La memoria es uno de los procesos más importantes del cerebro humano, ya que es lo que permite retener y recordar información de distintas índoles, así como formar asociaciones alrededor de estos datos. La memoria en ocasiones incluso graba cosas que no necesitaban ser recordadas, como la canción de un comercial o algún dato curioso que no es prescindible para nuestro saber; por el contrario, hay veces en las que necesitamos recordar algo y simplemente nuestro cerebro no lo memoriza.
Aun cuando es algo que tenemos de forma innata, es necesario fortalecer la memoria como si fuera un músculo más del cuerpo al que hay que darle mantenimiento y cuidado. Según el Instituto Nacional del Envejecimiento de Estados Unidos, existen diversos factores que pueden contribuir al deterioro de la misma, como la edad, el nivel de estrés y ansiedad, la depresión, una mala alimentación o el consumo de drogas y alcohol.
Y es que cuidar la memoria facilita gran parte de la vida, ya que es uno de los factores imprescindibles para aprender, adquirir algún conocimiento o ganar una nueva habilidad. De hecho, es gracias a la capacidad de memorizar que las personas aprenden a manejar, andar en bicicleta, leer o hacer operaciones de cálculo mental.
La importancia de la memoria en el aprendizaje
Memoria y aprendizaje van de la mano. Aun cuando en la actualidad se ha desatado un gran debate en el que se rechaza a la memoria, lo cierto es que sí es una buena herramienta para adquirir conocimiento, aun cuando no sea la definitiva o la única que existe.
Si bien no es necesario que el método de enseñanza sea basado en repetir y memorizar sin conciencia los contenidos educativos, hay ciertas cosas en las que es imposible desligar el aprendizaje de la memoria. Gustavo Zorzoli, que es profesor de matemáticas, astronomía y computación, así como ex rector del Colegio Nacional Buenos Aires, dijo en entrevista con Ticmas que la memoria en realidad es un gran aliado para desarrollar muchas herramientas de aprendizaje.
En su participación dentro del evento “Una Jornada de Educación Federal” que realizó Ticmas en el mes de abril, Zorzoli consideró que en cuestiones matemáticas la memoria ayuda a aprender y retener operaciones como las tablas de multiplicar, lo que más adelante permite hacer cálculos más complejos y elaborados.
“Entonces si no sé qué 7 por 8 es 56, 700 por 8 mil se hace más complicado y es un asunto de agregar ceros; y siete décimos por ocho centésimos se hace mucho más complicado; y el 70% de ocho millones se hace todavía más complicado; sin embargo, todo se reducen a 7 por 8 y algunas otras propiedades de la aritmética”, destacó el especialista.
Y es que no hay un solo tipo de memoria y por ende no existe una sola aplicación de la misma para aprender algo. El proceso de aprendizaje depende en gran medida del uso y funcionamiento de diferentes tipos de memoria. De acuerdo con una investigación de Sylvie Pérez Lima, psicopedagoga especialista, y Jordi Perales Pons, profesor en Psicología y Ciencias de la Educación, se pueden identificar tres tipos principales de memoria: memoria sensorial, memoria de trabajo y memoria a largo plazo.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) también ha destacado que una memoria a corto plazo desarrollada es vital para el dominio de conceptos complejos en matemáticas y lectura, subrayando la necesidad de ejercicios de memoria como parte del proceso educativo. Entre adultos, la práctica de la memorización se ha asociado con la prevención del deterioro cognitivo. Investigadores del Instituto Nacional de Health and Aging encontraron que entrenamientos breves de memoria pueden mantener el funcionamiento cognitivo superior durante años, retrasando el deterioro cognitivo entre siete y 14 años.
Memoria sensorial
La memoria sensorial es un tipo de memoria inconsciente que recoge información a través de los sentidos. Esta información se envía continuamente al cerebro.
Memoria de trabajo
Contrario a lo anterior, cuando la atención se enfoca en una parte específica de esa información, la memoria se vuelve consciente y se convierte en memoria de trabajo o a corto plazo. Esta memoria es crucial en la vida diaria, ya que nos permite interactuar y procesar la información de manera efectiva.
La eficiencia de la memoria de trabajo está relacionada con la velocidad de procesamiento de la información. En el contexto educativo, algunos estudiantes tienen una mayor velocidad de procesamiento y pueden manejar más información simultáneamente, mientras que otros requieren más tiempo para procesar la misma cantidad de información. Esto no disminuye su capacidad para aprender, pero sí afecta la cantidad de información que pueden manejar en un determinado momento.
La memoria de trabajo está vinculada directamente con el aprendizaje, pues ayuda a organizar, comparar, e integrar nueva información con conocimientos previos. Los profesores pueden aprovechar esta memoria activando conocimientos previos a través de preguntas y contextos familiares, y asegurándose de que los estudiantes realmente comprenden la información. Esto promueve un aprendizaje significativo en lugar de una simple memorización.
Memoria a largo plazo
La memoria a largo plazo es habitualmente lo que entendemos comúnmente como memoria. Esta se compone de memoria declarativa (consciente) y memoria implícita (inconsciente). La memoria declarativa incluye nuestro conocimiento semántico y autobiográfico, mientras que la memoria implícita o procedimental permite el aprendizaje de habilidades mediante repetición y experiencia.
Esta última es esencial para desarrollar habilidades motoras y cognitivas, por ejemplo, aprender a conducir una bicicleta o leer. Sin un proceso automatizado, habilidades complejas como la lectura serían imposibles de dominar.
Juegos para fortalecer la memoria
Investigadores irlandeses destacaron en una investigación de 2017 que los ejercicios prolongados de memorización mejoran la plasticidad neuronal, especialmente entre individuos de 55 a 70 años. La activación repetida de estructuras de la memoria ayuda al cerebro envejecido a mantener su funcionalidad. Incluso las cosas que no asociamos con un trabajo de memoria de aprendizaje funciona para nutrir esta capacidad cerebral. En una etapa más joven, la repetición de rimas y canciones infantiles ha demostrado ser una herramienta efectiva para enseñar patrones rítmicos a los niños. Esta práctica no solo ayuda con la memorización sino que también fomenta el aprendizaje de equilibrio y simetría.
Datos que se memorizan por algún pasatiempo, deja múltiples beneficios cognitivos; en ese sentido, algunos neurobiólogos sugieren que recordar datos históricos deportivos puede mejorar la agilidad mental. Un estudio de la Escuela de Medicina de Harvard reveló que caminar rápidamente dos veces al día durante una hora aumentó el tamaño del hipocampo, una región cerebral implicada en la memoria verbal y el aprendizaje. Este hallazgo subraya la importancia del ejercicio físico intenso para la salud cerebral. Por el contrario, la privación de sueño puede tener efectos negativos importantes en la memoria. una investigación conjunta entre la Universidad de Boston y Alemania encontraron que la falta de sueño afecta tareas simples como el reconocimiento facial y el recuerdo de nombres, indicando que el sueño adecuado es esencial para la memoria efectiva.
Es necesario incluir ejercicios y juegos que permitan trabajar en el ejercicio de memoria, por ejemplo, los que se proponen a continuación:
- Dominó: Un juego clásico que además necesitas jugar con más gente. Con este juego es necesario aplicar pensamiento estratégico, memorizar… es uno de los juegos más completos.
- Ajedrez: Al igual que el anterior, requiere una gran destreza estratégica.
- Parchís: El más clásico de todos y uno de los más completos también para ejercitar la memoria.
- Scrabble: quizás sea uno de los menos populares entre las personas mayores, pero, sin duda, es uno de los mejores para ejercitar la memoria, ya que requiere estar atento a muchos factores diferentes que harán trabajar la mente de cualquier persona.
- Juegos de Cartas: los juegos de cartas implican memorizar la baraja, crear estrategias mentales, contar de memoria.
Además de los anteriores, juegos como los crucigramas o los sudokus también son buenos, debido a que requieren una gran concentración. También ejercicios físicos como la práctica de yoga, el levantamiento de pesas, andar en bicicleta o bailar favorecen los procesos de memorización al reducir los niveles de estrés, mejorar la coordinación, elevar el bienestar físico y mental, así como mejorar la oxigenación del cuerpo.