La tortilla de patatas es uno de los platos más conocidos y extendidos de la gastronomía española. A pesar de su sencillez, con solo tres ingredientes indispensables, su elaboración se ha convertido ya en un verdadero arte. Algunos la hacen más hecha, otros, casi cruda. Algunas la prefieren con cebolla, otros sin ella. Incluso hay quien las hace rellenas. Todo el mundo tiene una forma preferida de comer esta deliciosa tortilla española. Pero, como suele ocurrir con este tipo de recetas, su lugar y momento de nacimiento es objeto de debate.
Como ocurre con casi todos los platos con historia, su origen exacto es desconocido. La tortilla de patatas es una receta sencilla que podría haberse cocinado en lugares distintos de España a un mismo tiempo. Además, su origen está rodeado de leyendas que plantean probables historias del origen de esta delicia. Si algo se sabe como cierto es que esta receta surgió como un recurso alimenticio ante épocas de miseria, una receta que buscaba dar de comer a muchos por poco precio y no como la exquisitez gastronómica que conocemos a día de hoy. Nació entre el pueblo llano, el que se alimentaba gracias a alimentos económicos como son las patatas.
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Otra de las pocas cosas seguras sobre el origen de esta tortilla es que, en la cocina europea, la tortilla de patatas no pudo haber nacido antes de la llegada de la patata desde América. Este tubérculo llegó a España en la segunda mitad del siglo XVI, hacia 1554, aunque su cultivo no empezó a extenderse hasta después de 1560. Estas fechas nos dan una pista del momento en el que los españoles comenzaron a incluir la patata en sus platos.
En estos momentos, los documentos muestran que la patata estaba mal considerada. Hasta principios del siglo XVIII, la patata que había llegado a España y otros países de alrededor se empleaba principalmente como alimento para el ganado, además de como complemento de segundo nivel o un remedio para saciar el hambre de los más pobres. Es uno de esos tantos ingredientes con mala fama, sin tradición culinaria, que se consumen primero por los pobres como solución a las hambrunas y que acaba subiendo a la categoría de producto gourmet.
Es difícil saber de quién fue la idea de juntar patatas con huevo para elaborar una tortilla. Podría ser, según explica el diario Heraldo, una evolución de los llamados huevos tontos, una receta que mezcla huevo batido con migas de pan humedecidas, para hacer este huevo más saciante. Para conocer cómo esta mezcla de pan y huevo pasó a convertirse en la jugosa tortilla de patatas que ahora conocemos y queremos tenemos que acudir a la historia, buscando las primeras menciones escritas de esta receta.
El origen, ¿navarro, extremeño o valenciano?
La teoría más extendida sobre el origen de este icónico plato de nuestra gastronomía lo sitúa en Navarra, en el año 1817. Esta idea surge de un estudio que José María Iribarren hizo en la revista ‘Príncipe de Viana’ (1956), en el que menciona un ‘memorial de ratonera’. Los memoriales de ratonera eran documentos en los que los habitantes escribían sugerencias o quejas que depositaban, de forma anónima o nominal, en un gran buzón, cuando se celebraban cortes generales del reino de Navarra.
Uno de estos memoriales, fechado el 14 de mayo de 1817, relata la vida de los labradores navarros, contando sus costumbres a la hora de comer y lamentando las miserias que atraviesan. Una frase alude a nuestra tortilla: “...dos o tres huevos en tortilla para cinco o seis, porque nuestras mujeres la saben hacer grande y gorda con pocos huevos, mezclando patatas, atapurres de pan u otra cosa...” En definitiva, define una especie de tortilla para la que se utilizan migas de pan, una forma de crear un plato económico y saciante con las sobras.
No obstante, en el año 2008 el investigador Javier López Linaje, científico titular del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, llamaba la atención sobre un documento todavía más antiguo que, según él, incluía la primera receta de tortilla de patatas conocida. En su estudio, López Linaje menciona la ‘Carta sobre el pan de patatas’, un plato ideado por el ilustrado José de Tena Godoy y Malfeito junto al marqués de Robledo, con la idea de crear una receta barata en tiempo de hambruna. Esta receta se recoge en el ‘Semanario de Agricultura y Artes dirigido a los Párrocos’, escrito en el año 1798 en Villanueva de la Serena, en Badajoz, Extremadura.
Según esta teoría, ilustrado villanovense creó un pan con patatas, harina, sal, levadura y huevos que, en lugar de en el horno, se cocinaba en la sartén. “Tomamos tres libras de patatas lavadas, mondadas, desechas y desleída la sal y levadura en más agua mezclamos dos libras de harina de trigo buena y bien cernida, se hizo la masa bien trabajada (...) hicimos dos tortitas, aplanadas entre las manos, bastante delgaditas y las mandamos freir”, describe el ilustrado.
La reacción de los que lo probaron la contaba así el propio Tena Godoy: “Yo no puedo ponderar a vuesas mercedes la admiración que causó a todos los que estaban presentes haber visto lo que crecía la masa en la sartén y el gusto y delicadeza que sacó después de frita. Todas las señoras votaron que de esta masa, particularmente si se mezclaba con huevo, se haría la más excelente fruta de sartén”.
Pero algunas teorías sitúan la primera mención de esta deliciosa receta aún más atrás en el tiempo y en otro lugar de España, concretamente en Valencia. En 2017, la periodista Ana Vega encontró un documento todavía más antiguo que dejaría sin validez las anteriores teorías. La autora localizó, en el libro ‘Agricultura general y gobierno de la casa de campo’, escrito por Joseph Antonio de Valcarcel en el año 1767 y publicada en Valencia. En sus páginas encontramos la que es en la actualidad la referencia más antigua que conocemos a la tortilla de patatas: “En España su regular empleo (el de la patata) es en guisados y tortillas, y son de mejor sabor que las de Irlanda”.
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