La cuenta pendiente de España con la salud mental: así es el PIR, el examen de acceso para ser psicólogo clínico en la Seguridad Social

Los estudiantes denuncian que el examen actual no refleja las competencias y conocimientos relevantes al campo de la psicología clínica

(Blogs UPN)

La salud mental se encuentra en el punto de mira público y de las instituciones, representando una asignatura pendiente para el Sistema Nacional de Salud. En este contexto, el examen para Psicólogo Interno Residente (PIR), que ofreció solo 231 plazas para 4.073 aspirantes en la última convocatoria de enero de 2023, genera preocupación entre los profesionales en formación, quienes cuestionan tanto la escasez de plazas como la idoneidad del propio examen.

El PIR constituye el único mecanismo de acceso directo para la especialización en psicología clínica a través del sistema público de salud de España, similar al ampliamente conocido MIR para médicos. Los aspirantes deben superar una prueba de gran complejidad y después completar cuatro años de residencia. Como alternativa, pero sin acceso directo al ámbito clínico, está el máster que habilita como psicólogo general sanitario, con competencias distintas a las del especialista en psicología clínica.

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De esta manera, los estudiantes y profesionales ven en el PIR un “todo o nada” que contrasta con otros sistemas sanitarios en los que una bolsa de empleo y un sistema de puntos ofrecen una progresión basada en méritos. Por esta razón, existe un sentimiento de desesperanza generalizado entre los opositores, quienes alegan que el factor suerte juega un papel más significativo que sus conocimientos especializados.

El reclamo de los estudiantes

El malestar ha llevado a los estudiantes a exigir la creación de una comisión independiente que incluya a psicólogos clínicos con título PIR, encargada de supervisar y garantizar la pertinencia y calidad del contenido de las preguntas del examen, el cual, aseguran, no refleja las competencias y conocimientos relevantes al campo de la psicología clínica. Los jóvenes ponen énfasis en la cantidad de tiempo y esfuerzo que se dedica a preparar una prueba que, al final, parece valorar más conocimientos médicos o biologicistas, aptos para un MIR, pero no para un PIR.

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Asimismo, se critica la falta de una estructura fija de contenidos en el examen y la preparación aproximada que ofrecen las academias, basada en preguntas de años anteriores. La desazón se agrava al considerar la inversión personal realizada en el estudio y la preparación, desatendiendo otros ámbitos de la vida. Todo para enfrentarse a un examen que ellos perciben como injusto.

Los opositores también resaltan la escasa visibilidad y valor que se da al PIR en comparación con el MIR, a pesar del creciente reconocimiento de la salud mental como un problema social urgente. En este sentido, reclaman una cobertura adecuada y una respuesta proporcionada a la demanda de servicios de psicología clínica, en un momento en que los problemas de salud mental y las listas de espera en el sistema público se hacen cada vez más patentes.

Los psicólogos piden ser correspondidos con un examen PIR justo, que no necesariamente sea fácil, pero que sí evalúe adecuadamente las competencias específicas de su profesión y abra más oportunidades para ejercer en un área que está demostrando ser de vital importancia para la sociedad española. La cuenta pendiente de España con la salud mental pone de manifiesto la necesidad de revisar y mejorar el acceso a la especialización en psicología clínica, un aspecto clave para el fortalecimiento del sistema de salud y el bienestar de la población.

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