El mareo es uno de los términos más populares para describir un amplio abanico de síntomas. Algunas personas lo asocian más a la debilidad, mientas que para otras es más una sensación de desvanecimiento. Los mareos que crean una percepción de que el mundo o nosotros mismo estamos girando se llaman vértigo.
Caminar, levantarse o girar la cabeza pueden intensificar estos síntomas. Las náuseas y el mareo pueden ser tan bruscas que se requiera sentarse o recostarse. La duración del mareo varía, pudiendo ser breve (apenas segundos), o extenderse por días, y es posible que ocurra de forma recurrente.
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A pesar de que los mareos rara vez son señales de un trastorno o una enfermedad grave, es uno de los motivos por los que la gente más acude al médico. Es cierto que si se dan de manera frecuente pueden afectar a nuestro ritmo de vida, por lo que sería buen momento para acudir a una consulta médica. Los mareos pueden obedecer a múltiples causas y ser solo un síntoma de algo más:
- Problemas en el oído interno que causan mareos (vértigo). El sentido del equilibrio depende de distintas partes de nuestro sistema sensorial, que son los ojos, los nervios sensoriales y el oído interno. Cuando se trastorna el oído interno, el cerebro recibe señales de este que no cuadran con la que recibe de los ojos y los nervios sensoriales. El vértigo es la respuesta del cerebro intentando ordenar esa desorientación. Puede darse por las migrañas, una infección del oído, la enfermedad de Ménière o vértigo postural paroxístico benigno.
- Problemas de circulación. Si el corazón no bombea suficiente sangre al cerebro, podemos sufrir mareos o pérdida de equilibrio. Entre las causas encontramos descensos de la presión arterial o una mala circulación sanguínea.
- Afecciones neurológicas. Trastornos neurológicos como la enfermedad de Parkinson y la esclerosis múltiple pueden provocar mareos en la persona que lo padece.
- Bajas concentraciones de hierro (anemia). Incluyendo fatiga, debilidad y palidez.
- Nivel bajo de glucosa en la sangre (hipoglucemia). Suele ser más común en personas con diabetes que se tratan con insulina. Los mareos (aturdimiento) podrían estar acompañados por sudoración y ansiedad.
- Intoxicación con monóxido de carbono. Son síntomas parecidos a los de la gripe y, además de los mareos, incluyen dolor de cabeza, debilidad, malestar estomacal, vómitos, dolor de pecho y confusión.
- Hipertermia y deshidratación. Estar activo en un clima caluroso o no ingerir la cantidad adecuada de líquidos puede provocar mareos como consecuencia del incremento anormal de la temperatura del cuerpo (hipertermia) o por deshidratación.
- Trastornos de ansiedad. Algunos trastornos de ansiedad causan aturdimiento o sensación de atontamiento, que a menudo se les describe como mareos.
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El mayor riesgo de los mareos reside en la probabilidad de caer y sufrir lesiones, cosa que se agrava en las personas mayores. Tener mareos durante la conducción de un vehículo o manejando maquinaria pesada puede aumentar el riesgo de provocar un accidente. Las consecuencias a largo plazo pueden ser peligrosas si no se trata a tiempo la enfermedad subyacente que causa esos mareos.