pies que producen los tacones? “Si tú suprimes esa sensación de dolor pero el daño se sigue produciendo, ahora que eres joven probablemente no pase nada. Pero cuando seas mayor, tendrás que andar con tacataca”, sentencia Fernández.

Según la Clínica Universidad de Navarra, la lidocaína, también conocida como Xilocaína, es un fármaco perteneciente a la familia de los anestésicos locales y se utiliza para bloquear las señales de dolor al nivel de las terminaciones nerviosas de la piel. Además de su función como anestésico local, la lidocaína actúa como antiarrítmico. Se emplea comúnmente en la anestesia local y en condiciones como la neuralgia postherpética, que involucra dolor en áreas previamente afectadas por herpes.

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La lidocaína puede administrarse en diversas formas, incluyendo tópica (crema, parches, gel, aerosol), parenteral y bucal tópica. Es esencial tener en cuenta que la dosificación adecuada varía según las características individuales del paciente y el tipo de anestesia requerida. Sin embargo, su uso debe evitarse en personas alérgicas a este fármaco o a otros anestésicos locales tipo amida como bupivacaína, mepivacaína, prilocaína o ropivacaína.

La Asociación Española de Pediatría destaca que la lidocaína puede tener efectos secundarios graves, especialmente en niños menores de 3 años si no se utiliza según las indicaciones médicas. Se han descrito casos de toxicidad sistémica grave con el uso inadecuado de lidocaína tópica en pediatría, lo que resalta la importancia de informar a las familias sobre los riesgos asociados con su uso incorrecto. La intoxicación por lidocaína puede manifestarse con síntomas neurológicos como confusión y convulsiones, así como efectos cardiovasculares como hipertensión y arritmias.