Así es crecer con diabetes tipo 1: “Tienes que madurar siendo muy pequeña. Yo con 8 años ya me pinchaba sola”

A María Romeo le diagnosticaron diabetes con siete años. En la actualidad comparte su día a día a través de las redes sociales

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María Romeo (Imagen cedida por
María Romeo (Imagen cedida por ella)

El cuerpo humano es una máquina muy compleja. Y cuando alguno de sus engranajes falla, la descompensación se hace evidente. Así, la glucosa es su principal fuente de energía y, en su ausencia, los problemas de salud pasan a ser una preocupación de primer orden. La glucosa necesita a la insulina para poder moverse a través del organismo e ingresar en las células que forman los músculos. Sin ella, el cuerpo no puede generar la energía que necesita.

Las personas con diabetes tipo 1 no producen esta hormona, por lo que el azúcar se acumula en el torrente sanguíneo, causando graves riesgos para la vida. En España los casos de diabetes tipo 1 se cifran en 90.000 personas, según los datos de la Sociedad Española de Diabetes. Tras el diagnóstico, los pacientes deben aprender a vivir adaptándose a las necesidades específicas de su enfermedad. La influencer María Romeo, de 23 años, lleva más de la mitad de su vida conviviendo con la diabetes tipo 1. A día de hoy comparte su día a día a través de las redes sociales

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Del debut a la adaptación: así es convivir con la diabetes tipo 1

La diabetes tipo 1 puede manifestarse a cualquier edad. Aunque es más frecuente que los primeros síntomas aparezcan entre la infancia y la adolescencia. En el caso de María Romeo, la enfermedad irrumpió en su vida a la edad de 7 años. Entre tanto, tal y como ella misma cuenta, los inicios de su historia con la diabetes son parte del relato de sus padres. “Mis padres vieron comportamientos raros en mí”, comienza explicando.

Sus síntomas eran los propios de un marco diabético habitual. Tenía mucha hambre, bebía más de lo normal y orinaba demasiado. “Llegué a hacerme pis en la cama otra vez con siete años, aunque mis padres pensaban que lo hacía por celos de mi hermano pequeño”, ha apuntado. Además, tras un primer análisis de glucemia capilar, la diabetes parecía haber quedado descartada. Sin embargo, los síntomas seguían, por lo que las consultas médicas continuaron para ella.

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En su caso, fue una prueba de orina lo que hizo saltar la voz de alarma. “Salió el azúcar alto en la orina y el médico llamó a mis padres, que me vinieron a buscar a una excursión para que me miraran el azúcar en el dedo”, ha relatado Romeo. En este sentido, la prueba en el dedo fue clave. “Salió un valor muy muy alto, no recuerdo si fue de 500 y pico o tan alto que la máquina ni siquiera lo identificaba, nos mandaron directos al hospital”, explica. Una vez en el hospital, los médicos la estabilizaron con insulina. Ella recuerda ver a su madre llorar y ponerse a llorar con ella. Sin embargo, las lágrimas no duraron mucho. Y es que, ya con el diagnóstico en mano, tanto ella como su familia comenzaron a incorporar la diabetes en su vida diaria.

Las sumas, las mediciones y los pinchazos pasaron a ser un elemento más en el día a día de María Romeo. La joven asegura que para ella esto nunca fue obstáculo. No obstante, sí ha tenido que crecer de una manera diferente a la de las personas sin ninguna patología. “Al final tienes que madurar siendo mucho más pequeña”, ha asegurado. Ella siempre ha sido muy consciente de no querer sufrir los posibles efectos de la diabetes tipo 1 en el futuro. Por tanto, desde niña se hizo responsable de su salud. “En segundo de primaria tuve que empezar a hacer reglas de tres porque tenía que calcular lo que tenía que comer y tenía que pesar todos los alimentos. Me tuvieron que enseñar mis padres”, ha aseverado. “Debuté en marzo y en noviembre, con 8 años, ya me pinchaba yo sola”, añadía.

Durante su infancia siempre se sintió igual al resto. Sin embargo, en la adolescencia sí se vio obligada a afrontar episodios más complejos. “Cuando todos empezaron a salir y a beber, sí que hubo algún momento en el que me sentí diferente. Aunque creo que es normal, porque al final todos hacen una cosa y tú estás haciendo otra distinta”, ha reflexionado. Pero a pesar de todo, hoy se reafirma. La diabetes es parte de ella, pero no es una limitación. “Siempre digo que no es un obstáculo, que es una compañera de vida con la que hay que aprender a vivir con ella. No es que haya un ámbito en el que sea una limitación, es que al final la diabetes está ahí siempre”, ha señalado.

Las redes sociales: un arma de doble filo

María Romeo sabe que la diabetes va a estar siempre con ella. Por ello, los catéteres, las agujas o la insulina son un elemento más de su día a día. Pero para mucha gente no. Su rutina diaria se popularizó en las redes sociales causando un gran interés entre los usuarios. En un primer momento, Romeo comenzó a compartir videos por casualidad y con el apoyo de su hermana. Su primera publicación fue la de un video cambiándose en catéter. “Se hizo viral el vídeo y me hicieron muchas preguntas”, recuerda. A día de hoy cuenta con 176.000 seguidores en TikTok.

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Miles de personas aprenden con ella diariamente. Sin embargo, su perfil en TikTok le ha hecho ver el desconocimiento que hay sobre la diabetes. Además, entre la ignorancia también se asoma la peor parte de internet: el odio. Los comentarios hirientes contra ella y contra su enfermedad también son una parte de su fama en redes sociales. “Hay gente que dice que la diabetes tipo 1 tiene cura o que esto me ha salido por comer mucho azúcar. Y me molesta bastante”, explica.

“La gente no tiene ni idea de lo que es la diabetes”, sentencia la joven. A su vez, apunta que, por norma general, pensar en diabetes es pensar en pincharse y en no comer azúcar. Sin embargo, ella asegura que es mucho más que eso. Así, para explicarlo alude a la metáfora de Medtronic, la empresa productora de la bomba de insulina que ella utiliza. “En blue balloon challenge hacen la comparación de que la diabetes es como sostener un globo en el aire todo el día sin que se te caiga y sin que se explote. Tienes que hacer todas tus actividades diarias sin que esto pase. Evidentemente, es complicado. Pero eso es la diabetes”, ha concluido.

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