El Rey Felipe VI ha tenido un inicio de mes muy completo, que comenzaba con su participación en una jornada dedicada por completo al apoyo al talento joven y la excelencia. El pasado 1 de marzo, el rey acudía a la entrega de las becas de los programas impulsados por Iberdrola y su Fundación en España, en un acto en el que ha estado acompañado por el presidente de la energética, Ignacio Sánchez Galán.
Tras el acto, en el que el rey se rodeaba de hombres y mujeres de éxito en diferentes campos, Felipe VI ha podido disfrutar junto a ellos de un catering cuyo servicio ha corrido a cargo de un restaurante con estrella Michelin. Como informaba el periódico digital El Español, los cocineros del restaurante Oba, Juan Sahuquillo y Javier Sanz, fueron los encargados de elaborar este menú, con platos llegados directamente desde su restaurante en el pueblo manchego de Casas-Ibáñez.
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Oba es uno de los pocos restaurantes con estrella Michelin que se pueden encontrar en la provincia de Albacete. Este proyecto nació a partir de otro restaurante, Cañitas Maite, también ubicado en el corazón de La Mancha, en el pequeño pueblo de Casas-Ibáñez. Después de más de dos años de trabajo en este establecimiento (también hotel y bar), que se convirtió rápidamente en un referente gastronómico, los jefes de cocina decidieron apostar por un restaurante aún más elevado, un proyecto más personal y atrevido que ya tiene su propia estrella Michelin, una estrella Verde y dos Soles de la Guía Repsol.
El plato que los chefs prepararon para la ocasión fue un velo de remolacha inoculada en koji a modo de taco, relleno de fiambre de faisán y pesto de hierbas silvestres. Esta elaboración se sirvió como plato único y fue acompañado de una ilustración que explicaba el contenido y elaboración del plato, según explicaba Javier Sanz y recogía el medio.
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El restaurante Oba, en el pueblo manchego de Casas-Ibáñez
Con la sostenibilidad como hilo conductor, la cocina del restaurante Oba ha puesto a este pequeño municipio de apenas 4.500 habitantes en el mapa gastronómico. Sus platos son en sí mismos un homenaje al entorno, gracias a ingredientes que pretenden salvaguardar el paisaje y ensalzar a los pequeños productores de la zona.
El restaurante, que está a punto de mudarse a otra localización, se encuentra en la actualidad en el piso superior de la casa madre, Cañitas Maite, y solo cuenta con cuatro mesas. Su propuesta gastronómica se puede probar a través de un único menú degustación de 17 pases llamado Cuaderno Uno (150 euros), con dos alternativas como maridaje. El cabrito celtibérico, el gallo castellano, las carnes de caza, la trucha común, el cangrejo de río o los tubérculos antiguos, además de las hierbas silvestres, los melones colgaos y los lácteos de oveja, son algunos de los protagonistas de su menú.