Incluso antes de que la globalización homogeneizara las cartas de postres del mundo entero, la tarta de queso ya había llegado a lugares como la India. La dominación colonial británica tuvo en la India un impacto muy significativo y la cultura, así como la gastronomía, se convirtieron en pruebas vivas de la presencia colonial.
Los ingleses llevaron hacia la India recetas de todo tipo, una colonización que ha dejado huella en las tradiciones culinarias de todo el país. Ha ocurrido con platos salados, pero también con recetas dulces, que viajaron hasta ciudades de la India y se versionaron, adaptándose a los gustos y productos de la zona. En 1904, Bipradas Mukhopadhyay publicó un libro titulado Mistanna Pak, dedicado íntegramente a los dulces, donde se recoge la primera mención a las tartas de queso en el país asiático.
Los dulces que describía este libro eran, mayoritariamente, de esa región del norte de India, como el sandesh o el chandrapuli. Pero, a pesar de que está escrito en bengalí, el libro también reúne recetas dulces de todo el mundo, haciendo una deliciosa recopilación que pretendía servir como guía y ayuda a quienes, principalmente mujeres en esos momentos, se dedicaban a cocinar para el resto de la familia. En las últimas páginas del libro se pueden leer dos recetas de tartas de queso, elaboraciones que distan mucho de los postres que conocemos hoy en día, que se elaboran con ingredientes como el queso crema. De hecho, las tartas de quesos de Mukhopadhyay no llevan queso, sino que utiliza otros lácteos como base principal.
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En la primera receta mencionada en el libro, Mukhopadhyay explica que se deben añadir trozos de pan sobre una olla con suero de mantequilla, seguidos de huevos, endulzados con azúcar y aromatizados con ralladura de lima. Esta mezcla se pone en el fuego hasta que se quede con una consistencia espesa y cuaje, dando como resultado un pastel listo para servir. En la segunda receta, la mantequilla, el azúcar y la lima se cuecen juntos a fuego lento, se baten hasta obtener una esponja y se deja endurecer para crear este delicioso postre.
El origen de la tarta de queso
El pastel de queso es uno de los postres más famosos y consumidos del mundo y, quizás, uno de los más antiguos. El primer registro de una mención a la tarta de queso viene del año 2000 a. C., en una mención escrita hecha por el médico griego Aegimo, que escribió un libro sobre el arte de hacer queso. Su libro habla de una antigua forma de pastel de queso, muy popular en la Antigua Grecia, que consistía en trabajar el queso hasta que quedara suave y cremoso para mezclarlo en una sartén con miel y harina de trigo, luego calentar hasta convertirlo en una masa y, por último, dejarlo enfriar y servirlo.
Más tarde tendría lugar la adopción romana del platillo dulce con la conquista de Grecia. El romano Marco Porcio Catón fue el encargado de documentar la primera receta de este pastel, en su libro con apuntes de cocina romana, llamado De agri cultura. Lo llama Savillum y consiste en una mezcla de harina, queso, miel y huevo que se cocina en una escudilla de barro y que más tarde se embadurna con miel y semillas de amapola.
A medida que el Imperio Romano se extendía, la tarta de queso fue viajando hacia todos los países de Europa, convirtiéndose poco a poco en parte de a repostería de muchas zonas diferentes del continente. A lo largo de los siglos, cada país ha ido modificando la receta original, personalizándola con los gustos y las tradiciones culinarias autóctonas. Sin ir más lejos, en España contamos con nuestra propia forma de cocinar esta delicia: la tarta de queso de La Viña, una versión tostada y cremosa que ha conquistado a chefs de todo el mundo.
Este postre cruzó el Atlántico con el flujo de inmigrantes que llegaron a Estados Unidos y, allí, sufrió todos los cambios que la convierten ahora en un clásico de la cocina dulce norteamericana. Fue en 1872 cuando el queso crema comenzó a utilizarse en estas tartas, después de que un quesero estadounidense lo inventara al intentar imitar el neufchâtel, un queso de origen francés.
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