El segundo restaurante más antiguo de España está en Barcelona: abierto desde 1786 y especializado en canelones, ‘escudella’ y butifarra

En Can Culleretes se hace cocina tradicional catalana de mercado, con productos de la Boquería y el legado de tres generaciones

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Restaurantes Can Culleretes
Restaurantes Can Culleretes

Que un restaurante perdure en el tiempo es complicado. Como dice hasta el propio Ferran Adrià, el 50% de los locales que abren en España no dura más de cinco años. Por ello, poder sentarse a comer en un restaurante con más de dos siglos de historia es un verdadero lujo que en pocos sitios se puede disfrutar. Sin embargo, algunos de los restaurantes más antiguos de España coinciden en algo, en unas características sencillas, pero que constituyen la fórmula perfecta para la longevidad y el éxito: una cocina tradicional que funciona, un buen trato con la gente y una buena relación calidad-precio.

Así lo asegura al menos Can Culleretes, el restaurante más antiguo de Cataluña y el segundo de toda España, solo por detrás del madrileño Casa Botín, según el Libro Guiness de los Records. Su historia se remonta hasta 1786, cuando Joaquim Pujol eligió la calle Quintana número 5 para comenzar una pequeña posada. En un principio, el local estaba especializado en chocolatería, con especialidades como el chocolate, el mató o la crema catalana que aun a día de hoy se puede probar como postre.

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Un siglo después, hacia el 1890, familia Regàs compró Can Culleretes y lo convirtió en restaurante, comenzando a servir platos típicos como la escudella, la botifarra con “seques” y la carne de caza que siguen pudiendo probarse en sus mesas. Tras una época de pérdidas y malos tragos durante la Guerra civil y las primeras décadas del franquismo, la familia Agut-Manubens comenzó a regentar Can Culleretes.

En 1958 Sisco Agut y Sussi Manubens compraron Can Culleretes, y es a partir de entonces cuando se escribe la historia familiar más reciente del restaurante. Cuando comenzaron a regentar Can Culleretes, el local estaba algo dejado y hacían menús muy baratos, algo que, según la duela, perjudicaba a su imagen. “Muy barato y muy bien no puede ser”, decía ella. Con el tiempo consiguieron que el restaurante volviese a tener fama por la calidad de su cocina tradicional, siguiendo la máxima triunfadora “comer bien a buen precio”. Su forma de trabajar se ha mantenido desde entonces, así como el acogedor aire familiar del establecimiento y también la cocina casera que se ha ido perfeccionando durante tres generaciones de cocineros.

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El amplio interior de este local evoca la época modernista durante la que tuvo algunos de sus años dorados, con grandes pinturas costumbristas en todos sus salones y paredes cubiertas de centenares de fotografías de famosos que han comido o cenado en el restaurante. Casi cada año se han hecho reformas y se han ido ampliando los comedores. Actualmente, en Can Culleretes se pueden servir a 269 personas al mismo tiempo.

Restaurante Can Culleretas
Restaurante Can Culleretas

Comida catalana de mercado

Como ellos mismos explican en la web del restaurante, en Can Culleretes no se hace cocina moderna o contemporánea, sino “cocina tradicional catalana de mercado, cosas de casa, de la familia”. De ahí que su carta esté protagonizada por los más clásicos platos de pescado y marisco, unos tradicionales canelones de carne o de espinacas con brandada de bacalao, productos como el jabalí, la oca o el cochinillo a la catalana, escudella y “carn d’olla”, dorada al horno, guisos caseros...

Butifarra con judías
Butifarra con judías

Sus cocineros pretenden ofrecer a sus comensales una cocina “sin pretensiones”, con un producto de mercado que viene directamente desde la Boquería y proveedores que trabajan con los Agut-Manubens desde 1958.

La carta cuenta con diferentes menús, a precio cerrado, y platos a la carta, así como con las recomendaciones del día que dependen por completo de lo que el mercado ofrezca. Entre los menús, destaca el Menú 1786, en el que se recogen los platos más famosos que han dado fama al restaurante, como los canelones “de siempre”, el civet de jabalí, el bacalao “a la llauna” o su crema catalana. Esta opción incluye un primero, un segundo y un postre y su precio es de 34 euros. Además, cuenta con menús de mediodía (de martes a viernes) por 18 €, un menú de fin de semana por 24 €, un pica-pica de pescado y marisco por 42 €, un menú de paella por 34 y menús de degustación de diferentes tapas que se puede compartir por 30 o 42 euros.

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