En Medina Sidonia no hay Navidad que no sea dulce. Esta localidad, situada en el interior de la provincia de Cádiz, produce miles de kilos de alfajores, unos dulces de origen árabe elaborados con harina, pan rallado, miel de abeja, almendras, avellanas y especias como cilantro, clavo, matalahúva, ajonjolí y canela. Además de ser la golosina de Al-Ándalus, el alfajor ha sido el primer producto de repostería andaluza en conseguir la Indicación Geográfica Protegida, un logro que alcanzó en 2005 y del que los asidonenses siguen presumiendo.
Se trata del dulce más antiguo que se conoce en Europa, aunque no se dispone de documentos sobre su presencia en la zona hasta el siglo XV, cuando el 2 de julio de 1487, Enrique de Guzmán, en una carta a los Duques de Medina Sidonia, pondera el Alfajor de Medina como un manjar incuestionable. Desde entonces, la tradición ha mantenido el Alfajor de Medina en los obradores del pueblo, un postre con solera que ha ido pasando de padres a hijos. Cocinados con la misma receta inalterable desde hace siglos, se elabora a base de miel pura de abeja, almendras, avellanas y diferentes especias, una combinación perfectamente balanceada que le da un sabor característico y una textura crujiente a este dulce navideño.
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Actualmente, son varios los obradores que elaboran el “Alfajor de Medina Sidonia” tal y como indica la tradición. Así los elaboran en Sobrina de las Trejas, una empresa familiar fundada en 1852 por las hermanas Trejo, pioneras en la comercialización de los productos típicos de Medina Sidonia. Sus recetas de pastelería artesana han pasado a través de cinco generaciones, hasta nuestros días, cuando los hermanos Mesa, actuales propietarios, siguen utilizando los mejores ingredientes para mantener la calidad de sus productos.
“Todo comenzó con las hermanas Trejo que, como eran mujeres, les decían las Trejas”, explica María Mesa, una de las actuales propietarias, a Infobae España. “Como no tenían descendencia, la heredó una sobrina. Por eso ese nombre”. Esta empresa tiene más de 170 años de historia, pero aún mantiene algunos detalles de sus orígenes. “Lo de los puntitos de nuestro logo es porque la gente no sabía leer ni escribir. Identificaban los envoltorios y sabían que eran de nuestra pastelería por los puntitos rojos”, explica.
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Los alfajores son su especialidad, una receta que llegó a las hermanas en boca de su doncella, Catalina. En esos momentos, cuando aún las mujeres tenían que pedir permiso al cura para abrir su propio negocio, las Trejas empezaron a elaborar este delicioso dulce, cuyos orígenes nos trasladan a épocas de asentamientos árabes. Además de estas delicias de miel, frutos secos y especias, en la Sobrina de las Trejas se especializan en otros dulces tradicionales de la zona, como son las tortas pardas, los amarguillos, las yemas de canutillo o los boliñones.
El alfajor, la primera barrita energética de la historia
“Podemos asegurar que estamos ante la primera ‘barrita energética’ de la historia”, aseguraba el chef David de Jorge, gran amante de esta golosina andalusí, en su web. De hecho, en 2013, la Asociación Andaluza para el Estudio de Intolerancias Alimentarias (SAEIA) otorgó al alfajor asidonense el reconocimiento de ‘producto excelente’, reconociendo este dulce como un producto natural con una gran cantidad de nutrientes.
Este dulce no necesita de ningún tipo de aditivo artificial, pues se conserva de forma natural sin necesidad de refrigeración. De hecho, el alfajor de Medina Sidonia desde antaño ha sido un producto que los campesinos se llevaban para realizar sus campañas agrícolas en sus alforjas, conservando este producto todas sus características durante meses. Todo ello se debe a su lista de ingredientes, repleta de alimentos de calidad. La harina y el pan rallado se unen a frutos secos como las avellanas y las almendras, una combinación que consigue su textura de la miel de abeja y su especial sabor de especias como el cilantro, el clavo, la matalahúva, el ajonjolí o la canela.
Tampoco su elaboración requiere de electricidad: con solo una fuente de calor con la que derretir la miel se pueden elaborar estos dulces de forma artesanal, tal y como lo hacen en Sobrina de las Trejas. “Es el único postre que hacemos totalmente a mano”, asegura María. “En una cacerola echamos la miel, se pone a hervir y vamos echando todos los ingredientes:, las almendras, avellanas, las especias... Esto se convierte en una masa que al principio está calentita pero que poco a poco se va endureciendo”, explica la pastelera.
Medina Sidonia, capital repostera de Andalucía
Considerada una de las capitales reposteras de Andalucía, la tradición artesana en Medina Sidonia se remonta a la época árabe. Allí, se elaboran multitud de dulces durante todo el año, con opciones que van desde las tortas pardas, que son canastilla de pasta de almendras rellenas de cabello de ángel; los amarguillos, una especie de mazapán a base de almendra amarga y azúcar; los piñonates, las yemas, las pastas y, por supuesto, el famoso alfajor.
Con algo menos de 12.000 habitantes, el pueblo que vio nacer el alfajor andaluz es uno de los más bellos de su zona. Fundada por los fenicios, Medina fue una importante colonia romana y capital de la cora musulmana de Sidonia. A mediados del s. XV entró a formar parte del Señorío de los Duques de Medina Sidonia. A día de hoy, esta localidad ha sido declarada Conjunto Histórico y Premio al Embellecimiento de los Pueblos Andaluces, gracias a un rico pasado que ha dejado en la localidad numerosos testimonios artísticos.
Aquellos que visitan Medina pueden disfrutar de sus construcciones hidráulicas, construidas en el siglo I d.C. con un total de 20 metros de galerías subterráneas; así como de El Castillo de Medina Sidonia, situado a 380 metros del nivel del mar en un lugar estratégico entre la campiña, la sierra y el mar.