En la comarca de la Vega de Granada, a los pies de la sierra de Alfaguara, se encuentra el municipio de Alfacar. Además de por la belleza de su entorno natural y por su reciente participación en el renacido programa de RTVE Grand Prix, este pueblo de poco más de 5.000 habitantes es conocido por su excelente pan tradicional.
La esmerada elaboración artesanal y los ingredientes únicos que se utilizan para elaborarlo han convertido el pan de Alfacar en un producto icónico de la zona, reconocido como Indicación Geográfica Protegida. Aunque su historia se remonta a época morisca, en la actualidad, la industria panadera sigue siendo la principal actividad económica de este pueblo granadino.
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Lo que hace especial este pan es que solo pudo surgir en la zona de Alfacar, pues el pueblo es uno de los únicos lugares en los que se podían encontrar los recursos necesarios para elaborar este tipo de pan: el agua de sus manantiales, la leña de los bosques de la Alfaguara para la cocción en hornos morunos, el tomillo y el romero que le daban aroma además de los antiguos molinos harineros que suministraban la harina a los panaderos.
Especialmente importante para su delicioso resultado es el agua utilizada en la elaboración del pan, la cual procede de la fuente del manantial natural que emerge en Alfacar. Este manantial se origina a partir de un acuífero ubicado en la Sierra de la Alfaguara, a 1.350 m de altitud sobre el nivel del mar, en el ámbito de los términos municipales de Alfacar y Víznar.
Además del agua de manantial, este pan tradicional se elabora a base de harinas de trigo, masa madre natural fermentada en la zona de elaboración, levadura de panificación y sal comestible, una combinación gracias a la cual los panaderos logran un pan muy característico, con una miga flexible, un sabor suave, color blanco cremoso y una alveolatura abundante e irregular.
El pan de Alfacar se produce en diferentes formatos (bollo, rosco, rosca y hogaza) a partir de una misma masa de origen. Este pan es ideal para acompañar los platos típicos de esta zona de Granada, como las setas fritas, el alimoje con bacalao o el choto al ajillo.
La historia del pan de Alfacar
Se pueden encontrar documentos históricos del siglo XVI que ya demuestran la importancia de la tradición panadera de Alfacar. Esta industria tuvo un gran impulso a partir de la conquista del reino de Granada por los Reyes Católicos, a finales del siglo XV, gracias a un crecimiento de la demanda de los nuevos pobladores cristianos. La guerra había diezmado la capacidad de abastecimiento de los mercados, por lo que fue necesario adoptar medidas para garantizar el aprovisionamiento de alimentos, entre ellas el abastecimiento de pan a la población de Granada capital, lo que sin lugar a duda tuvo una repercusión importante en la instauración definitiva de la industria panadera en Alfacar y Víznar.
Ya en el siglo XVIII, según el Catastro de la Ensenada, Alfacar podía abastecer a 5.000 personas cuando el pueblo contaba con menos de un millar de habitantes. La producción panadera era la actividad primordial de esta población que ayudaba al surtimiento de pan a la ciudad de Granada. Cinco siglos después, el 14 de julio de 2011, el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) publicaba la decisión de la Conserjería de inscribir la Indicación Geográfica Protegida “Pan de Alfacar”, con el objetivo de proteger los bollos, roscos, roscas y hogazas que continúan elaborándose de forma tradicional.
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