Las croquetas de un histórico bar de tapas que toda Sevilla ‘pidió por Reyes’

“Baltasar, yo no quiero caramelos. Tírame croquetas de Casa Ricardo”, rezaba un cartel, colgado de un balcón sevillano, haciendo referencia al plato estrella de esta casa con más de 100 años de historia

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Las croquetas de jamón de Casa Ricardo
Las croquetas de jamón de Casa Ricardo

Pocos días antes de la noche de Reyes, una de las más especiales del año, un cartel apareció en uno de los balcones de Sevilla. Y no era un manto de Semana Santa ni un homenaje a los pasos que hacen famosa a esta capital andaluza. En cambio, el cartel dedicaba un mensaje a los Reyes Magos de Oriente, haciendo una petición de lo más gastronómica que se convirtió rápidamente en un fenómeno viral.

“Baltasar, yo no quiero caramelos. Tírame croquetas de Casa Ricardo”, rezaba el cartel, creado por Hello Monday y la marca de ropa sevillana Esenzia. Son muchos los sevillanos que han compartido esta frase, no solo por su toque humorístico, sino porque, además, hace referencia a la que sin duda es una de las tapas más conocidas y queridas de la ciudad.

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Todo amante de la buena cocina que se precie y resida en Sevilla debe conocer, casi por imperativo legal, las croquetas de jamón de Casa Ricardo. Este manjar, que se puede disfrutar en el número 2 de la calle Hernán Cortés, forma parte de la carta de un local que abrió sus puertas en 1898 y que lleva más de cien años siendo un icono de la ciudad sevillana.

No sabemos si Baltasar recibió el mensaje o no, pero no es necesario. Los cocineros de Casa Ricardo también son reyes, aunque en este caso de la mejor gastronomía andaluza. Sus platos tradicionales hacen las delicias de locales y turistas, que acuden a disfrutar de tapas como el clásico flamenquín, las berenjenas fritas con miel o la joya de sus fogones: las croquetas.

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Estas croquetas de jamón, que se sirven con patatas paja caseras, cuentan con un exterior crujiente que contrasta con una melosidad que hace que se deshagan en la boca al primer mordisco. Esta receta familiar ha pasado de generación en generación y es uno de los secretos mejor guardados de todo Sevilla. Las de jamón son las más míticas, aunque, cuando llega la Cuaresma, las sustituyen por las de bacalao, igualmente famosas a pesar de breves.

Casa Ricardo, un icono de Sevilla con ambiente cófrade

Esta taberna llama la atención a cualquier turista que pase por delante, gracias a una decoración al estilo horror vacui propio del Barroco. En sus paredes, no se encuentra ni un resquicio de pared que no esté recubierta por cuadros de vírgenes, fotografías de personajes y temas cofradieros. Este ambiente evoca constantemente a la Semana Santa, con fondos musicales de marchas de procesiones, videos de cofradías y una famosísima pizarra en la que se van anotando los días que faltan para que ‘la primera esté en La Campana’, es decir, cuando la primera hermandad comience su recorrido por las calles sevillanas.

Interior del restaurante Casa Ricardo
Interior del restaurante Casa Ricardo

La fecha de la fundación de esta icónica casa fue en el año 1898, figurando ya en 1899 en las listas de impuestos municipales como ‘Establecimiento de Abacería, de Antonio Artiante’, conocida en ese momento como Casa Antonio. Los establecimientos de Abacería eran aquellos que vendían coloniales, ultramarinos, vinos y licores, establecimientos de venta de comestibles que vendían los productos que venían de las colonias en América y Filipinas. De ahí que en este establecimiento se vendiera café de Puerto Rico, azúcar de Cuba, ron de Jamaica…

En 1915 se traspasó a Juan Fernández y García del Busto, quien le cambió el nombre de Casa Antonio por otro más sonoro: ‘La Covadonga’. Durante los años de 1925 hasta 1929, cuando Sevilla vive una gran euforia comercial, La Covadonga alcanza un notable prestigio que la convirtió en uno de los ultramarinos más famosos de toda la ciudad. Así continuó funcionando hasta que, en 1940, vino a Sevilla un joven natural de Peñarroya (Córdoba) llamado Ovidio Roig Fernández, para hacer el servicio militar. Al terminarlo, el joven cordobés fichó en el equipo de fútbol del Sevilla C.F. donde permaneció varios años como jugador. Se casó en Sevilla, y al retirarse del fútbol en 1951, invirtió sus ahorros, en tomar el traspaso de este local, al que cambió el nombre de ‘La Covadonga’ a Casa Ovidio.

Comestibles La Covadonga, antecesor de la actual Casa Ricardo
Comestibles La Covadonga, antecesor de la actual Casa Ricardo

La proximidad de la iglesia de San Lorenzo, y la circunstancia de que la Hermandad de la Soledad carecía de Casa Hermandad, hizo que Casa Ovidio se convirtiera en el lugar habitual de reunión de los muchos cofrades que, después de los cultos, acudían para charlar y tomar unas copas. La prosperidad del negocio continuó hasta 1982, cuando, al producirse el incremento de la delincuencia y verse afectada la tienda de Ovidio en varias ocasiones, su dueño decidió traspasarla, y así pasó a manos de Vicente Romero y Hermanos, jóvenes hijos del médico D. José Romero que vivía enfrente.

Poco tiempo duró la casa de comida en manos de la familia Romero, pues tres años más tarde, en 1985, volvió a traspasarse, esta vez a la familia que aún lo sigue regentando. Así, Casa Ovidio llegó a manos de Ricardo Núñez Dorado, con lo que el establecimiento pasó a llamarse Casa Ricardo, ya sin tienda de comestibles, y enteramente dedicada a vinos y bebidas, con una decidida orientación hacia lo que son las clásicas tapas, fiambres y cocina sevillana

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