No es una historia nueva. Los malos jefes están presentes en muchos empleos, sin importar el rubro de trabajo. En la actualidad existen diversos estudios en los que se afirma que la “toxicidad” de ellos afecta el desempeño de los empleados de una forma gigantesca.
Y es que los buenos jefes en realidad llevan un buen liderazgo del equipo a su cargo, lo que es fundamental para mantener una alta productividad laboral, así como un ambiente de trabajo positivo y la retención de talento. Lo anterior lo apuntó una investigación realizada en 2023 por LinkedIn y Glint.
En el mismo estudio se mostró que aquellos empleados que sienten que sus líderes no se interesan por ellos tienen un 42% más de posibilidades de buscar empleo en otra compañía.
Si bien en muchas ocasiones las causas de fondo para un líder tóxico está relacionado a la presión que se siente por cumplir con los requerimientos de la empresa, esto se combina con la poca empatía, la falta de habilidades sociales y la poca tolerancia puede desencadenar en tensiones laborales innecesarias y poco llevaderas.
¿Cómo identificar a un jefe “tóxico”?
Los comportamientos que caracterizan a un liderazgo perjudicial incluyen la agresividad, la imposición, la falta de comunicación clara con respecto a las tareas y funciones, un escaso reconocimiento hacia el equipo y la carencia de retroalimentación.
De acuerdo con la psicóloga especialista Lucía Lorenzo, los líderes con un impacto negativo, a menudo, carecen de estas capacidades, no prestan atención al bienestar de su equipo y carecen de objetivos bien definidos. En ese sentido, comentó que los siguientes puntos son características de un jefe “tóxico”:
- Autoritarismo
- Falta de empatía
- Falta de transparencia
- Toma de decisiones unilaterales
- Falta de reconocimiento
- Control de manera excesiva
- Inflexibilidad
El desempeño y la actitud de los líderes dentro de las empresas tienen una repercusión directa en el bienestar de los empleados y en la estabilidad de la plantilla laboral. Por lo tanto, la adopción de un enfoque de liderazgo que promueva la comunicación, el reconocimiento y la preocupación por el bienestar del personal es clave para el éxito organizacional.
Cómo afecta un jefe tóxico al bienestar de los empleado
Cuando los síntomas de un jefe tóxico se hacen presentes, se puede generar una sensación de inseguridad en los empleados, sobre todo porque no hay explicación sobre sus acciones, lo cual comienza a generar desconfianza en el equipo y aumenta el estrés laboral.
Según un artículo de Indeed México, si el jefe comienza a controlar de manera excesiva el trabajo de sus colaboradores produce una sensación de falta de autonomía, creatividad e insuficiencia, lo que por consiguiente afectará de forma negativa en la calidad del trabajo y la innovación.
De la mano con lo anterior, si la persona a cargo del equipo no valora el trabajo y esfuerzo de los empleados, se genera una sensación de injusticia y falta de motivación en el equipo de trabajo. Además, si un líder tóxico no acepta nuevas ideas y formas de trabajar, puede generar un ambiente de estancamiento y falta de innovación en el equipo de trabajo.
Las figuras de autoridad que adoptan posturas insensibles ante las necesidades emocionales de sus colaboradores, o aquellos que usan la crítica como herramienta de control, contribuyen a crear entornos laborales cargados de inseguridad y desconfianza, afectando directamente la eficiencia y calidad del desempeño laboral.
Es crucial entender cómo el comportamiento autoritario y la falta de apoyo pueden deteriorar la confianza entre los integrantes del equipo, así como su percepción de competencia. La incesante demanda y expectativas poco realistas por parte de líderes considerados tóxicos llevan a los empleados a cuestionar constantemente su valía y desempeño, sumergiéndolos en un ciclo de autoevaluación negativa. Adicionalmente, este tipo de liderazgo promueve un ambiente laboral tenso, donde el estrés crónico y la ansiedad impiden que los trabajadores se concentren y realicen sus tareas de manera efectiva, lo que eventualmente se traduce en una disminución general de la productividad.
¿Cómo ser un buen líder?
Los especialistas subrayan la importancia de fomentar un liderazgo guiado por la empatía y el reconocimiento de las necesidades y capacidades individuales, en oposición a prácticas donde predominen la crítica destructiva y las expectativas desmedidas. El adiestramiento de líderes en técnicas de retroalimentación constructiva y desarrollo de habilidades de comunicación efectiva son una de las soluciones para revertir los efectos adversos del liderazgo tóxico.
Cuidar a la gente
Si se cuida el bienestar de los empleados, la productividad del trabajo aumentará. Hay que mostrar flexibilidad ante las situaciones de la vida, así como ser pacientes y tolerantes con los procesos de trabajo.
Además, la falta de respuesta ante problemas de comunicación o las relaciones interpersonales conflictivas en el trabajo pueden aumentar o activar el estrés y poner en peligro el bienestar emocional de los trabajadores. Sin embargo, tener una planificación de los procedimientos que eviten el establecimiento de relaciones conflictivas debe pasar por los planes de prevención de las empresas.
Medir el bienestar laboral
Las empresas tienen la capacidad operativa de medir valores y ratios para conocer su crecimiento y pervivencia (posición en el mercado, costes, beneficios, satisfacción de los clientes). Esa capacidad se podría emplear para mejorar el conocimiento sobre los factores psicosociales que afectan a los empleados y aplicar a esos resultados métodos de mejora continua.
Comenzar a preocuparse por los empleados, así como entender que hay un factor humano más allá de la productividad de una empresa, no solo beneficiaría el clima laboral, restaurando la confianza y seguridad entre los empleados, sino que también promovería un incremento en la productividad y calidad del trabajo entregado.