En pleno centro de la ciudad madrileña de Leganés abrió sus puertas hace escasos seis meses un restaurante especializado en comida portuguesa en el que la carne y los bocadillos se sirven en grandes cantidades. En el Gastro-Bar Lusitano, la carta está repleta de platos típicos de toda la zona de Portugal: bacalao, embutidos, postres... Pero lo que más destaca de la oferta de este local son sus retos de comida, con los que comer en su restaurante no solo puede salirte gratis, sino que, además, puedes incluso ganar dinero.
Carlos Manuel Amador, nacido en Oporto, es el dueño de este restaurante de comida portuguesa ubicado en la Plaza Salvador, 5, un local especializado en bacalao y que cuenta con varios retos que ha conseguido llamar la atención de influencers gastronómicos y amantes de la comida XXL. No solo por los deliciosos platos que incluyen, sino también por el premio que supone conseguirlos.
“Llevo haciendo retos desde el 2011, solo que ahora con las redes sociales ha llegado más que antes”, cuenta Carlos a Infobae España. La idea de estos retos sale de buscar la rentabilidad a platos tan baratos como la bifana. “Me daban más trabajo que beneficio, porque no es como Portugal que vendes 50 bifanas al día”, cuenta el cocinero, “tenía que hacer algo para rentabilizar el negocio, para que la gente se siente y deje dinero”. La idea del reto se le vino a la mente en una especie de momento eureka, mientras iba a comprar el pan. ¿Por qué no rellenar una hogaza entera con esta deliciosa carne en salsa y convertirlo en un reto?
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Una bifana de 1,2 kg
El reto es sencillo. Primero, hay que avisar al restaurante con unas horas de antelación, para reservar tu mesa y que tengan tiempo para preparar este maxibocadillo. Al llegar y sentarse a la mesa, Carlos te recibe con un gigantesco bocadillo de carne acompañado de patatas y un cronómetro. El reto consiste en comérselo entero en 7 minutos o menos. Si lo consigues, no solo te sale gratis, sino que además te premian con 25 euros. Si no, puedes invertir todo el tiempo del mundo en comértelo, pero pagando los 25 euros que cuesta esta deliciosa bifana.
Este reto, que pasa por ingerir un bocadillo que pesa nada más y nada menos que 1,2 kilogramos, se puede acompañar de la bebida que desees, pero no entrará dentro del desafío y se deberá abonar aparte.
Para los que no la conozcan, la bifana es un plato típico de la cocina portuguesa que consiste en un bocadillo hecho con papo seco (un panecillo portugués) y relleno de chuletas de cerdo muy finas, marinadas, sobre las cuales se rocían los jugos de su cocción. La tradicional marinada portuguesa se prepara con vino blanco seco, jugo de limón, hojas de laurel, pimentón y ajo, aunque esta mezcla puede variar según el cocinero.
La francesinha más grande del mundo
Este reto, ya viral en redes sociales, no era suficiente para Carlos Manuel, que aspira a seguir haciendo crecer su negocio. Ahora, desde sus cocinas de Leganés ha conseguido batir el récord de la francesinha más grande del mundo, que hasta hoy se situaba en 5,2 kilogramos. La suya la supera por 300 gramos y forma parte de otro reto que promete convertirse en un fenómeno viral.
La francesinha es uno de los platos más conocidos de la cocina portuguesa, un sándwich hecho con pan de molde tostado, relleno de diversos embutidos y carnes y recubiertos con lonchas de queso gratinadas. En el Gastro-Bar Lusitano lo rellenan con jamón, una capa de queso, chistorra, salchichas y filetes de ternera todo ello gratinado y completado con huevos a la plancha y su salsa picante especial elaborada con cebolla, ajo, laurel, tomate y licores como whiskey, ron y vino de Oporto.
Con un peso de 5,5 kg, este enorme sándwich servido en bandeja está pensado para 10 u 11 personas, pero puede pedirse entre dos para tratar de completar el reto. El reto de velocidad actual es para una pareja que consiguió comérsela en 37 minutos. Si consigues batir el récord, el restaurante entregará un premio de 150 euros.
Estos retos han llevado al Gastro-Bar Lusitano a convertirse en uno de los locales más conocidos de Leganés en solo unos cuantos meses. Se debe principalmente a que Carlos Manuel Amador, dueño del restaurante, consiguió atraer a gurús e influencers del mundo de la gastronomía que cuentan con miles de seguidores en TikTok e Instagram. Ellos se dedican a encontrar los bares y restaurantes más excéntricos y atractivos del país, y han encontrado a su paso este reto, que ha llevado al gastro-bar leganense a la viralidad online.
Bacalao, cataplanas y otras especialidades portuguesas
Además de la brutal bifana y la enorme francesinha, este restaurante de Leganés tiene otras especialidades culinarias, inspiradas en su mayoría en la cultura gastronómica de nuestro país vecino. El bacalao es uno de sus platos estrella, un producto básico en la cocina portuguesa que se cocina de muchas formas diferentes, casi todas ellas disponibles en este gastro-bar.
Allí se puede probar el Bacalhau com Natas, un bacalao gratinado que lleva nata y queso por encima. También el Lagareiro, lomos de bacalao, ajo picado, cebolla, aceite de oliva y patatas pequeñas sazonadas y sin pelar; y el Bacalao Ze do Pipo, un pescado acompañado de una salsa hecha con cebolla, ajo, aceite de oliva y hojas de laurel, una capa de mayonesa y relleno con puré de patatas. Además, se puede disfrutar de este pescado de formas más sencillas, cocinado a la brasa o al vino de Oporto.
Las cataplanas son otra de las elaboraciones portuguesas que se pueden probar en este bar madrileño. El nombre se refiere a un utensilio descendiente del tajine árabe muy usado en la cocina del sur de Portugal. Esta especie de olla de metal se rellena normalmente de diferentes pescados y mariscos, en todas sus variedades, aunque también se puede hacer con carne.
Pero no solo Portugal protagoniza la carta del Gastro-Bar Lusitano. Además de bifanas, rissois y francesinhas, en este local de Leganés se pueden probar platos venidos directamente desde Venezuela: desde tequeños, hasta empanadas, pasando por cachapas, una especie de arepa de maíz dulce acompañada de jamón, queso de mano, queso guayanés, queso cebú, mantequilla o margarina, chicharrón, cochino frito...
Las especialidades más castizas de la cocina madrileña también tienen su hueco, para aquellos que no quieran prescindir de los clásicos de la zona. Los bocadillos de entresijos, de calamares y de oreja resaltan en la carta de este bar.