Que un restaurante perdure en el tiempo es complicado. Un gran porcentaje de los locales que abren en España no dura más de cinco años. Por ello, poder sentarse a comer en un restaurante con cinco siglos de historia es un verdadero lujo que en pocos sitios se puede disfrutar. Muchos de los restaurantes más antiguos de España coinciden en algo, en unas características sencillas, pero que constituyen la fórmula perfecta para la longevidad y el éxito: una cocina tradicional que funciona, un buen trato con la gente y una buena relación calidad-precio.
Todas estas son cualidades que definen al Hostal de Pinós, el establecimiento gastronómico más longevo de Cataluña que, desde que abriera a principios del siglo XVI, nunca ha cerrado sus puertas. Aunque el Libro de los Récord Guinness afirma que Can Culleretes, en la ciudad de Barcelona, es el restaurante catalán más antiguo, en realidad este antiguo hostal ha conseguido perdurar aún más en el tiempo, con una historia que se remonta a 1524.
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Para sentarse a comer a estas mesas llenas de historia hay que llegar hasta la cima de la Sierra de Pinós, considerada el centro geográfico de Cataluña y ubicada junto a las comarcas de la Segarra, Bages y Anoia. Allí, anexo al santuario de Santa María de Pinós, construido por los templarios en 1312, se encuentra este histórico establecimiento. En efecto, comenzó siendo un hostal, que acogía a fieles y viajeros en sus humildes habitaciones. El hostal mantuvo sus habitaciones hasta los años setenta, cuando dejó de ofrecer alojamiento para convertirse exclusivamente en un restaurante de cocina catalana tradicional.
Ahora, las antiguas habitaciones se han transformado en cuatro comedores: un comedor principal con una capacidad para 50 personas y tres comedores de menor tamaño; espacios acogedores que mantienen la estética rústica ideal para disfrutar de la gastronomía casera de Hostal de Pinós.
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Cocina catalana con 500 años de historia
La oferta gastronómica del que es el restaurante más antiguo de toda Cataluña se basa, como no podía ser de otra forma, en la cocina tradicional catalana. Sus platos se elaboran sobre todo con productos de proximidad, aprovechando lo que este territorio ofrece, rico en todo tipo de alimentos como la carne de diferentes especies, leche y derivados, vinos, miel o aceite, muchos también ecológicos.
En sus mesas se pueden probar los platos típicos de la zona, recetas que han pasado de generación en generación como son la escudella, una sopa típica de invierno; los pies de cerdo guisados, el cordero a la brasa de carbón de encina o las patatas con bacalao. Una de sus especialidades son las ‘patatas enmascaradas’, un plato que consiste en una recopilación de ingredientes habituales en las casas de payé: la patata que tanto se utilizaba en todas las comidas y el cerdo del que se aprovechaba todo. Su curioso nombre se debe al color que adquieren las patatas al cocinarlas de este modo, gracias a una mezcla de morcilla negra y setas.
La cocina del Hostal de Pinós, se recoge principalmente en diferentes opciones de menús, los cuales pueden ir cambiando según temporada: el menú diario de entre semana (14 €), el menú de fin de semana y festivos (20 €), un menú infantil, el menú aperitivo, y el menú degustación, donde hacen una ruta por los platos más exquisitos de la cocina de esta zona.