Si hay un bocadillo conocido y amado en la capital madrileña, ese es, indiscutiblemente, el de calamares. La razón por la que este marisco frito ha llegado hasta la más interior de las provincias es aún desconocida. Entre las posibles razones del origen está la influencia de la gastronomía andaluza en la capital, la tradición católica que impide comer carne en determinadas épocas o los movimientos migratorios en busca de un futuro que traían a aquellos que vivían en la costa hacia la Corte.
Sea como fuere, lo cierto es que el pan relleno de calamares rebozados y fritos se ha convertido en uno de los iconos culinarios más conocidos de la ciudad de Madrid, un bocata perfecto para desayunar, almorzar, comer entre horas o incluso cenar, pero siempre acompañado de una cerveza bien fría. Pero, en el inmenso océano de bares madrileños, es complicado encontrar el restaurante idóneo para probar esta delicia. TasteAtlas nos da la solución, recomendando el bar más famoso para comer bocadillos de calamares en la Villa.
Te puede interesar: Ferran Adrià: “A todos los restaurantes en el mundo les encantaría cobrar 20 euros, pero es imposible”
TasteAtlas es un atlas mundial de comidas tradicionales, ingredientes locales y restaurantes auténticos que abarca cada esquina del mundo. Esta página web recopila los platos y restaurantes mejor valorados por críticos gastronómicos de alrededor del planeta, con el objetivo de ayudar a los usuarios a encontrar los lugares donde mejor se come cada plato típico. En el caso del bocadillo de calamares, el bar ganador es El Brillante, uno de los más míticos lugares de la capital donde probar el clásico bocadillo de calamares.
Sin duda, es el primer lugar que se les viene a la cabeza a turistas y madrileños cuando se habla de bocatas de calamares. Este conocido bar abre sus puertas en 1952, en un lugar tan céntrico como la popularmente conocida como “glorieta de Atocha”, o plaza del Emperador Carlos V. La historia de este establecimiento cambia en el año 1991, cuando Alfredo Rodríguez, hijo del fundador, convierte el bocadillo de calamares en el plato estrella del local.
“Refugio de gatos y rincón castizo donde los haya, abierto a propios y extraños de todo el mundo. De Madrid al cielo pasando por un bocata de calamares”. Así se presentan en la web del bar, donde narran la historia de sus más de 70 años de vida en una de las plazas más concurridas de la ciudad, muy cercana a la estación de Atocha y el Museo Reina Sofía.
Te puede interesar: Qué es el brazo de reina, el bizcocho que sorprendió a la reina Letizia en su visita a Colombia
71 años después de su fundación, el bocadillo de calamares de El Brillante se ha convertido en un icono de la gastronomía tradicional de la capital, ganándose el honor de ser uno de los bocadillos más famosos de toda la ciudad. Parada obligatoria para cualquier turista que entre en la capital, sus bocadillos de calamares se pueden acompañar de una cerveza bien fría o de alguna de las tapas estrella de la casa, emblemas del Madrid más castizo, como son las patatas bravas, la tortilla con callos, la oreja, los torreznos, las chacinas y demás platos típicos de la gastronomía madrileña y española.
Lo mítico, sin embargo, a veces sale caro: sus precios son algo elevados para lo usual en este tipo de platos, pues supera los 7€ por una baguette con calamares, aunque todos los martes en El Brillante celebran ‘San Calamar’, con una oferta en la que se puede probar su bocadillo para llevar por 5,50 € y con bebida por 1 € más.
Seguir leyendo: