Sentarse a comer en un restaurante con casi dos siglos de historia es un verdadero lujo que en pocos sitios se puede disfrutar. Especialmente si se hace en un local histórico rodeado de obras de arte exclusivas de genios como fueron Pablo Picasso o Joan Miró. Todo ello se puede disfrutar en uno de los restaurantes más famosos de Barcelona, un enclave histórico donde, además, se puede disfrutar de uno de los mejores arroces de toda la Ciudad Condal.
En la Pla de Palau, entre los barrios de El Born y la Barceloneta, se encuentra el restaurante 7 Portes, un restaurante con casi dos siglos de vida que es parte de la historia de la ciudad. Ubicado en una singular edificación con siete arcos, este local ha sido a la vez templo de la cocina catalana y lugar de reunión de intelectuales y celebridades, además de hogar de algunas de las obras artísticas de los pintores catalanes más destacados del siglo XX.
La historia del restaurante 7 Portes comienza en el año 1836, cuando Josep Cuyàs inauguró, en pleno Pla de Palau, el Café de les 7 Portes. El local se ubica en uno de los clásicos edificios porticados con siete arcos de la zona, conocidos como los Pórticos de Xifré y que fueron construidos por Josep Xifré i Casas. En su inauguración, el café disponía de cinco salas decoradas con grandes espejos y arañas de cristal en el techo y continuó funcionando con este fin durante más de 90 años.
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El local se convirtió en el restaurante 7 Portes en el año 1929, cuando la familia Morera lo compró y lo convirtió en un establecimiento de cocina tradicional catalana. Poco a poco, este enclave se transformó en punto de encuentro para periodistas, intelectuales y políticos. Durante esa época, el restaurante empezó a atesorar una notable colección de pintura, ilustraciones y fotografías de algunos de los artistas más importantes de la época, entre los que destacan obras de Picasso, Miró o Tàpies.
En 1980 el restaurante pasó a manos de su actual propietario, Francesc Solé Parellada, que continúa dirigiéndolo hasta día de hoy. A pesar de que a finales de los ochenta se reformara el interior del establecimiento, sustituyendo los azulejos, las lámparas y las cortinas del 7 Portes, la esencia de este restaurante centenario se ha mantenido hasta hoy. La colección de arte que decora las paredes de la pinacoteca del 7 Portes no solo se ha mantenido, sino que, además, se ha ido ampliando con el paso de los años, añadiendo más de medio centenar de dibujos y cuadros que recorren los casi dos siglos de vida del local.
En las mesas de este local, en pleno centro cultural e intelectual de la Ciudad Condal, han tomado asiento más de cincuenta premios Nobel, entre ellos Alexander Fleming, y multitud de personalidades, como Ava Gardner, Plácido Domingo, Salvador Dalí, Woody Allen, García Lorca, Orson Welles e incluso el Che Guevara.
Un paseo por la cocina catalana más tradicional
Los platos del 7 Portes refleja la historia del restaurante, casi cien años en los que sus cocinas han hecho un constante recorrido sobre lo mejor de la cocina tradicional catalana. Su carta se convierte, así, en una compilación en la que brillan algunas de las recetas más conocidas y queridas del recetario catalán y levantino, por supuesto, con algunos toques modernos e internacionales. No es de extrañar por ello que el restaurante publique recetarios históricos de la cocina catalana; el primero de ellos, el Llibre de Sent Soví, escrito en el siglo XIV. Los libros se pueden comprar en el propio restaurante
Destacan sus famosos arroces y paellas, cuyo sabor y calidad le confieren el sobrenombre de ‘templo de la paella’. Paellas tradicionales se juntan con arroces más especiales, como el arroz de conejo ligeramente picante con alcachofas y aceitunas de Kalamata. Entre estos arroces destaca la Paella Parellada con langosta, uno de sus platos más populares. Su nombre, arroz Parellada o “de senyoret”, se debe al abogado Juli Maria Parellada, quien un día del año 1902 pidió en el restaurante Suís un arroz sin huesos, espinas ni cáscaras.
Además, en el 7 Portes se pueden probar ensaladas frescas, entretenimientos, mariscos, pescados y carnes, tartares, asados tradicionales… Merece la pena echar un vistazo a su selección de platos de cuchara y de tenedor en “peligro de extinción”, elaboraciones como el bacalao con sanfaina, un guiso tradicional de Semana Santa elaborado con las mejores hortalizas de la huerta mediterránea.
Otras elaboraciones tradicionales de la zona de Cataluña aparecen con su propia sección en el menú. Es el caso de los canelones, un plato que nació como imitación de los canelones italianos y fue introducido por los cocineros italianos de algunas familias de la burguesía barcelonesa en el siglo XIX. Canelones de verduras, los ‘7 Portes’ o los trufados de Fiesta Mayo completan la carta del restaurante barcelonés.
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El pijama, un postre creado en el 7 Portes
La carta de 7 Portes cuenta con nada menos que cuatro apartados diferentes dedicados al mundo de los postres. Todas estas delicias dulces son artesanales y están elaboradas por el equipo de repostería del restaurante. Encontramos, por un lado, los postres clásicos del 7 Portes, una selección de platos dulces que han acompañado al restaurante durante décadas.
La carta continúa con postres de temporada, opciones que cambian con el cambio de las estaciones y que se basan en productos como las frutas frescas. Para los amantes del chocolate, la carta de este local tiene su propia selección, un homenaje al cacao que se traduce en postres como el pan con chocolate y aceite o la mousse cremosa de chocolate negro ‘hecho en casa’. Para los que prefieren acabar la cena con algo más ligero, 7 Portes cuenta con una oferta de postres naturales y ligeros como sorbetes, helados de yogur caseros o zumos de fruta.
De esta amplia oferta de platos dulces, hay un postre en concreto que llama la atención y que no se puede pasar por alto si se visita la cocina de Parellada. Se trata del ‘Pijama con la receta clásica’, un postre cuyo nacimiento está inseparablemente ligado a la historia del 7 Portes.
El pijama es un postre elaborado con flan, fruta en almíbar, helado y nata, inspirado en el clásico Pêche Melba. Fue rebautizado en 1951 por Paco Parellada, responsable del restaurante 7 Portes, cuando oficiales de la Sexta Flota de los Estados Unidos solicitaron un Pêche Melba y Parellada elaboró su interpretación a partir de las instrucciones de los clientes. El nombre ‘pijama’ surgió como una deformación del término Pêche Melba, referente al acento del oficial estadounidense que solicitó este postre.