Por su situación en el mapa, Madrid siempre ha sido punto de paso para los viajeros que recorrían España. Así lo demuestra su cocina, que coge un poco de todo lo mejor de cada gastronomía del país, y su cultura, abierta y diversa. En la comunidad madrileña se pueden encontrar gran cantidad de restaurantes que siguen esta filosofía, establecimientos con siglos de historia entre cuyas paredes se ha desarrollado la historia de la capital.
La Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid reconoce un total de doce establecimientos madrileños de restauración con más de 100 años de trayectoria. Cada uno de estos restaurantes cuenta con una historia de más de un siglo, años en los que han recibido a personajes de todo tipo y en los que han sobrevivido a hechos históricos y tiempos difíciles. Uno de ellos es Casa Pedro, una casa de comidas que comenzó sirviendo asados a los viajeros y que, 222 años después, sigue siendo uno de los iconos castizos de la gastronomía madrileña.
Te puede interesar: La receta de bacalao Tellagorri del restaurante Zalacaín, el primero en conseguir tres estrellas Michelin en España
En 1702, Pedro Guiñales funda esta casa de comidas en el pueblo de Fuencarral, con el nombre de su mujer, ‘Casa de la Pascuala’. El establecimiento era entonces una fonda para aquellos viajeros que se dirigían hacia Europa a través del camino de Francia, una parada en el camino donde disfrutar de una buena comida y descansar en un acogedor comedor. Con los años, el restaurante fue ganando fama gracias a la venta de vinos Garnacha y Moscatel, así como por sus platos más castizos, como los asados de cordero o el cochinillo.
A pesar de que se presume abierto desde principios del siglo XVIII, la primera constancia escrita de la existencia de Casa Pedro no es hasta 1825. Su fecha de nacimiento concreta no se puede demostrar por haberse quemado sus escrituras y toda la documentación de los archivos municipales durante la Guerra Civil española. No obstante, en el Catastro del Marqués de la Ensenada, iniciado en 1751, ya se habla de la existencia de 3 mesones en Fuencarral, siendo Casa Pedro uno de ellos.
Te puede interesar: Las mejores conservas de legumbres, según el chef José Andrés: “Puedes servirlas como quieras y quedarán estupendas”
Pedro Guiñales, representante de la quinta generación de la familia y criado en la misma casa que alberga el restaurante, tomó las riendas en 1990 con la vocación de resaltar el valor del vino autóctono. Gracias a su gestión, la antigua bodega de Casa Pedro fue restaurada, enfatizando la calidad de los caldos que ellos mismos elaboran y que en épocas pasadas proveían incluso al Palacio del Pardo. Esta bodega, que ahora dirige su hija, Irene, se encuentra en unas cuevas de la época de los árabes, en las que recogían agua y que, posteriormente, se utilizaron para esconderse y defenderse de los franceses durante las guerras napoleónicas.
Este centenario restaurante se ha mantenido durante más de 200 años y, aún, mantiene intacta su esencia y la calidad de sus platos. Sus especialidades, propias de la cocina madrileña, han atraído durante años a las figuras más importantes de la política y la cultura españolas. En sus mesas se han sentado personajes tan ilustres como el joven Rey Alfonso XIII o el Rey Don Juan Carlos I, así como artistas, toreros, políticos, periodistas o empresarios. Tanto ellos como los miles de madrileños que se han sentado a comer en casa de Pedro han dejado constancia de ello con afectuosas dedicatorias que adornan las paredes.
El baluarte del Madrid castizo que enamoró a la realeza
Si por algo destaca este restaurante, además de por su larga historia y su relación con los más relevantes personajes públicos, es por su defensa a ultranza de la cocina más castiza. Recetas que han desaparecido de la gran mayoría de cartas madrileñas siguen sirviéndose con orgullo en Casa Pedro, donde se pueden degustar platos emblemáticos como mollejas encebolladas, sesos de cordero a la romana, riñones a la plancha o manitas de cerdo.
Como en toda cocina castellana, en esta casa tampoco falta un buen asado; los de cordero y cochinillo atraen cada fin de semana a cientos de madrileños, que se desplazan hasta Fuencarral con intención de disfrutar de la cocina de la familia Guiñales.
Sin duda otra de sus especialidades son los escabeches. Comenzaron a elaborarse como método para mantener en buen estado los pescados y piezas de caza que se traían hasta la Corte y, ahora, son una de las delicias castizas que brillan en Casa Pedro. Tanta es su excelencia que, en 2018, este restaurante madrileño consiguió el premio al mejor plato castizo del año gracias a su personal receta de escabeche, utilizada con productos como el bonito, los níscalos o las perdices.