En A Complete Unknown, Timothée Chalamet asume el desafío de encarnar a Bob Dylan, uno de los músicos más icónicos del siglo XX. Para lograrlo, el actor no solo se sumergió en el universo creativo del cantautor, sino que dedicó años a dominar instrumentos clave como la armónica con la guía final del armonicista profesional Rob Paparozzi, informa la revista GQ.
Cuando Paparozzi fue convocado para ayudar a Timothée Chalamet a perfeccionar sus habilidades con la armónica en su papel de Bob Dylan, el experimentado músico no tenía idea de quién era el joven actor.
“Nunca había oído hablar de él”, comentó Paparozzi, de 72 años, durante su entrevista con GQ. Para alguien que estuvo involucrado en la industria musical durante décadas, trabajar con una figura prominente del cine fue una experiencia nueva.
La revelación llegó gracias a su familia. Su hijo fue el primero en señalar la relevancia de Chalamet: “Es el chico de Dune”, le explicó.
Sin embargo, sus nietos, de apenas ocho y diez años, tenían una perspectiva diferente: “No, ese es Willy Wonka”. Este contraste evidenció el alcance multigeneracional de la carrera de Chalamet.
Paparozzi aprovechó un viaje de 13 horas a Japón para conocer mejor al actor. Durante el vuelo, vio Dune y Willy Wonka para entender quién era su futuro alumno.
Este primer contacto a través del cine fue clave para familiarizarse con la presencia y el estilo de Chalamet antes de iniciar el proceso de entrenamiento.
La metamorfosis de Timmy
La transformación de Timothée Chalamet en Bob Dylan para A Complete Unknown no fue un esfuerzo improvisado. El actor dedicó cinco años a prepararse, estudiando de forma rigurosa las habilidades necesarias para encarnar al icónico músico de los años 60.
Este proceso incluyó entrenamientos específicos en tres áreas fundamentales: el manejo de la armónica, clases de canto y lecciones de guitarra.
Cuando Chalamet comenzó a trabajar con Rob Paparozzi, ya tenía una base sólida en el uso de la armónica. El armonicista profesional, quien lo entrenó durante la etapa final del proyecto, se sorprendió al descubrir que el actor no solo había estado practicando por su cuenta, sino que además poseía una colección de armónicas de calidad.
Durante su primer encuentro en Nueva York, Paparozzi quedó impresionado por las capacidades de Chalamet. Al escuchar algunas grabaciones preexistentes de las pistas de la película, Paparozzi preguntó quién cantaba. A lo que Chalamet respondió: “Soy yo. Estoy cantando mis propias partes”.
Paparozzi destacó también la seriedad con la que Chalamet abordó el aprendizaje de la armónica. “Él realmente quería aprender las partes. No quería improvisar”, comentó el instructor.
Este enfoque disciplinado contrasta con la percepción de Dylan como un músico de estilo más espontáneo, pero subraya la intención de Chalamet de ofrecer una interpretación bien fundamentada.
Rob Paparozzi inició su relación con la armónica en su adolescencia, inspirado por su hermano mayor y la música de Bob Dylan. A lo largo de su carrera, trabajó con artistas como Bruce Springsteen, Dolly Parton y B.B. King, además de contribuir a bandas sonoras de películas como O Brother, Where Art Thou?.
El trabajo de Rob Paparozzi con Timothée Chalamet en A Complete Unknown se enfocó en lograr que el actor capturara la esencia de Bob Dylan a través del uso de la armónica. El instrumento, esencial en el estilo musical de Dylan, requería una precisión técnica y una expresividad que Chalamet estaba decidido a perfeccionar.
La técnica de Paparozzi
Paparozzi no se limitó a enseñar cómo tocar la armónica; su enfoque consistió en replicar el estilo distintivo de Dylan, conocido por su manera única de incorporar el instrumento a sus canciones.
Para ello, trabajaron en las técnicas específicas popularizadas por el músico, incluyendo las transiciones entre canto y armónica que definieron su sonido durante los años 60.
Chalamet mostró una actitud meticulosa hacia el aprendizaje. “Él realmente quería aprender las partes. No quería improvisar”, señaló Paparozzi, destacando que el actor estaba comprometido con dominar cada detalle de las piezas musicales.
El entrenamiento no solo consistió en dominar la técnica; también buscaba integrar la armónica en la actuación de Chalamet de manera orgánica. Paparozzi explicó cómo el uso del instrumento debía sincronizarse con los gestos, la postura y la interpretación emocional del actor en pantalla. Este proceso requirió paciencia y ajustes constantes para que cada escena reflejara fielmente la relación entre Dylan y su música.
El trabajo conjunto entre Paparozzi y Chalamet no solo garantizó un resultado auténtico en la película, sino que también representó una experiencia enriquecedora para ambos, marcando un encuentro único entre el mundo de la música y el cine.