Qué significan los números de los huevos que se compran en el supermercado

Frito, cocido, pochado, a la plancha, en tortilla… El huevo se puede cocinar de formas muy distintas y, además, se trata de un alimento muy nutritivo que no puede faltar en ninguna dieta saludable. No solo es un ingrediente rico en proteínas, sino que además cuenta con otros nutrientes como las grasas monoinsaturadas, hierro, zinc, fósforo, potasio, calcio, ácido fólico y vitaminas de tipo A, D, E, B3 y B12.

Aunque sabemos mucho sobre cómo cocinar y disfrutar de este alimento, aún hay muchos mitos y dudas que rodean al mundo del huevo. Si se puede o se debe comer uno todos los días, por ejemplo, es una de estas eternas preguntas. Pero hay otras cuestiones sobre el huevo que, aunque muchos ignoran, todos deberíamos conocer. ¿Te has fijado alguna vez en los números y letras que aparecen marcados en cada huevo? ¿Sabes qué significan y por qué están ahí?

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El etiquetado de huevos consiste en la estampación sobre su cáscara de un código consistente en una combinación de letras y números. Dicha estampación debe ser efectuada, según exige la normativa europea, mediante una tinta roja alimentaria que no afecta a la salubridad de su consumo.

En la Unión Europea, la longitud del código puede variar de un país a otro. En España se imprimen 11 caracteres, que cuentan diferentes cosas sobre el huevo que consumiremos. Esta combinación de letras y números nos permite conocer algunos datos extra sobre el lugar de origen y procedencia de los huevos que vamos a consumir, así como las condiciones en las que se han criado las gallinas que los pusieron.

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Cuando compramos una caja de huevos de gallina, encontramos en el envase casi toda la información del producto que tenemos entre manos:

• El nombre de la empresa que produce los huevos y dónde se encuentra.
• La categoría de calidad de los huevos, puede ser A, B o C.

Clase A: huevos frescos con calidad máxima, los cuales no se lavan, limpian ni someten a ningún tratamiento de conservación

Clase B: huevos con una calidad corriente, ya que han sido objeto de tratamientos de limpieza, así como desinfectados por procedimientos de inmersión y refrigeración.

Clase C: huevos aptos para el consumo humano, pero que solo se destinan a las industrias, alimentarias o no alimentarias.

• El tamaño, que puede clasificarse entre:

S: huevos pequeños, con un peso inferior a 53 g.

M: huevos medianos, con un peso entre 53 y 63 g.

L: huevos grandes, con un peso entre 63 y 73 g.

XL: huevos extra grandes, con pesos superiores a los 73 g.

• La cantidad de huevos que contiene el envase.
• La fecha de consumo recomendado, y las indicaciones de conservación.

Además de la información contenida en el envase, en la cáscara de cada huevo podemos encontrar un código impreso en rojo, con una serie de cifras alfanuméricas que nos darán toda la información relacionada con la puesta y producción de este artículo. Desde la Ordenación de Bienestar Animal de 2004, la Unión Europea establece y regula el registro general de explotaciones ganaderas, obligando a las empresas a imprimir sobre sus huevos esta información, y, desde 2005, también la fecha de caducidad.

En esta etiqueta encontramos diversos datos, desde la ubicación de la granja de procedencia de los huevos hasta el final de la cadena de comercialización. Para interpretar el etiquetado que llevan los huevos debes tener en cuenta los siguientes datos: el primer dígito (empezando por la izquierda) es un número que indica la forma en la que se ha criado la gallina. Si comienza por 0, es de producción ecológica; por 1, procedente de gallinas camperas. Si el código comienza por 2, están criadas en el suelo, y si comienzan con 3, criadas en jaula.

Las dos letras que siguen a este número se refieren al país de la Unión Europea de donde procede este producto. Si la granja de producción está en España, verás las letras ES. A continuación, el código sigue con ocho números que identifican la granja específica en la que se han producido. Los dos números que siguen a las letras corresponden a la provincia en la que se ubica la granja, y el municipio aparece en las tres cifras posteriores. Los tres últimos números identifican la granja de origen. Adicionalmente, puede haber una letra al final del código que identifica cada manada de gallinas dentro de una misma granja.