La mitad del mundo sangra durante varios días cada mes. A menudo, lo hace con dolor, silencio y muchas dudas. De repente, al llegar a cierta edad, deja de hacerlo. También acompañada de sofocos, cambios de humor e incomprensión. Tampoco nadie sabe por qué. La menstruación ha sido la compañera de las mujeres desde los orígenes de la Historia y, sin embargo, no existe otra condición clínica que experimenten tantas personas y no sea objeto de investigación para la medicina.
La mitad que sangra (Libros del K.O., 2024) es la reivindicación escrita sobre la regla que acaban de publicar los periodistas María Zuil y Antonio Villarreal. Con entrevistas a expertas y testimonios de 915 participantes, el libro pone sobre la mesa todo lo que (no) sabemos sobre la menstruación, los mitos que asumimos como verdades científicas, lo que callan nuestras sociedades y las infinitas carencias de la investigación ante la regla.
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El pistoletazo de salida para escribir La mitad que sangra lo dio la vacuna del Covid-19. Poco después de que la franja de vacunación comenzara a descender, empezó a escucharse en las calles un murmullo sobre cierto efecto secundario de aquella primera dosis: la vacuna había alterado el ciclo, o incluso el sangrado, de muchas mujeres. Pero aquel rumor se quedó en las calles, en las conversaciones entre madre e hija y en las reuniones con las amigas. Los medios de comunicación no cubrieron aquello que le estaba ocurriendo a miles de mujeres.
Una de las causas de la marginación de la regla quizás sea su propia naturalidad, como apunta Villarreal: “Los medios no hacen mucho caso a la regla. Todo el mundo lo ve como algo tan normal y natural que no ven que sea objeto de investigación periodística”. No obstante, a diferencia de una inmensidad de cuestiones, en este caso se trata de un asunto del que, aunque no se hable, sigue existiendo. “Por ejemplo, la endometriosis afecta al 8% de las mujeres. Puedes pensar que es una minoría, pero el 8% de las mujeres españolas son cientos de miles de mujeres. Por mucho que los medios estén en otras cosas, para mucha gente el tema más importante que tienen en la cabeza cada mes es por qué me duele tanto, cuándo van a inventar un remedio, o cuándo me va a hacer caso el médico”.
“El paternalismo sigue muy presente en las consultas médicas”
Otro de los problemas que sufren muchas mujeres por la regla y dolores asociados es la incomprensión que reciben por parte de los médicos. “El paternalismo sigue muy presente en las consultas médicas”, asegura Zuil. “Está demostrado que la amplia mayoría de los médicos toman menos en serio a las mujeres cuando acuden con un dolor a la consulta que cuando lo hacen los hombres. Esto tiene que ver con el sesgo de ver a las mujeres como intrínsecamente débiles y, por tanto, como más sensibles y quejicas”.
Este perjuicio se suma al hecho de que las mujeres padecen muchas más enfermedades crónicas relacionadas con el dolor que los hombres, como ya han confirmado recientes investigaciones. La Escuela Andaluza de Salud Pública, en colaboración con el Instituto Andaluz de la Mujer, publicó en 2020 un informe en el que se detallaba que el 15% de la población adulta padece dolor crónico; el 20% de las mujeres frente a un 10% de los hombres. “Sabiendo esto, lo normal sería tomarlas más en serio en las consultas médicas cuando acuden con un dolor, pero no es así”, explica la periodista.
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De hecho, según cuentan los autores de La mitad que sangra para Infobae España, algunos de los profesionales de la salud con los que hablaron “se lo tomaban un poco a la defensiva”. A pesar de las alegaciones de que existen investigaciones sobre la menstruación en curso, lo cierto es que no se ha dado ningún avance. “No se sabe todavía qué factores propician la endometriosis, por ejemplo, ni se han desarrollado tratamientos para paliar sus efectos”. La endometriosis es una enfermedad en la que, en la parte exterior del útero, crece un tejido similar a la mucosa interior del útero y que provoca dolores intensos y dificultad para quedar embarazada.
Se pueden oír críticas, a veces desde voces de expertos y otras no, que defienden que los recursos de la ciencia deben ser empleados en enfermedades mortales. Nadie se muere por la regla, es cierto. Y tampoco es una enfermedad per se, más allá de sus posibles complicaciones. Del mismo modo que tampoco la disfunción eréctil o la calvicie y anualmente reciben cifras millonarias para su investigación, hasta el punto de que ya se está empezando a hablar de una futura vacuna contra la alopecia.
El dolor en la regla no es normal
Como indican María Zuil y Antonio Villarreal, las dos asociaciones más directas que hacemos con la regla son sangrado y dolor, pero esto no tiene que ser así. No debe ser así. No es tarea sencilla medir el dolor por la enorme carga de subjetividad que encierra, por lo que se acude a la Escala Andersen: un sistema del 0 al 10 en el que a partir de 4 se considera dolor moderado y, a partir de 7, intenso. “En nuestra encuesta, un 47% de las mujeres calificaron su dolor por encima de 7 en el peor día de regla”, escriben.
“El dolor en la regla no es normal”, sentencia Zuil. “Una regla sana solo debería generar una pequeña molestia que debería desaparecer tras tomar un ibuprofeno y que en ningún caso condicione la vida normal”. Pero si el dolor no disminuye con el analgésico, si nos obliga a meternos en la cama (dolor incapacitante), si tenemos otros síntomas como náuseas o vómitos... puede que el diagnóstico sea de dismenorrea, una condición clínica que va más allá de las molestias, que son totalmente normales.
Si de por sí es complejo recibir un diagnóstico de dismenorrea, acudir al médico supone, en muchas ocasiones, el primer obstáculo. Muchas mujeres creen que el dolor es normal, naturalmente intrínseco de la menstruación, como nos han contado nuestras madres y nuestras abuelas y desechan la idea de pedir una cita con el médico. “A veces es tu propia familia la que te desincentiva para ir al médico. Te dicen que te tomes un ibuprofeno, que si vas al médico por eso vas a estar yendo todos los meses”, se lamenta Villarreal.
Ni cada 28 días ni sincronizada con la Luna
La mitad que sangra reivindica y nos reconcilia con la menstruación, al mismo tiempo que derriba mitos tan grandes como castillos, pero cimentados sobre un suelo de barro. Puede que a muchos no les sorprenda ya decir que la mayonesa no se corta, que la cosecha no se echa a perder y que el vino no se agria si la mujer que la prepara o manipula tiene la regla. Son creencias tan falsas como que la Luna influye en la menstruación o que si un grupo de mujeres pasa mucho tiempo juntas, su regla se sincroniza. Nada de esto es cierto.
Tampoco es cierto que el ciclo tenga una duración de 28 días. Estudios recientes y que se recogen en el libro apuntan a 29, del mismo modo que se cree que el Sol tiene mucho más que ver con la regla que la Luna, pues la vitamina D influye en ciertas hormonas relacionadas con el proceso del ciclo menstrual. Pero tampoco nada de esto es exacto, ya que, como explica María Zuil, “un ciclo de regla perfectamente normal puede fluctuar entre el día 23 hasta el 35″. En parte se explica porque existen muchos otros factores como el estrés, la alimentación o la contaminación ambiental que también inciden sobre el ciclo menstrual.
Ninguna mujer en la Historia ha tenido nunca la regla
Lo paradójico de la regla es que, al mismo tiempo que damos por sentado que es lo más natural, no hablamos de ella. Se invisibiliza cada vez que una mujer con dolores no acude al médico “porque es normal” o cada vez que se ignora en los medios de comunicación pese a la alarma que supuso la alteración del ciclo en miles de mujeres tras vacunarse contra el coronavirus.
El silencio en torno a la regla no es algo nuevo de nuestro tiempo, que poco a poco abre la puerta al diálogo público. “En los libros de Historia lees a reyes que te cuentan que tuvieron demencia, jaqueca o algunas otras dolencias; pero nunca ves ni una palabra sobre si Cleopatra tuvo alguna vez algún tipo de problema menstrual”, expresa Villarreal. “Si un extraterrestre viniera y viera los libros de Historia, pensaría que ninguna mujer nunca jamás habría tenido la regla”.