“Las comidas de Navidad son señales de peligro para una persona con TCA”

La psicóloga-nutricionista Sheila Mulero ofrece una serie de recomendaciones a personas que sufren algún TCA y a sus familiares para facilitar las fiestas

Las comidas copiosas son una característica de las fiestas navideñas (Getty)

La cultura de la que formamos parte se erige en torno a la comida. No hay fiesta que no gire en torno a una mesa, celebración o reuniones con los seres queridos en los que falte un banquete. Y la Navidad es quizás la festividad más representativa de esta idea, porque la celebramos con copiosas comidas y brindis de madrugada. En España y en algunos países de América incluso despedimos el año comiendo doce uvas, que representan doce deseos para el año nuevo.

Sin embargo, estas fechas suponen una verdadera pesadilla para algunos. Las personas que padecen algún tipo de trastorno de la conducta alimentaria (TCA), como la anorexia o bulimia, sufren especialmente estas fiestas por las abundantes comidas y por tener que reunirse con un entorno que, quizás, no conoce o no comprende la enfermedad. Además, los tiempos que duran los banquetes, con su sobremesa inclusive, pueden intensificar la ansiedad en estas personas.

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Las personas con TCA muestran una fortísima preocupación por su peso, su imagen corporal y la alimentación, por lo que desarrollan conductas muy nocivas para su salud, desde negarse a comer a forzar el vómito. Estos trastornos suelen ir de la mano de otros problemas psicológicos, como la depresión y la ansiedad. Como recoge la Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia, en los casos extremos pueden llegar a provocar la muerte, siendo las causas más frecuentes el suicidio o la desnutrición.

Sheila Mulero es psicóloga-nutricionista, fundadora de Nutriestrategic y autora del libro Déjate florecer. La experta explica que, mientras que el resto entendemos la comida como disfrute y celebración, las personas con TCA lo ven como “señales de peligro pensando en las calorías de todo, sus ingredientes, clasificándolos mentalmente y llevándole a lugares muy oscuros como la necesidad de vomitarlo todo, de beber en excesos para no pensar, de autolesionarse cuando todos se hayan ido...” Todo ello detona en ansiedad, culpabilidad, miedo, descontrol y una profunda necesidad de compensación.

Fotograma de la película "To the bone", en la que Lily Collins interpreta a Ellen, una joven que sufre anorexia nerviosa (Netflix)

Las recomendaciones de una psicóloga-nutricionista

Mulero sabe de las dificultades añadidas que experimentan sus pacientes durante las fiestas de Navidad, por lo que ha querido poner el foco en reforzar lo aprendido en consultas para “ser conscientes de todo lo que les lleva a empeorar para estar alertas a las ganas de hacerlo y llevarlo a cabo”. Por ello, la experta ha elaborado una serie de recomendaciones para hacer estos días más llevaderos, dentro de lo posible, a las personas con algún TCA:

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  • Eliminar de las redes sociales cuentas que promuevan détox, control de las calorías, exalten su cuerpo o vendan dietas o “estilos de vida saludables” camuflados.
  • Elegir qué batallas librar, tener momentos de calma con una misma (respiración consciente, yoga, escritura terapéutica, paseos para tomar el aire, lectura, cerámica...)
  • Expresar con alguien de confianza cómo se sienten y seguir, si pueden, con su terapeuta durante las fiestas.
  • Recordarse por qué empezaron a recuperarse (ser conscientes de todo lo que el TCA les quita y genera de consecuencias negativas) para seguir en el camino de recuperación.
  • Pase lo que pase (aunque compensen, restrinjan, se culpen por comer de más, caigan en alguna trampa...), sean compasivas consigo mismas porque sin el amor propio no se puede sanar.

Los familiares y el entorno juegan un papel crucial para las personas con TCA y también sufren. Aunque todo lo hacen por ayudar a la persona con el trastorno alimentario, a veces pueden generar un mayor malestar. Mulero opta por la técnica “observar sin intervenir” como estrategia terapéutica del modelo de terapia breve, lo que “normalmente genera una dinámica más respetuosa donde no están constantemente atentos a cuánto come o deja de comer, cómo la ven anímicamente o físicamente... Si no comentan sobre sus actos, es más fácil que la persona no sienta tanta presión y no añadamos más leña al fuego”.

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Por ello, la experta considera que es una buena opción, terminada la comida, proporcionarle un espacio de atención a la persona con TCA: respetarla, escucharla activamente, transmitir calma... y aunque puede resultar complicado, Sheila Mulero apunta que “no hace falta decirle lo que tiene que hacer o darle soluciones que no puede llevar a cabo o no aplican a su contexto porque si pudiera hacerlo ya lo haría”. Con ayuda profesional, la personas que sufren algún trastorno alimentario pueden abordar estrategias para prevenir momentos cumbre de ansiedad y descontrol.

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