Los productores de vino se preparan para la peor vendimia de la última década: “La sequía ha acabado con las plantaciones”

Castilla-La Mancha y la Ribera del Guadiana esperan pérdidas del 30%, un porcentaje que baja hasta el 15% en la cuenca mediterránea. La Ribera del Duero y Galicia luchan por sobrevivir a la debacle

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Un trabajador recoge uvas durante
Un trabajador recoge uvas durante la última vendimia. (Ricardo Rubio / Europa Press)

España es el país con más viñedos de todo el mundo y produce una cuarta parte del vino que se embotella en Europa. Las particularidades climáticas de la península se destapaban como una de las claves de su éxito, sin embargo, aunque la planta suele resistir al estrés hídrico, las sucesivas olas de calor de este verano han acabado con las cepas y anticipan la que para muchos agricultores será “la peor vendimia de la última década”. La sequía ha causado estragos en el campo español y todo apunta a que el vino tampoco se va a librar de sus efectos.

“En Extremadura y Castilla-La Mancha la cosecha está bastante avanzada y ha sido desastrosa. Los viñedos están secos y se espera una merma de la producción por encima del 30%. Los precios no se han recuperado todavía de la pandemia y con estas previsiones no salen las cuentas”, explica Catalina García Reyes, responsable de vino de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) en la Ribera del Guadiana. En la cuenca mediterránea, especialmente en Cataluña, las pérdidas oscilan entre el 15% y el 20%. Las únicas zonas que luchan por sobrevivir a la debacle son Galicia, La Rioja y la Ribera del Duero, que recuperan tímidamente los niveles de producción de los últimos años a pesar de las altas temperaturas registradas en el mes de junio.

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Los viticultores reconocen que el escenario es “mucho peor” de lo que contemplaban en un primer momento y creen que la vendimia será “corta”. Las noches cálidas de finales de agosto y el paso de la DANA están detrás de este giro de guion. “La meteorología cambiante va a repercutir en la cantidad de la cosecha final, pero no en la calidad”, señala José Luis Benítez, director general de la Federación Española del Vino (FEV). Los sistemas de regadío avanzan a pasos agigantados y están presentes en el 23% de la superficie total cultivada, aunque la falta de agua también ha condensado sus capacidades de uso.

Llevamos varios años en los que es difícil encontrar vino español de mala calidad, de hecho, se puede decir que ha mejorado. Este es el único aspecto positivo de tener menos producción, dentro de que a ningún agricultor le gusta lógicamente perder dinero”, añade el directivo en unas declaraciones recogidas por Infobae España. Los trabajadores del sector denuncian que los costes de producción se han disparado, pero las bodegas no han querido trasladar esta subida al precio que pagan por la uva.

Las particularidades climáticas de Galicia
Las particularidades climáticas de Galicia anticipan una vendimia sin pérdidas. (Elena Fernández / Europa Press)

En los últimos meses, muchas bodegas de La Rioja, Navarra y País Vasco han tenido que recurrir a la destilación de crisis para retirar decenas de litros de vino del mercado. Con esta técnica, los productores se deshacen de las cajas que no consiguen vender para equilibrar la oferta y la demanda antes de la próxima vendimia. Esta temporada, con la producción bajo mínimos, los viticultores esperan no tener que apretar el botón. “No creo que sea la solución más adecuada, tenemos que empezar a olvidarnos de ella”, apostilla Benítez, director general de la FEV.

Los vinos blancos y espumosos triunfan en el mercado

El mercado del vino no pasa por su mejor momento y las familias han reducido su consumo tras la subida generalizada de los precios. “No es un producto de primera necesidad y eso se nota cuando la economía va mal”, admite Catalina García Reyes, portavoz de la UPA. Las exportaciones también han caído y los principales compradores —Estados Unidos, Reino Unido y Alemania— han reducido la demanda por sus problemas financieros. El mercado chino, que apuntaba maneras poco antes de la crisis sanitaria, también lleva meses estancado.

“Los vinos blancos y espumosos están funcionando estupendamente, tanto aquí como en Italia. Los tintos, en cambio, están más parados. Este desajuste podría repercutir en los precios”, avanza José Luis Benítez. En España, la mitad de la uva que se produce es oscura y los agricultores no ocultan su “preocupación”. Los trabajadores del sector consultados por este diario piden una solución que tenga en cuenta sus necesidades: “Necesitamos un seguro fuerte y un plan nacional para promocionar nuestros vinos. La realidad del campo dista mucho de lo que se piensa en los despachos”.

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