Jesús Martín-Fernández es neurocirujano especializado en cirugía despierta de tumores y compositor, aunque también da conferencias, ha patentado un test con inteligencia artificial y está escribiendo un libro. Con tan solo 30 años es todo un pionero en su campo, en la Neurocirugía, ya que no solo opera pacientes despiertos, sino que está enfocado en conservar sus emociones, aunque afirma y reafirma que es Hugues Duffau, neurocirujano y su mentor, quien “lo ha cambiado todo, su papel ha sido clave”, destaca.
El doctor Martín-Fernández explica a Infobae España que tenía claro desde pequeño que su futuro estaba en la Medicina y, en concreto, en la Neurocirugía, porque, por un lado, tenía curiosidad, no solo por el cerebro, sino por la mente humana y por cómo funciona. Por el otro, por una circunstancia familiar: diagnosticaron un tumor cerebral a su tío mientras él estaba estudiando cuarto de Medicina. En este sentido, explica que siempre se ha quejado de que nadie le hiciera test para ver cómo funcionaba su mente por qué ya no tenía sentimientos, no era capaz de establecer un vínculo o “reconocer las emociones en las caras de la familia”. Esto le hizo enfocarse en la cirugía despierta e intentar desarrollar técnicas que permitan preguntar durante la cirugía qué partes del cerebro pueden “ser críticas o no para el procesamiento de las emociones y, por lo tanto, del comportamiento”.
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A partir de ese momento, con un objetivo en mente, comenzó a trabajar para conseguir ese sueño. Y, entonces, llegó el momento de ponerse delante de un cerebro abierto. “Es bastante impactante”, afirma Jesús Martín-Fernández, aunque aclara que al final eso es solo lo que se ve, pero para él lo realmente interesante es “lo que hay más allá, o sea, cómo ese cerebro se pone a funcionar y realmente es capaz de crear una infinidad de mundos subjetivos, cómo podemos estar nosotros ahora imaginándonos cómo es el otro, en qué situación está, qué hace... Eso es lo que realmente me llama la atención”.
Cómo saben dónde está situada cada emoción en el cerebro
Jesús Martín-Fernández se dedica a operar tumores que se encuentran dentro del cerebro, los llamados gliomas, y lo que le diferencia del resto es que no solo se preocupa de extirparlo, sino de que la persona pueda tener una vida igual o lo más parecida posible a la que tenía antes. Para ello necesitan conocer dónde se encuentran situadas unas funciones cerebrales u otras. Lo importante, detalla, es conocer que en todos los cerebros existe una gran variabilidad en la superficie, pero en la profundidad hay unos tractos, que son como “unas autopistas o carreteras profundas, y que son prácticamente comunes a todo el mundo”.
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A lo que añade: “Entonces lo que hacemos es, en la superficie, buscar dónde está cada una de las funciones localizadas en cada persona para entrar al tumor por zona segura, y cuando llegamos a la profundidad, ahí sabemos que hay ciertas carreteras que son comunes a todas las personas”. Aunque también conocen los límites: “Nosotros sabemos de antemano dónde vamos a tener que parar la recepción del tumor, que es en aquellas carreteras que le den la conectividad a todo el cerebro”. Pero ¿cómo saben donde está la puerta de acceso a esos tractos, esas carreteras profundas?
Por un lado, explica el doctor Jesús Martín-Fernández, aplican una corriente durante cinco segundos (tiempo máximo porque si lo exceden pueden generar una crisis convulsiva) y en ese tiempo le pregunta al cerebro si esa zona en la que se ha aplicado la herramienta es crítica para una determinada función, todo mientras el paciente está realizando una tarea de lenguaje o reconocimiento emocional, por ejemplo.
“Si esa zona que tú tocas es crítica, el paciente va a tener una afectación durante esos cinco segundos. Es decir, si es una zona crítica para el lenguaje, vas a tocar y el paciente o no va a hablar, o va a cambiar una palabra por otra. En caso de que sea una zona crítica para el procesamiento emocional, va a reconocer una emoción diferente que no es la que él reconocía antes. O sea, que la puerta de entrada la eliges viendo dónde están las zonas críticas”, relata.
Además, explica que, por ejemplo, cuando están trabajando no se piensa en el lenguaje en general, sino en todos sus componentes (léxico, semántica, fonética, pragmática y los rasgos supersegmentales como la dicción o el acento). Todos estos componentes los valoran por separado, aunque funcionen como un todo. “Primero vemos qué parte del cerebro es crítico para emitir palabras. Luego, para ser capaz de nombrar objetos, también se le presentan visualmente. Y luego vamos a la cognición semántica, es decir, tareas de asociar conceptos. Ponemos tres objetos y durante la aplicación de la corriente, tiene que decidir de esos tres objetos cuáles son de la misma familia, por ejemplo, ponemos una botella de agua, un perro y un gato, en este caso debería asociar perro y gato. Hay veces que en zonas críticas para la semántica, tú aplicas corriente y la persona te dice, a lo mejor, botella de agua y perro”.
Test previos a una operación
Durante una operación este profesional y su equipo realizan diversas pruebas entre las que se encuentra el reconocimiento de emociones, aunque para ello es necesario realizar un proceso de preparación que comienza mucho antes de la operación. Lo primero que hacen es validar, dado que se trata de una prueba “muy subjetiva”. Para ello pasan un test a un amplio número de personas sanas, sin enfermedad, donde más del 90% de sujetos ven esa emoción o sienten esa emoción. Tras ello se realiza un “triple check”, que es pasarle tres veces ese estímulo al paciente antes de la cirugía y solo los que las tres veces sientan de la misma forma o vean la misma emoción son los que podrán ser operados.
Con este procedimiento se aseguran de lo que siente el paciente o lo que ve y, si en quirófano cuando se aplica la corriente no responde de la misma forma en que lo hacía “significa que esa zona es crítica eléctricamente para todos aquellos circuitos y subcircuitos que estén involucrados en el procesamiento de las emociones, es decir, solo el estímulo eléctrico y la distorsión del circuito son lo que cause esto”.
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Una operación a la carta
“Nosotros, como yo digo, operamos a la carta”, afirma el neurocirujano. Pero ¿qué es operar a la carta? Jesús Martín-Fernández tuvo una paciente que hablaba cinco idiomas y era intérprete, tenía un tumor benigno, pero con tendencia al sangrado, lo que podía hacer que perdiera todos los lenguajes. En este caso, se hizo una cirugía a la carta. “En esta persona que habla cinco idiomas se hace una cirugía despierta dedicada sobre todo a cada uno de los lenguajes, a la afluencia del lenguaje, a la cognición semántica, a acceder al léxico en cada uno de los idiomas y luego, por supuesto, la preservación de las carreteras profundas que son clave para la funcionalidad en general”.
Respecto a si alguna vez un paciente ha pedido preservar, por ejemplo, una emoción antes que la movilidad de una parte del cuerpo, el neurocirujano explica: “Sí, a ver, es complejo. Es decir, sí, es a la carta, pero por mucho que sea a la carta, tú intentas preservar todas las funciones. Hay casos que tú sientes que no puedes quitar toda la lesión a nivel superficial, porque para nosotros a nivel profundo es innegociable respetar los tractos, pero a nivel superficial sí que puedes apurar un poco según lo que hayas acordado con el paciente. Yo soy pleno defensor de que el paciente tiene que ser parte del resultado de la cirugía. No podemos hacerlo a la carta literal, es a la carta dentro de lo que el cerebro nos deje”.
Test de inteligencia artificial con metahumanos de avatares
Este neurocirujano no solo dedica su tiempo al quirófano, sino que ha desarrollado un test con inteligencia artificial para optimizar una imagen y que sea lo más real posible para presentarle una emoción a alguien y preguntarle qué es lo que siente la persona que está viendo en la fotografía. Para ello han traqueado actores haciendo emociones complejas, lo que llamamos emociones sociales. Ahora cuentan con una base de datos de grandes dimensiones con actores de diferentes culturas en todo el mundo. El objetivo a futuro es “intentar generar un test que sea lo más universal posible”, destaca.
“Te encuentras personas que se ven desde fuera o que sufren una crisis de llanto o risa en el quirófano”
A lo largo de su carrera como neurocirujano operando a personas despiertas, este profesional se ha encontrado todo tipo de casos. Entre ellos una persona que se veía desde fuera, algo que asegura no se sabe exactamente qué es lo que pasó, aunque afirma: “Lo que yo tengo claro es que no es ningún concepto religioso”. Según explica, hay una red que se llama la red por defecto que está muy involucrada en lo que es el concepto de uno mismo. En este sentido, explica que creen que hay determinadas zonas críticas que pueden variar en cuanto a milímetros o centímetros de una persona a otra. Aunque creen que son “puntos calientes” dentro de esta red que por defecto al hacerle un daño transitorio, un daño virtual, hacen que haya una discontinuidad en el sentirte como tú eres y como te ves. “Pero no lo sabemos, estamos en proceso de entenderlo”.
Aunque esto no es lo más extraño que ha vivido en un quirófano. “Yo creo que lo que más me ha impresionado es hacer una estimulación en la superficie y generar una crisis de llanto y un cambio de mood a tristeza y que el paciente llore sin una causa justificada. Esto no es muy habitual, es muy raro que pase, es decir, es muy sencillo que tú encuentres un punto en el cerebro que al tocarlo siempre cause una parada del movimiento del brazo, pero es muy difícil que tú toques un punto y generes una distorsión en la percepción de algo o un cambio de comportamiento porque son funciones muy complejas que están distribuidas en muchos puntos”.
Sus otros proyectos: un libro, un “quirófano ambulante” y la composición de música
Además de ser un pionero en la neurociencia de cirugía despierta, Jesús Martín-Fernández también trabaja en otros proyectos, aunque de entre todos destaca la “unidad de cirugía despierta ambulante”, como él la llama. Se trata de un proyecto en el que este profesional, junto a su equipo, viajan a diferentes países del mundo para realizar una operación de cirugía despierta. España, Italia, Polonia y próximamente Argentina son algunos de los que han visitado. También tiene proyectos relacionados con la inteligencia artificial en realidad mixta, digitalización y el uso de la IA en la Neurociencia. Por otra parte, está escribiendo un libro sobre la filosofía de la cirugía despierta las emociones, sobre qué experiencias se llegan a tener en un quirófano cuando se opera una persona con un tumor mientras está despierta, es decir, el libro es como un diario de este neurocirujano.
Medicina y Neurociencia aparte, también dedica su tiempo a la música, en la que lleva formándose desde los cuatro años, primero en guitarra clásica y posteriormente en composición para orquesta sinfónica, donde cuenta con un máster en dirección de orquesta. Para poder llegar a todo, Jesús Martín-Fernández asegura que “no hay secreto. Al final dejas a un lado la vida social, la vida familiar o al menos tienes menos tiempo para eso”.