El mejor bar tradicional de Madrid: cocina casera y una amplia carta de vinos

Con un siglo de historia, Bodegas Rosell sigue siendo un referente en el mundo del buen comer y beber en Madrid. Este local familiar conserva el espíritu de las tabernas decimonónicas, tanto en su decoración, como en el servicio atento y profesional ofrecido con el máximo detalle a todos sus clientes. Esta es la razón por la que la Academia Madrileña de Gastronomía ha reconocido este martes a Bodegas Rosell como el mejor bar tradicional de la comunidad.

Ubicado estratégicamente cerca de la estación de Atocha, este establecimiento es una joya del pasado, presente y futuro de Madrid. Desde su creación en 1920, gracias a la visión innovadora de la familia Rosell, ha mantenido su esencia, transformando un antiguo despacho de vinos a granel en la reputada taberna que conocemos hoy.

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Adornada con una icónica fachada de azulejos de Talavera que muestran un mosaico publicitario del vino de Valdepeñas y que Bodegas Rosell luce orgullosa como seña de identidad de las bodegas de finales del siglo XIX. Se trata de una obra maestra de principios de siglo XX del sevillano Alfonso Romero Mesa, celebrado por su trabajo en la plaza de Toros de las Ventas, Villa Rosa y la plaza de España de Sevilla. Estos coloridos azulejos son hoy todo un monumento a la estética bodeguera madrileña.

Bodegas Rosell presume orgullosa de una carta de vinos de alta calidad, con más de 200 referencias que cubren desde denominaciones españolas menos conocidas hasta las más populares. Aquí se puede encontrar marcas de moda y podrás probar una selección por copas que cambia mensualmente, todo esto a precios asequibles y con un servicio de vino impecable.

Además de la excepcional oferta de vinos, en esta taberna ofrece una amplia variedad de platos de la auténtica cocina casera tradicional. Destacan los quesos (con hasta siete tipos en la carta), la tortilla de patatas, y las famosas croquetas de jamón, cabrales o bacalao. En verano, el salmorejo es el rey de la casa, junto con una multitud de deliciosas recetas para degustar en la terraza.

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El interior de la bodega guarda con orgullo antiguas fotografías en blanco y negro de la familia Rosell, recortes de prensa y las antiguas tinajas para la venta de vinos a granel. Asimismo, se pueden ver las pizarras con los vinos anotados en tiza y una antigua cámara frigorífica de madera en funcionamiento, comprada por los padres de Manolo Rosell, el actual propietario, con el dinero de su boda.

Manolo mantiene viva la tradición familiar y la de su abuelo, quien elaboraba vino en Toledo y lo traía a la taberna. Tras estudiar en la escuela de La Vid de la Casa de Campo y formarse como sumiller en la Cámara de Comercio, Manolo se dedicó a la enología, convirtiéndose en el catador de la Denominación de Origen Vinos de Madrid. Desde hace más de dos décadas, Bodegas Rosell cuenta con casi 30 referencias de vinos de la región en su carta, siendo el establecimiento con mayor presencia de vinos madrileños.

La oferta culinaria es igual de excepcional, con más de 100 comensales que llenan sus mesas cada día para el almuerzo y la cena. La cocina tradicional -herencia de la madre de Manolo-, la situación privilegiada junto a la estación de Atocha y la cercanía de un hotel contribuyen a su éxito, pero siempre con el pensamiento y cariño puestos en los vecinos. Platos como las berenjenas laminadas y rebozadas con salmorejo, o el bacalao Rosell macerado en aceite de oliva con ajo y guindillas, son algunas de sus especialidades, que pueden maridarse a la perfección con sus vinos. De esta manera, Bodegas Rosell sigue conquistando a la clientela, manteniéndose como un reputado referente de la escena gastronómica madrileña.