Con la política de precios máximos que instauró el Gobierno en marzo del año pasado a raíz de la pandemia, los alimentos que dispararon la inflación en ese rubro fueron la carne, las frutas y las verduras, con subas del 56,9%, 64,4% y 58%, respectivamente. En 2020 esos rubros casi duplicaron la evolución del IPC. ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Qué se espera para este 2021?
La explicación que ofrecen los analistas del mercado frutihortícola y los propios productores es que después de varios años de atravesar una situación de precios deprimidos y desalientos a la actividad, el último año tuvo la particularidad de que el consumo de productos frescos creció -se calcula en torno al 20%- como consecuencia de que la sociedad estuvo más en sus hogares y modificó sus hábitos de alimentación, creció la conciencia respecto de los bienes más saludables frente al covid-19 y, por otra parte, muchos consumidores tuvieron más dinero en el bolsillo para destinar a comer, ya que debieron prescindir de comidas fuera del hogar y de gastos en esparcimiento, principalmente.
El último año tuvo la particularidad de que el consumo de productos frescos creció -se calcula en torno al 20 por ciento-
La pregunta es si esa mayor demanda se sostendrá durante este año, ya que no en todos los productos la oferta puede reaccionar rápidamente. En las hortalizas es más sencillo porque los tiempos de producción son más cortos, pero aún así la decisión de aumentar las plantaciones lleva tiempo. En el caso de las frutas, en tanto, aumentar la producción lleva un promedio de 6 años. Por ende, podría repetirse este año, especialmente en invierno, nuevas presiones sobre los precios. Hoy, después del pico de octubre, muchas frutas y verduras bajaron, pero otras se mantienen ante el sostenido consumo.
“El aumento de precios en frutas y vegetales y hortalizas en 2020 fue del 58% y llegó a su pico en octubre. Gran parte de la suba entre septiembre y diciembre es componente estacional, y a eso se le suma el incremento del 20% de la demanda que se observa por el aislamiento social que impuso el covid-19. Frente a esa situación, no hay producto para abastecer, ya que la historia de los últimos años era comer cada vez menos de estos alimentos”, explicó ante la consulta de Infobae Miguel Giacinti, analista de comercio internacional y experto en la materia.
Con excepción de algún mes, en general, durante todo el año los productos estacionales mantuvieron una tendencia de precios alcista. De hecho, finalizaron diciembre con un aumento del 64,4%. El tomate fue uno de los que más subió durante los meses de invierno, ya que la oferta fue más reducida -como suele pasar en esa época- pero hubo una demanda que convalidó los incrementos. Llegó a costar $174 el kilo en octubre, según el informe del Indec, con subas del 50% mensual, pero hoy bajó fuertemente porque es la época de mayor disponibilidad. Según el IPC de diciembre, el precio del kilo de tomate había bajado a $53,77 desde los casi $140 de noviembre (61% de disminución).
Pablo Blanco, productor de la cuenca hortícola de Santa Lucía, Corrientes, y además preside la Asociación Hortícola Río Santa Lucía, contó a Infobae: ”El 2020 encontró al sector con menor capacidad productiva porque venían de varios años de precios deprimidos, costos altos producto de que todos sus insumos están dolarizados y productores endeudados”.
Y agregó: “A los precios altos, la calle pudo responder, pero igualmente es altísima la distorsión de precios que hay entre lo que recibe el productor y al valor que venden los supermercados y las verdulerías. A veces tienen 400% de diferencia, y eso nadie lo controla”.
El 2020 encontró al sector con menor capacidad productiva porque venían de varios años de precios deprimidos, costos altos producto de que todos sus insumos están dolarizados y productores endeudados (Pablo Blanco)
“Produzco tomate y algo de berenjena y pimientos y este año hubo una superproducción de tomate, hay una gran oferta que deprimió el precio. Los últimos dos años venimos cobrando muy mal. Siempre que hacés una pequeña diferencia, volvés a endeudarte para seguir produciendo”, contó el también productor tomatero, pero de la zona de La Plata, en la que se cosecha durante el verano.
¿Controles del Gobierno?
El Gobierno sabe perfectamente que el sector frutihortícola es complicado de controlar no sólo porque está muy atomizado a nivel de producción y de comercialización, sino porque es altamente informal. De todos modos, desde la Secretaría de Comercio aseguran que están trabajando en esquemas de incentivos con los distintos municipios del país para impulsar a los comercios a comprar en el Mercado Central a los precios de referencia que existen para cada uno de los productos.
Además, sostienen que “hay que trabajar en incentivos para aumentar la oferta”. Lo mismo sucede con el sector de la carne, con el cual Comercio Interior ya está trabajando para acordar precios de un conjunto de varios cortes que le den previsibilidad al consumidor a lo largo del año. Pero aclaran que no se trata sólo de fijar precios, sino de discutir qué es lo que necesita la cadena para ser más competitiva y poder vender la carne en el mercado interno a precios razonables.
“Siempre hubo producción. Lo que cambió totalmente en 2020 fue el consumo. porque la gente se quedó en su casa y los alimentos que come son diferentes que cuando sale. Además, muchos ingresos se sostuvieron y se destinó mucho más dinero a los alimentos. La sociedad gastó en eso”, manifestó el consultor frutihortícola y presidente de 5 al Día, Mariano Winograd.
El también verdulero puso un claro ejemplo: “En 2019, la mandarina no valía nada, estaba en colapso, y el año pasado la caja de 20 kilos llegó a costar $1.000. El precio fue diez veces superior. Si todos los precios frutihortícolas fueron el doble que un año atrás, el precio de la mandarina probablemente haya sido del triple”.
En 2019, la mandarina no valía nada, estaba en colapso, y el año pasado la caja de 20 kilos llegó a costar $1.000 (Mariano Winograd)
¿Cuáles son los productos que hoy están más costosos? El limón, que ya en diciembre se vendía a casi $140 el kilo, según el Indec, y hoy ya se comercializa entre $180 y $290 el kilo, dependiendo de la calidad; la mandarina y la naranja, que se vende a $130 en algunas verdulerías. En esta época, abundan las frutas de verano, pero a medida que comience el otoño, comenzarán a escasear las frutas de carozo.
Según graficó Winograd, “las hortalizas son de respuesta más rápida que las frutas, por lo que la buena situación del año pasado es probable que esté repercutiendo en los bajos precios de ahora. Si en frutas de caroso estamos hablando de $200 a $350 el kilo, en hortalizas estamos hablando de $30 a 150 pesos″.
Sobre qué sucederá este año, el analista dijo que el pico de precios fue en octubre, pero ahora la gente empezó a salir, el dinero no le alcanza y si bien en algunos sectores hubo un cambio de paradigma de consumo, que era previo al Covid, no creo que haya una presión muy grande sobre la demanda, planteó Winograd.
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