Los buñuelos de viento son reconocidos en numerosas regiones de España por su emblemática presencia en las celebraciones de Todos los Santos y en otras fiestas religiosas durante el año, como puede ser Semana Santa. Estas delicadezas gastronómicas, elaboradas con una base de harina de trigo, manteca y huevos, y luego fritas en aceite caliente, duplican su tamaño con el calor, ganando así el nombre de “de viento” debido a su apariencia hinchada.
Aunque se pueden disfrutar sin relleno, con el “viento” como único interior, la tradición los rellena con una variedad de dulces, incluyendo nata, crema pastelera, chocolate y chantillí, convirtiéndolos en un postre delicioso que mezcla sabores y texturas para una merienda deliciosa.
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El Día de Todos los Santos, Halloween para los más internacionales, se celebra acompañado de una amplia lista de recetas típicas según cada región: desde los panellets en Cataluña hasta las castañas en Galicia por el Samaín, pasando por arrope y calabazate en Murcia, gachas dulces en Andalucía o migas de niño en Castilla-la Mancha, entre otras muchas delicias nacionales e internacionales. Los buñuelos de viento son una de ellas, un dulce que en realidad se puede disfrutar en casa en cualquier época del año.
De origen árabe y elaborados en España desde el siglo X, fueron adoptados por los judíos sefardíes para celebrar la Janucá, cocinando para la ocasión unos bollos fritos con harina de trigo que denominaban bimuelos. La introducción de estos bollos en la celebración de Todos los Santos es una modificación cristiana, por la cercanía con la Janucá judía. No solo en España disfrutamos de estas delicias dulces; en la cocina mexicana también existe el buñuelo de viento, pero a diferencia del español se elabora con harina de maíz y se aromatiza con licor de anís.
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Trucos para bordar los buñuelos de viento
El primer momento clave a la hora de elaborar nuestros buñuelos es el de mezclar los ingredientes para nuestra masa. Primero, tendremos que calentar los líquidos en un cazo, pero es un grave error que estos pasen demasiado rato en el fuego. De esta forma no solo perderíamos aromas, sino que además el contenido se evaporaría demasiado y cambiaríamos las proporciones de la receta.
También la temperatura del aceite es crucial, ya que si está demasiado frío los buñuelos no flotan y si está demasiado caliente se creará una costra dura en su superficie exterior y no crecerán adecuadamente. El aceite debe mantenerse a una temperatura óptima de 170 °C para garantizar que los buñuelos no solo floten, sino que también aumenten su tamaño y adquieran un color dorado adecuado. Si no tenemos forma de medir la temperatura exacta de nuestro aceite, podemos hacer pruebas con un poco de masa. Esta debe flotar, aumentar su tamaño y dorarse en unos dos o tres minutos.
Otro de los trucos clave, en este caso para el momento de formar los buñuelos, tiene que ver con las herramientas que utilicemos. Para unos buñuelos redondos, que no parezcan un pegote, necesitamos dos cucharas con las que cogeremos trozos de masa. Cuando el aceite comience a calentarse, introduciremos las dos cucharas en él para que no se les pegue la masa y nos sea más sencillo formar nuestros buñuelos.
Receta de buñuelos de viento
Tiempo de elaboración: 40 minutos
Raciones: 4 personas
Ingredientes:
- 130 g de harina
- 250 ml de agua
- 50 g de azúcar
- Canela en polvo
- 4 huevos grandes
- Piel de limón
- 40 g de mantequilla
- Sal
- Levadura en polvo
- Aceite de girasol
Elaboración:
- En un cazo ponemos el agua, la mantequilla, la piel de limón y una cucharadita de azúcar. Lo ponemos al fuego hasta que hierva. Cuando rompa a hervir, retiramos la piel del cítrico, bajamos del fuego y agregamos la harina, la levadura en polvo y una pizca de sal.
- Mezclamos con unas varillas hasta conseguir una masa que se despegue del fondo. Retiramos el cazo del calor, añadimos a la masa los huevos y mezclamos. Es importante introducirlos uno a uno con cuidado e ir removiendo. Hasta que cada huevo no esté bien incorporado a la masa, no introduciremos el siguiente.
- A continuación, freímos los buñuelos en una buena cantidad de aceite. Con la ayuda de dos cucharas soperas, incorporamos porciones de masa al aceite, que no debe estar hirviendo, ya que los buñuelos deben freírse lentamente. Cuando las porciones queden doradas, les damos la vuelta para que vayan tomando forma de buñuelos. El tiempo de fritura oscila entre los 6 y 8 minutos.
- Cuando los retiremos de la sartén, los pasamos directamente por una mezcla de azúcar y canela, y depositamos en un papel absorbente para que expulsen los restos de aceite. Si se quieren rellenar, hacemos un corte transversal con la punta de unas tijeras e introducimos el relleno con una manga pastelera o una cucharilla.