La soja al rescate: estiman que este año aportará un extra de USD 5.600 millones de exportaciones y de más de $ 300.000 millones de recaudación

Un informe señala que el efecto hasta podría ser mayor, por el stock remanente, si el gobierno reduce la brecha cambiaria. Aunque ayuda las cuentas oficiales, se trata de un “fenómeno transitorio” con “efectos acotados” sobre la economía real

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Descarga de soja en el puerto de Lianyungang, China, uno de los factores a favor del precio de la oleaginosa 
REUTERS
Descarga de soja en el puerto de Lianyungang, China, uno de los factores a favor del precio de la oleaginosa REUTERS

Gracias a los precios internacionales, este año el complejo sojero puede aportar hasta USD 5.600 millones más de los previstos a las reservas del BCRA y más de $ 300.000 millones extra a los ingresos fiscales. Y el efecto podría ser mayor, debido al saldo de la cosecha aún sin liquidar, si el gobierno logra comprimir la brecha cambiaria “con una política sostenible de tasas de interés”, dice un informe de la consultora Analytica. Pero, agrega, “algunas de las causas que explican el aumento de los precios de las commodities son transitorias” y “los efectos sobre la economía real serán acotados”. Esto es, sería un beneficio más para el gobierno que para el sector productivo.

Los precios de las principales commodities que exporta la Argentina empezaron a crecer sostenidamente en agosto pasado; desde entonces, el precio de la soja en Chicago subió 55% y el del maíz 54%, llegando a los niveles más altos desde 2014 para la soja y dese 2013 para el maíz. Esto refuerza las chances de un acuerdo con el FMI ya que -observa la consultora de los economistas Ricardo Delgado y Rodrigo Álvarez- posiblemente el objetivo central del acuerdo sería la acumulación de reservas. Una mejora en ese frente, arriesgan, puede redundar en “menores condicionamientos futuros sobre la política económica”.

El aumento de los precios de las commodities refuerza las chances de un acuerdo con el FMI, cuyo principal objetivo sería la acumulación de reservas, y podría redundar en menores condicionalidades

El informe se basa en las estimaciones actuales de producción y calcula que, a precios de diciembre, el complejo sojero podría aportar USD 4.000 millones adicionales al mercado único y libre de cambios (MULC) y $302.800 millones (+0,8% del PBI) más al fisco en concepto de retenciones. Mejor aún, si se toman los “futuros” de soja a mayo 2021 (de USD 504 la tonelada), los extras de exportaciones y recaudación serían de USD 5.600 millones y $357.000 millones respectivamente. Y hay más: los productores sojeros aun disponen, según datos de Agricultura, de un stock de 7,2 millones de toneladas, poco menos de un sexto de la cosecha del año pasado, que estarían tentados de liquidar si el gobierno reduce la brecha cambiaria. Con la actual y las expectativas de devaluación aún activas, dice el informe, es difícil que ese stock se reduzca demasiado. De hecho, precisa, las declaraciones de exportación de soja en las primeras semanas de enero siguen bajas, en niveles de 2020, en tanto las de harina de soja se ubican por encima del promedio 2011-2019, al igual que las liquidaciones de trigo y maíz.

Evolución del precio de la soja y de la relación dólar/euro en los últimos años. Cuando la brecha se amplió, a la Argentina le empezó a ir mal
Evolución del precio de la soja y de la relación dólar/euro en los últimos años. Cuando la brecha se amplió, a la Argentina le empezó a ir mal

Pero pese a semejante yapa de divisas y fiscal, el impacto sobre el PBI sería bajo, porque se espera una menor cosecha (ergo, retracción de la actividad primaria, su logística y producción de derivados) y porque las exportaciones del complejo oleaginoso y cerealero equivalen a solo 5% del PBI.

Fenómeno transitorio

Según la Bolsa de Cereales, la producción de soja caerá 5% respecto de la última campaña, debido a la falta de lluvias, que también afecta a Brasil, aunque el vecino país sí espera una producción récord por crecimiento del área sembrada. Ambos países explican el 52% de la producción mundial de soja, por lo que la “malas” lluvias se reflejan en los “buenos” precios de corto plazo, también influidos por los bajos stocks remanentes en EEUU y, en sentido opuesto, por las importaciones chinas, que marcarán un récord histórico de 100 millones de toneladas.

El flanco financiero aporta un empujón adicional: la fuerte emisión y las bajas tasas de interés en EEUU están detrás de la debilidad del dólar (que entre diciembre de 2019 y diciembre de 2020 se devaluó 8,7% respecto del euro) e impulsa el alza de las commodities, soja incluida. Sin embargo, alerta el informe, atento a las declaraciones de funcionarios europeos y norteamericanos, la debilidad del dólar no está garantizada; hay estímulos en ciernes en Europa y la nueva secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen, dijo que no buscará un dólar débil y que su objetivo es que el tipo de cambio sea determinado por el mercado.

La debilidad del dólar no está garantizada: hay estímulos fiscales en ciernes en Europa y la nueva secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen, dijo que no buscará un dólar débil; su objetivo es que el tipo de cambio sea determinado por el mercado

Así las cosas, el alza de la soja y del resto de las commodities se debe a fenómenos como el aumento de las compras chinas, que podrían o no mantenerse, y transitorios, como el clima y la política monetaria de EEUU. Nada que la Argentina pueda manejar. De hecho, el informe destaca que el 60% de las expo argentinas son agropecuarias, sus precios se transan en mercados competitivos y son tres veces volátiles que los de las importaciones, con lo que los términos de intercambio (el “precio relativo” de la producción argentina) depende muchísimo de los precios agrícolas, en especial del de la soja. Pruebas al canto: entre 2003 y 2012 los términos de intercambio mejoraron 67,7% para la Argentina y permitieron cierto desendeudamiento externo y acumulación de reservas. Pero desde el pico de 2012, la relación cayó 10% y la mala respuesta de la política económica desembocó en aumento del endeudamiento y caída de las reservas.

En definitiva, a partir de marzo-abril, la soja generará más dólares y fortalecerá las reservas del BCRA, pero la buena leche puede cortarse pronto, como sucedió en el pasado. El gobierno, concluye el informe, debería aprovechar ese ingreso de dólares para acomodar su política monetaria (tasas reales positivas) y reducir la brecha cambiaria y la inflación.

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